lunes, 16 de abril de 2018

Con paso firme hacia el precipicio

 Aunque se haya tomado como un exabrupto más, la pregunta que lanzó el aire el presidente de la Diputación y del PP de León sobre el “caso Cifuentes” resulta muy esclarecedora del marasmo en que se encuentra el partido que lidera Mariano Rajoy. “Vale, no hizo el master, ¿y cuál es el problema? No le veo la gravedad”, dijo Juan Martínez Majo, como ya reseñó “El topillo” el pasado jueves. Entre el alud de respuestas que ha suscitado tan inaudita actitud del máximo responsable del PP leonés, me quedó con el comentario realizado por Iñaki Gabilondo, que acaba de la siguiente forma: ¿Quiere saber, señor Majo, cuál es el problema. Se lo explico, o mejor, no se lo explico, porque quien es capaz de formular esa pregunta es evidente que no va a entender la respuesta”.


Aparte de constituir un monumental zasca, Gabilondo pone el dedo en la llaga. Martínez Majo, y como él la inmensa mayoría del “staff” nacional, autonómico y provincial del PP, son incapaces de comprender que un amplio segmento de la sociedad española no tolera, no ya la corrupción económica de llevárselo calentito, sino el clientelismo, el nepotismo, la desvergüenza, la mentira y el caciquismo con el que se comportan con toda desfachatez no pocos de sus supuestos servidores públicos. Instalados en esa cultura política, ven normal y aceptable escándalos como el protagonizado por la todavía presidente madrileña.

Herrera, Cifuentes y Feijóo
 Y ojo que hablamos de un político, Majo, siamés político de Antonio Silván, que pasaba por encarnar una supuesta renovación respecto a la turbiedad  representada por la asesinada Isabel Carrasco y su efímero sucesor en la Diputación, Marcos Martínez Barazón, fulminado por el "caso Púnica". 
Claro que también la propia Cifuentes, hasta estallarle su falso master, se autopresentaba como adalid de la regeneración frente al lodazal de corrupción heredado de Esperanza Aguirre...

Todavía no hace tanto que un presunto analista político últimamente muy venido a menos, prácticamente a nada, presentaba al trío Cifuentes-Feijóo-Herrera como el eje de un PP regenerado frente al chamuscado PP de Aguirre, Camps y demás compañeros mártires. Cifuentes está condenada a engrosar en cosa de días esa interminable lista de caídos, Feijóo se ha enterado gracias a “Fariña” de su antigua y estrecha amistad con uno de los más conocidos narcotraficantes gallegos y Herrera, el otrora impoluto e intachable Juanvi, vive en un sinvivir ante la incesante colección de cadáveres -y los que te rondaré- que salen de sus armarios.
(En el caso de Herrera -26 años le contemplan enchufado al Presupuesto, 17 de ellos como presidente de la Junta- es lo que tiene cuando se ha ejercido durante tanto tiempo el poder en un clima de impunidad y sin el contrapeso -salvo en la actual Legislatura- de una verdadera oposición).

Lo de Zamora, un completo escarnio.- Sabido es que, desde que comenzó la crisis económica que el PP da por superada, Castilla y León es la comunidad autónoma española que acumula mayor pérdida de población. Según el censo del Instituto Nacional de Estadística, en los últimos 8 años ha perdido la friolera de 137.720 habitantes, al pasar de los 2.563.521 registrados a comienzos de 2009 a los 2.425.801 censados a 1 de de enero de 2017. En este periodo (y falta por computar el pasado año) se ha esfumado de aquí una población  superior a la que vive en la ciudad de León.

Sáez de Santamaría y Báñez el sábado en Zamora
Y dentro de la comunidad, la provincia que registra mayor desplome demográfico es Zamora, que en ese mismo periodo ha perdido 18.821 habitantes, aproximadamente la población de Benavente, el primer municipio de la provincia. La sangría demográfica de Zamora no tiene parangón, ya que durante los ocho primeros años del nuevo milenio (2000-2008), en los que Castilla y León vio incrementada su población en 84.403 habitantes, el padrón zamorano siguió decreciendo año tras año, de forma que en lo que va de siglo la provincia ha perdido 26.065 habitantes, pasando de los 203.406 censados en el año 2000 a los 177.404 del último censo oficial.

Con estos datos llega el partido que gobierna desde hace más de tres décadas tanto en la Junta como en la Diputación y convoca a bombo y platillo en Zamora una convención nacional sobre “Mundo rural y reto demográfico”. Desde luego, el lugar no podía ser más idóneo, siempre que el PP empezara por entonar el mea culpa ante dicho fiasco, reconociera el fracaso de sus políticas y acudiera humildemente con algún plan dotado económicamente para combatir esa lacra. Pues ni el menor asomo de todo lo anterior.

 La mal llamada convención de Zamora ha sido un mero acto propagandístico en el que el PP ni ha asumido responsabilidad alguna ante dicho fracaso ni ha presentado ninguna propuesta para revertir ese drama. Es mas, ha tenido la desfachatez de convocar un acto así cuando sigue sin presentar la “Estrategia nacional sobre el reto demográfico”, que, según el compromiso adquirido por el gobierno Rajoy en la Conferencia de Presidentes celebrada en enero de 2017, debía estar concluida a finales del pasado año.

Tan flagrante incumplimiento -del que no dijo ni pío en su intervención el presidente “pato cojo” de la Junta-  no fue óbice para que la comisionada nombrada para elaborar dicha estrategia, una tal Edelmira Barreira, y su jefa política, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, participaran en la convención, esta ultima sacándose de la manga las típicas promesas de inversión propias del clásico mitin electoral, que no otra cosa ha sido esta supuesta convención. Papelón también el de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que suplía en el programa a la de Agricultura, Isabel García Tejerina; en una provincia en la que el número de pensionistas no va  tardar en ser mayor que el de activos cotizantes a la Seguridad Social, Báñez vendió sin inmutarse la averiada moto del empleo creado gracias a la prodigiosa gestión económica del gobierno central.

Faúndez y Rajoy luciendo la capa alistana
Y si encima, en lugar de pedir perdón a los zamoranos por el abandono que sufren por parte de las administraciones gobernadas por su partido, a Rajoy se le agasaja con la entrega de la capa alistana “de honras y respeto”, se comprenderá que el PP no salga de esa nube tan alejada de la realidad en la que permanece instalado y siga con paso firme hacia el precipicio.
 Resulta que el promotor, sin ningún rumor, de dicha distinción ha sido el alcalde de Trabazos y presidente de la Mancomunidad de Municipios Tierras del Aliste, Javier Faúndez, a la sazón senador del PP, quien ya el pasado año exhibió sus dotes para el peloteo "honrando" con la misma capa a su padrino político, Fernando Martínez Maillo, el ex presidente provincial y coordinador general del partido.

 El problema para el PP es que a estas alturas el conjunto de la población española no comparte las tragaderas rayanas con el masoquismo de que sigue haciendo gala buena parte de la menguante población zamorana.

elblogdepedrovicente@gmail.com    16 Abril 2018