lunes, 29 de marzo de 2021

Calma chicha en vísperas de un agitado abril político

  Semana Santa atípica donde las haya, y no solo por las restricciones adoptadas tratando de evitar la cuarta ola de la pandemia, sino porque los efectos del frenético 10 de marzo siguen marcando la pauta política en las comunidades directamente afectadas por el seísmo murciano. Mientras en Madrid las cinco fuerzas políticas en liza se han lanzado a tumba abierta a la caza del voto -hasta el soso de Ángel Gabilondo se está soltando el pelo-, en Castilla y León se vive la resaca de una moción de censura que ha tenido mucha más trastienda de la que nos ha querido hacer creer el PSOE.

Tudanca se dirige a Mañueco en un pleno de las Cortes
 Pese a que los medios afines se afanan en convenceros de que el presidente Fernández Mañueco ha salido reforzado del trance, la realidad es terca y lo único que ha cambiado es que PP y Ciudadanos han perdido la mayoría absoluta que les ha permitido hacer y deshacer en la Junta sin tener que contar con nadie. Suerte para ellos que dicha pérdida se ha producido después de haber aprobado los Presupuestos de la Comunidad para 2021, ya que en otro caso hubieran tenido que abonar los correspondientes peajes a alguna de las minorías del grupo mixto.

 Seguramente tratando de dar una alegría a sus deudos, PP y Ciudadanos han descongelado una de sus medidas estrella, si no la que más, del acuerdo de gobierno con el que llegaron a la Junta: la bonificación en el 99 por ciento del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, “lo que supone la eliminación práctica del mismo”, decía literalmente el texto. El gobierno Mañueco se dio mucha prisa en iniciar el trámite y el presidente lo colgó durante meses como tuit fijo en su cuenta de Twitter. Sin embargo, la irrupción de la pandemia y la drástica caída de ingresos en las ruinosas arcas autonómicas aconsejó dejar en suspenso la medida, ello para indisimulado cabreo de Empresa Familiar de Castilla y León, el influyente lobby constituido por importantes fortunas familiares de la comunidad.

 Se aseguró que se trataba de un aplazamiento temporal a la espera de que la economía se recuperara de los estragos de la pandemia, cosa que evidentemente no se ha producido. Sin embargo, urgía vender algo a su deprimido electorado y el gobierno bipartito ha decidido reactivar ese “regalo fiscal” sin importarle la merma de ingresos que conllevará.

Fátima Pinacho (Vox)

 La circunstancia permitirá ir conociendo como cotiza el voto suplementario que necesita el bloque PP-C´s para sacar adelante las votaciones en las Cortes. En este caso, no habrá mayor problema, ya que Vox comparte a ultranza (nunca mejor dicho) una medida que tampoco ve con malos ojos el Partido por Ávila, cuyo electorado procede en un elevado porcentaje del caladero popular. Habrá mejores ocasiones para comprobar cúal de estos dos partidos (más difícil resulta que la UPL entre en la ecuación) se erige en aliado preferente del gobierno Mañueco, que en todo caso tendrá que retribuir un apoyo que tiene el coste de potenciar a rivales con los que se disputa en las urnas la misma franja de voto.

 El doble frente de García Egea.- Entretanto, prosigue la OPA desencadenada desde Génova contra Ciudadanos. Una de las últimas en descubrir las bondades del PP ha sido la diputada autonómica por Madrid Marta Marbán, que se acaba de marcar un “tonycantó”, incorporándose con armas y bagajes a la candidatura de esa centrista que ha sido toda su vida Isabel Díaz Ayuso. Hace al caso recordar que Marbán fue la número dos de “Ciudadanos eres tú”, la corriente que impulsó el actual vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, para disputar la presidencia del partido a Inés Arrimadas. Un Igea que contempla las fugas de su teórico partido mordiéndose la lengua desde su “sillita”, que no es cosa de cabrear aún más a una lideresa que ya se la tiene suficientemente jurada.

 Mientras con una mano se vuelca en captar a toda suerte de arribistas procedentes de las filas naranjas, en buena parte nutridas en origen por dicho espécimen político (basta repasar la trayectoria política de sus principales cabezas visibles en Castilla y León), con la otra el secretario general de los populares, Teodoro García Egea, prosigue su plan para someter al yugo de Génova a las provincias irredentas otrora afines a Soraya Saénz de Santamaría, en estos lares principalmente Salamanca, Zamora y Segovia.

Mañueco y García Egea el sábado en Valladolid
La última demostración de fuerza del estadista murciano se ha producido en Valladolid, donde el sucesor llamado a completar el pack (presidencia simultánea del partido y la Diputación) otrora en manos de Jesús Julio Carnero, actual consejero de Agricultura, Conrado Iscar se hacía el remolón para cumplir el pacto que pasaba por dejar la secretaría provincial en manos de la corriente casadista. Vista su renuencia, Íscar fue llamado la semana pasada a Génova, donde Egea le comunicó que dicho cargo recaería en la senadora Mercedes Cantalapiedra

 Podía haber sido el alcalde de Villalón y diputado del Congreso, José Ángel Alonso, o el también diputado Eduardo Carazo (las incompatibilidades estatutarias en el PP siempre han estado para saltárselas). Pero no. La nominada ha sido Cantalapiedra, antigua mano derecha del ex alcalde Javier León de la Riva, que se postula como próxima candidata a la Alcaldía en detrimento de la anterior aspirante y jefa a ratos de la oposición municipal, Pilar del Olmo, quien ha rehusado la dedicación exclusiva que le correspondía como portavoz por estar peor remunerada que su puesto como inspectora de Hacienda. “O estamos a setas o estamos a duros” y Del Olmo tiene muy claro a lo que está. De paso se ha puesto de relieve la nula influencia que a estas alturas tiene en el PP un tal Juan Vicente Herrera, ese esforzado consejero nato del Consultivo gracias a una Ley aprobada mientras era presidente de la Junta, del PP de Castilla y León y del grupo parlamentario popular de las Cortes, el pack, éste triple, que ostenta ahora Mañueco.

Suárez-Quiñones y Antonio Silván
  La madre de todas las batallas provinciales del PP se va a dar en Salamanca, donde el mañuequismo ha tocado a rebato para evitar ser “renovado” por el grupo crítico alentado por García Egea. El presidente provincial del partido y de la Diputación, Javier Iglesias, que andaba dormido en los laurales, se ha puesto las pilas para combatir la revuelta. Cuentan las crónicas que la familia Mañueco se ha movilizado al máximo, al punto que hasta el célebre suegro, Pepe Villares, ha abandonado su retiro político poniendo a favor de la causa las influencias que conserva de sus décadas de pertenencia a la Diputación charra.

 También puede haber batalla en el avispero del PP leonés, donde está por ver qué papel tiene asignado el consejero de Fomento, Juan Carlos Suárez Quiñones, quien no por casualidad y así como el que no quiere la cosa, a principios de año se afilió al partido, inusual decisión en los jueces en excedencia dedicados, se supone que temporalmente, a la política. Lo que está claro es que Suárez-Quiñones y su antecesor en la consejería, Antonio Silván, militan ahora en facciones enfrentadas.

 Mientras en Zamora Génova sigue tejiendo complicidades para desmontar el maillismo, en Segovia la labor de zapa de Javier Maroto ha dado jaque mate al mañuequismo encarnado por el secretario regional, Francisco Vázquez, su sucesora en la presidencia provincial, Paloma Sanz, y el coordinador del partido y delegado territorial de la Junta, José Mazarías

Vázquez, Sanz, Maroto y De Vicente

Maroto se ha llevado al huerto (Sotosalbos y Collado Hermoso son pueblos colindantes) al secretario provincial, Miguel Ángel de Vicente, quien en tanto que presidente de la Diputación, es el verdadero hombre fuerte del PP segoviano, el que controla los planes provinciales y la chequera mediática de la institución, aunque está ultima la administre con orejeras poco inteligentes. 

 De Vicente tiene en su mano pasar a ser el nuevo presidente o, en su defecto, apoyar a un candidato alineado con el casadismo, cuyo exponente original, el senador y portavoz municipal Pablo Pérez Coronado, ha dejado de estar en minoría dentro de un partido volcado ahora del lado de Génova gracias a la hábil maniobra de Maroto. No me olvido del resto de las provincias, donde hay asimismo bastante tela que cortar, sobre todo en Burgos y Soria, pero hoy el espacio no da para más.

(Publicado en elDiario.es Castilla y León)


martes, 23 de marzo de 2021

Una moción con más secuelas de las previstas

  No hubo sorpresa en el marcador y la primera moción de censura presentada, debatida y votada en la era autonómica iniciada en 1.983 no obtuvo el respaldo necesario para derribar al gobierno de esta maltrecha comunidad autónoma. El grupo socialista (35 procuradores) necesitaba el apoyo de otros seis para alcanzar la mayoría de 41 requerida para que la iniciativa llegara a buen término.

Luis Tudanca entrando en el hemiciclo

 El pasado viernes, la deserción de Ciudadanos de la procuradora salmantina María Montero inducía a pensar que alguna otra compañera del mismo grupo adoptaría antes del lunes la misma decisión. Pero no ha sido así y al final el candidato Luis Tudanca tan solo sumó a los votos de su grupo los dos de Podemos, en total 37, ya que la citada Montero y los procuradores de la UPL y de “Por Ávila” acabaron absteniéndose. Resultado final: 37 votos a favor, tres abstenciones y 41 en contra, puesto que la procuradora de Vox sumó su voto negativo al de los 29 del grupo popular y al de los 11 de Ciudadanos. (Cabe pensar que si sus votos hubieron sido determinantes, tanto la procuradora fugada de Ciudadanos como el leonesista Santos Reyero hubieran votado a favor, pero al no resultar decisivos prefirieron refugiarse en la abstención).

Archiconocido es que hay dos tipos de mociones de censura, las que se presentan con fundadas esperanzas de derribar al gobierno de turno y aquellas otras que, careciendo de cualquier posibilidad aritmética de victoria, se presentan con el único objetivo de desgastar al gobierno de turno y proyectarse como alternativa pensando en la siguiente convocatoria electoral. Los socialistas habían rechazado este segundo carácter instrumental, enmarcando la iniciativa en la primera modalidad: la moción se presentaba confiando en que se ganaría. Sin embargo, comprobado está que se lanzó sin tener garantizados los apoyos necesarios.

Aplausos de los suyos a Mañueco tras votarse la moción
Ateniéndonos al propósito por ellos declarado, para los socialistas el resultado puede considerarse frustrante. Pero no por ello la moción ha dejado de producir los efectos que hubiera obrado una de carácter meramente instrumental. 
Con ella el PSOE de Luis Tudanca ha puesto ante el espejo la calamitosa gestión del bipartito PP-C´s que malgobierna está comunidad porque así lo quiso en su día un resentido Albert Rivera, que, ofuscado por el triunfo de la moción de censura de Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy, decidió que la regeneración democrática consistía en entregar al PP todos los gobiernos autonómicos y municipales en los que ambas fuerzas -ellas dos solas o en compañía de Vox- sumaban lo necesario para cerrar el paso a los socialistas. 
No le importó al fracasado líder de Ciudadanos, hoy dedicado a conspirar contra sus compañeros de filas, confiar la presidencia de la Junta de Castilla y León al mismo partido que llevaba gobernando esta comunidad durante 32 años embadurnados de corrupción, ni tampoco que el candidato naranja, el embaucador Francisco Igea, se pasará la campaña electoral prometiendo cambio político y regeneración democrática, algo absolutamente incompatible con la continuidad del PP en el Colegio de la Asunción.

Tudanca no ha conseguido hacerse con la presidencia de la Junta, pero su papel como alternativa de gobierno no se ha visto resentido por el hecho de que la moción no haya conseguido el cambio de gobierno pretendido. Convertir esto último en un argumento para sugerir su dimisión resulta tan pueril como extravagante. 

María Montero, ayer en las Cortes
Y por lo que respecta a Mañueco y a su gobierno, si bien es cierto que han conseguido salvar los muebles, no lo es menos que han salido bastante tocados del trance. Ya lo estaban, y muy seriamente, antes de la moción, y ahora, tras la fuga de la procuradora Montero, añaden el handicap de haber perdido la mayoría parlamentaria absoluta de la que han venido gozando desde el comienzo de la Legislatura.

PP y Ciudadanos tendrán que buscar ahora entre las minorías del grupo mixto el voto que les falta para poder sacar adelante sus iniciativas parlamentarias. Disponen de varias opciones, pero ninguna de ellas exenta de coste político. Lo tiene apoyarse en la procuradora de Vox, Fátima Pinacho, cuyo ideario ultraderechista no será fácil de conciliar con el de un partido, Ciudadanos, que sigue reivindicándose de centro (por más que en la práctica rebase con frecuencia al PP por la derecha).

Más asequible parece sobre el papel el entendimiento con el procurador de “Por Ávila”, Pedro J. Pascual, de evidente afinidad ideológica con los populares. Pero dar cancha a un partido escindido del propio PP abulense tiene evidentes contraindicaciones electorales (por cierto no precisamente del agrado de Génova, toda vez que el líder de PxA, el alcalde Jesús Manuel Sánchez Cabrera, creó la formación en respuesta a la decisión de Pablo Casado de vetarle como candidato del PP a la alcaldía en las pasadas elecciones municipales). Queda por último, la opción de cautivar el voto del procurador leonesista, empresa un tanto ardua visto lo deterioradas que están las relaciones entre la UPL y el PP.

Gemma Villarroel e Inés Arrimadas 

Después de que haya perdido la mayoría absoluta, solamente el persuasivo influjo de la chequera mediática -manejada con la misma discrecionalidad de siempre desde el Colegio de la Asunción- explica la corriente de opinión según la cual el presidente de la Junta ha salido reforzado de una moción que ha conseguido salvar gracias a que así lo ha querido Inés Arrimadas

Mañueco es probablemente el español que más tiene que agradecer a Ciudadanos: Gracias al veleidoso imberbe Rivera llegó a la presidencia de la Junta tras una estrepitosa derrota electoral, y gracias a Arrimadas ha conseguido mantenerse en el cargo pese a los muchos deméritos contraídos desde que accedió al mismo. 

La atribulada lideresa de lo que queda de Ciudadanos todavía le puede prestar un inmenso favor añadido si se decide a activar su plan de forzar la remodelación de gobierno de la que hablábamos aquí ayer. Amén de ser saludada con gran alivio por una amplia mayoría social de Castilla y León, la defenestración política del clan constituido por Igea y sus adláteres será desde luego una liberación para un presidente encadenado a tan insoportable lastre.

elblogdepedrovicente@blogspot.com

lunes, 22 de marzo de 2021

Moción de censura: Nada será igual a partir del martes

 El pasado lunes 15 de marzo, cinco días después del seísmo político con epicentro en Murcia, Inés Arrimadas tenía previsto visitar al presidente Alfonso Fernández Mañueco en el Colegio de la Asunción. Iban a reunirse a solas, sin la presencia del vicepresidente Francisco Igea, exactamente tal como hizo en Andalucía el pasado 20 de enero, día en el que se reunió en el sevillano Palacio de San Telmo con el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, encuentro al que no fue invitado el vicepresidente andaluz, Juan Marín, máximo dirigente de Ciudadanos en Andalucía, cosa que no es aquí Igea, que ni siquiera pertenece al Comité Autonómico del partido.

 Arrimadas y Mañueco habían confirmado la reunión en el fugaz encuentro mantenido el jueves 11 en Madrid, donde ambos coincidieron en el homenaje a las víctimas de los atentados del 11-M. La presidenta de Ciudadanos pensaba garantizar al presidente de la Junta que los 12 procuradores naranjas rechazarían la moción de censura presentada por el PSOE para desalojar de la Junta a Mañueco y al gobierno bipartito PP-C´s que preside desde que ambos partidos, siguiendo el caprichoso designio de Albert Rivera, pactaron gobernar juntos en las comunidades de Madrid, Andalucía Castilla y León y Murcia.

Luis Tudanca y Alfonso Fenández Mañueco
El apoyo de Arrimadas a Mañueco tenía sin embargo una condición: Una vez rechazada la moción, debía acometerse una remodelación de gobierno en la que el presidente prescindiría de Igea, procediendo a sustituirle por la leonesa Gemma Villarroel, máxima dirigente orgánica de Ciudadanos en Castilla y León. Por añadidura saldría despedida de la consejería de Empleo Ana Carlota Amigo, la mayor incondicional de Igea, al tiempo que cesaría la consejera de Sanidad, Verónica Casado, quien, caso de no ser destituida, renunciaría en solidaridad con el que ha sido su mentor. En cuanto al consejero de Cultura, Javier Ortega, el cuarto elemento, tendría la opción de mantenerse en el cargo, ya que su continuidad o relevo carece de mayor trascendencia habida cuenta de su irrelevancia política.

Sintonía Arrimadas-Mañueco.- La tormenta desatada tras la marcha atrás de tres de los parlamentarios de C´s que habían firmado la moción contra el presidente murciano obligó a Arrimadas a convocar con urgencia el Comité Ejecutivo nacional del partido para tratar de sofocar la crisis interna desatada en el seno de la formación. Fue el lunes 15 y ello obligó a suspender el viaje previsto a Valladolid y Palencia, dando al traste con la reunión prevista en el Colegio de la Asunción. Sin embargo, Arrimadas y Mañueco han seguido manteniendo contacto telefónico. Consta que hablaron en la tarde del pasado viernes, poco después de que la procuradora salmantina María Montero sorprendiera a propios -tal vez no tanto a alguno de los extraños- abandonando el grupo parlamentario de C´s, que no su escaño, que mantiene ahora en calidad de “no adscrita” a ningún grupo.

Inés Arrimadas y Francisco Igea
 Arrimadas volvía a tranquilizar a Mañueco, al asegurarle que, pese a la hostilidad de la cúpula nacional del PP hacia la formación naranja, la dirección de Ciudadanos, tanto la estatal como la autonómica, mantenía su rechazo a la moción de Luis Tudanca, garantizándole que ninguno otro procurador naranja secundaría la postura de la trásfuga salmantina.

¿Y en qué ha quedado el plan de la presidenta de C´s de forzar la salida de la Junta de Igea, Amigo y Casado para sustituirlos por Villarroel y otros afines a ella y leales al partido? Llegados a este punto, hay dos hipótesis. La primera sería que la delicada situación en la que está sumido el partido, con Arrimadas en la diana de la derecha mediática, no aconseja abordar una operación que sería interpretada como un ajuste de cuentas contra el candidato que en su día le disputó la presidencia abandonada por Albert Rivera (cuya mano por cierto se adivina a la legua en la OPA hostil lanzada por el PP con la pagable cooperación de uno de sus más nefastos adláteres, el tal Fran Hervías).

La otra hipótesis es que Arrimadas no demore su plan, sabiendo que, al fin y al cabo, apenas va a tener coste para el partido en Castilla y León, ya que nadie mejor que ella sabe que Igea y su facción van exclusivamente a lo suyo y hace tiempo que trabajan buscándose el futuro en el PP. Conoce igualmente las tormentosas relaciones del vicepresidente con el núcleo duro del partido en las Cortes, Luis Fuentes, David Castaño y Miguel Ángel González Rodrigo. De hecho, la inmensa mayoría de los procuradores naranja no pueden ni ver al vicepresidente. Ninguno le seguiría si abandonara Ciudadanos, ni siquiera su más adicta, la segoviana Marta Sanz, que, por muy agradecida que esté de que la colocara en la Mesa de las Cortes (no se ha visto ni se verá en otra), no va a renunciar a la soldada de 94.811 euros brutos anuales que percibe como secretaria tercera.

Ana Carlota Amigo y Gemma Villarroel
 Nombres sobre la mesa.- No se trata de política ficción. Prueba de ello es lo avanzado que está el diseño de la operación. Aparte de Gemma Villarroel, que asumiría la vicepresidencia única (o la primera, si se creara una segunda que recaería en el PP), circulan ya otros nombres. El procurador burgalés José Ignacio Delgado sería uno de los nuevos consejeros, y otro podría ser el exdiputado del PSOE por Zamora Jesús Cuadrado, quien el pasado año abandonó su dilatada militancia socialista para ingresar en Ciudadanos. Y con ganas se quedaría Arrimadas de restituir en la Junta a un viejo conocido suyo y de su familia salmantina, Germán Barrios, el consejero de Empleo que dimitió en mayo pasado harto de soportar las injerencias y malos modos del vicepresidente. Un dato más: El reajuste afectaría también a la distribución política de las consejerías, de forma que Sanidad tendría al frente a un actual procurador del PP y de Agricultura se haría cargo C´s.

 Pese a la psicosis de trasfuguismo que rodea a Ciudadanos, Arrimadas sigue controlando lo suficiente como para salvar a Mañueco de la moción de Tudanca. Pero no por ello todo va a seguir igual en Castilla y León. En primer lugar, porque tras la fuga de la procuradora Montero, el bipartito PP-C´s ha perdido la mayoría absoluta en las Cortes y tendrá que buscar un voto en el grupo mixto (el de Vox o el de “Por Ávila”) para sacar adelante las votaciones. Y en segundo lugar, porque en cualquier momento puede activarse el plan pergeñado por Arrimadas para colocar en la Junta a los verdaderamente suyos.

Publicado en www.ileon.com y www.burgosnoticias.com

jueves, 18 de marzo de 2021

Moción de censura: Un perfecto giro de 360 grados

Si la pregunta es si el gobierno bipartito PP-Ciudadanos encaramado a la Junta de Castilla y León desde las autonómicas de 2019 se ha hecho acreedor en estos 20 meses a una moción de censura, mi respuesta es que su deficiente gestión antes y durante la pandemia justifica sobradamente la iniciativa del PSOE, el partido a la sazón más votado en aquellos comicios y con mayor número de escaños en el Parlamento Autonómico.

 Dicho lo cual, a renglón seguido añado que a mi juicio la primera moción de censura presentada en los 38 años de historia de esta comunidad autónoma no se atiene a la lógica política asociada a este potente mecanismo parlamentario. En la política española hemos conocido hasta ahora dos tipos de mociones de censura. La más habitual es la que se presenta sin disponer de los apoyos suficientes - conscientemente, por tanto, de que no va a prosperar- con el doble fin de desgastar al adversario y postularse como alternativa. Es el caso de la presentada por Vox el pasado octubre, si bien habría que matizar que la formación ultraderechista no pretendía tanto reafirmarse como alternativa de gobierno como disputar al PP la hegemonía de la derecha española. Como moción puramente instrumental fue la presentada anteriormente por Podemos contra el gobierno de Mariano Rajoy.

Alfonso Fernández Mañueco
 De la modalidad de moción presentada con posibilidades ciertas de derribar al gobierno de turno se conocen muy pocos casos. De hecho, en la política nacional solo ha triunfado la de Pedro Sánchez contra el mismo Rajoy, presentada por cierto sin plenas garantías de que saliera adelante. (Luego resultó que gracias a una especie de conjunción astral -o simplemente por mor del brusco giro del PNV- resultó que en la piscina había agua).

 La moción socialista a sustanciar en Castilla y León es una extraña mixtura entre ambas modalidades. Se había anunciado semanas antes al rebufo político del varapalo del Tribunal Supremo al osado adelanto del toque de queda, asegurando que se presentaría una vez garantizados los apoyos necesarios (un mínimo de 41 procuradores de las Cortes), es decir, con el decidido propósito de desalojar a Alfonso Fernández Mañueco y aupar a Luis Tudanca a la presidencia de la Junta.

 Así estaban las cosas cuando el seísmo con epicentro en Murcia produce réplicas en Madrid y Castilla y León, y desde el eje Moncloa-Ferraz se decide precipitar en esta comunidad una moción que ni en ese momento ni hoy dispone del respaldo necesario para prosperar. Una semana después, el PSOE (35 procuradores) únicamente tiene asegurados los dos votos de Podemos. Si en última instancia el éxito de la empresa dependiera del procurador de la UPL, no tengo la menor duda de que Luis Mariano Santos lo prestaría, dada la cordial entente que mantienen socialistas y leonesistas (si su voto no es decisivo, probablemente se abstenga para no tener ningún coste). Igual que pienso que la moción fracasaría si el voto decisivo fuera el del procurador de “Por Ávila”, partido escindido del PP que pagaría un oneroso coste sumando su voto al de Podemos para hacer volcar la Junta del lado socialista.

Procuradores de C´s en los pasillos de las Cortes
  Como quiera que Inés Arrimadas y los 12 procuradores de C´s han repetido hasta la saciedad que no apoyarán la moción, ésta está condenada al fracaso. Aritméticamente solo saldría adelante si al menos tres de esos 12 votos naranjas cambian de signo y contravienen la posición oficial de su partido. Pero no existen visos de que pueda darse dicho episodio de trasfuguismo, el cual por cierto no se compadecería con la “alternativa decente” que propugna el PSOE de Luis Tudanca.

 Los 12 procuradores naranjas van a rechazar la moción y ello a pesar de que la inmensa mayoría de ellos echan pestes en privado de la facción de su partido que, acaudillada por el vicepresidente Francisco Igea, teóricamente representa a Ciudadanos en la Junta. Pero la idea de Arrimadas y del sector oficial nunca ha sido romper el pacto con el PP (socio de gobierno en varias Diputaciones e importantes ayuntamientos, excepción del de Burgos), sino pedir a Mañueco que destituya a Igea y nombre en su lugar a la leonesa Gemma Villarroel, coordinadora autonómica del partido. Pero con la que le ha caído encima a partir de lo de Murcia, Arrimadas no está en condiciones de realizar ese movimiento y lo ha tenido que aparcar (quizá hasta nunca, si, como todo indica, el descalabro electoral al que parece abocado Ciudadanos en Madrid supone su tumba política y la desintegración del partido).

Luis Tudanca ayer en Salamanca
 En este último escenario, el del naufragio de Ciudadanos, el PSOE de Castilla y León habría encontrado la ocasión pintiparada de hacerse con la Junta si no fuera por la fatal circunstancia de que reglamentariamente no puede presentar otra moción de censura hasta que haya transcurrido un año desde de la que está en curso. Así pues, Tudanca va a fracasar en su precipitado intento de presidir la Junta y tampoco es seguro que la alternativa de gobierno por él encarnada vaya a salir reforzada del trance. Al contrario: Hay quien piensa que se ha dado un tiro en el pie (o para ser más exactos: se lo han dado “sin queriendo” desde Moncloa-Ferraz). 

 En resumen, después de esta moción, Castilla y León habrá dado un perfecto e inútil giro de 360 grados. Eso sí, Igea salvará una bola de partido, pero el juego sigue y es harto improbable que conserve el puesto hasta el final de una legislatura que todavía no ha llegado a su ecuador.

Publicado en www.burgosnoticias.com y www.ileon.com 

lunes, 15 de marzo de 2021

Abocados a la fatídica ley de Murphy

 Aunque he elegido la fatídica Ley de Murphy ("todo lo que es susceptible de empeorar, termina empeorando") para resumir el estado de cosas de la política española en general y de la de Castilla y León en particular, nada mejor para describir la situación que dos de las célebres frases atribuidas al genial Groucho Marx. Una de ellas es tan lapidaria como vigente: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. La otra también es sobradamente conocida: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.

 Esta última, que dentro de Ciudadanos lleva camino de convertirse en lema, es aplicable en mayor o menor medida a toda fuerza política que éste en el poder o aspire a estarlo, como acaban de demostrar asimismo el PP y el PSOE a partir del artefacto político detonado en Murcia con inmediatas ondas expansivas en Madrid y Castilla y León. (Aunque Podemos es actor secundario en este deplorable espectáculo, la formación morada no se libra precisamente de ninguna las dos sentencias marxianas. Es más, en el caso de Pablo Iglesias, más que buscar problemas, su afán consiste en crearlos, las más de las veces artificialmente).

Arrimadas (de espaldas) y Mañueco el jueves en Madrid

¿Qué les voy a contar a estas alturas de Ciudadanos en Castilla y León? Su impostura en materia de regeneración democrática ya quedó patente durante la anterior legislatura, y eso que estaba todavía en la oposición y Francisco Igea andaba centrado en su escaño del Congreso de los Diputados, sin participar directamente en la política autonómica. A los Fuentes, Castaño, González Rodrigo y compañía se les veía venir de lejos. Antes de las elecciones de 2019 avisé en este blog de que en el horizonte político solo se vislumbraba algo más negativo que un nuevo gobierno monocolor del PP en la Junta: Uno de coalición compartido entre PP y Ciudadanos. Profecía lamentablemente cumplida.

 En los 20 meses que lleva ejerciendo su triple cargo en el gobierno que preside Fernández Mañueco, el candidato de Ciudadanos a presidir la Junta y antes frustrado aspirante a lo mismo por la desaparecida UPyD de Rosa Díez, ha demostrado ser el político más abyecto, atribiliario, deleznable, ególatra, histrión, mendaz, nefasto, nefando, pendenciero, tramposo y trilero de cuantos ha conocido esta desdichada comunidad autónoma en sus 38 años de existencia.

 La anterior retahíla de adjetivos, expuesta por riguroso orden alfabético, podría extenderse de forma inacabable, pero para resumir y parafraseando a Jesulín, en dos palabras diríamos que Igea es un político im-presentable indigno de ejercer la menor responsabilidad pública. El daño que ha hecho y pretende seguir haciendo a Castilla y León y a la convivencia política y ciudadana de castellanos y leoneses no tiene parangón.

 En menos de dos años ha superado ya ampliamente en ese triste papel a otro político tan sumamente pernicioso como su antecesor, el decrépito Joseantonio de Santiago-Juárez, alias “El Pica” o simplemente “Pica”, hoy resignado concejal y frustrado alcalde de Valladolid en la sombra. Y si se incluyera como modalidad de corrupción política la de hacer desde el poder exactamente lo contrario de lo que se ha propugnado en campaña electoral para embaucar al votante, estaríamos ante un corrupto político de libro.

Solazándose en la terraza  tras una ajetreada mañana

 Entre los altos cargos de las cuatro consejerías que controla, los funcionarios de libre designación y el personal eventual contratado a dedo,  constituyen legión los que le deben el puesto en la Junta, entre ellos el grupo de secuaces pillados el pasado miércoles vulnerando la normativa anti-Covid en una terraza próxima a la sede de las Cortes, donde se solazaban tras una mañana en la que todos ellos sintieron que la camisa no les llegaba al cuello (excepto la amiga Ana Carlota, “La dama de las orquídeas”, que lucía jersey de cuello vuelto). 

 Pero es que el núcleo duro del sector oficial afín a Arrimadas no es de muy distinta catadura. Su falta de escrúpulos quedó demostrada con el obsceno reparto de poder derivado del “pacto de la rapiña”, mediante el cual, aparte de los cargos y prebendas obtenidas en la Junta y en las Cortes, tuvieron el cuajo de exigir al PP la alcaldía de Palencia (ayuntamiento en el que tienen 3 de los 25 concejales) y la presidencia de la Diputación de Zamora, a la que se aupó su único representante en la institución, el heroico Francisco José Requejo.

 Una moción extemporánea con posible efecto bumerán.- Sobre la moción de censura del PSOE, me reafirmo en lo expuesto aquí el pasado jueves, si bien añadiré alguna otra consideración. Aunque Tudanca y los suyos venían amagando con ella, la iniciativa ha estado completamente fuera de lugar, entre otras cosas porque constituye una manifiesta irresponsabilidad presentar en plena pandemia una moción sin contar de antemano y por escrito (por no decir, tras lo ocurrido en Murcia, sellado ante notario) con los votos necesarios para que prospere. Si la decisión de presentarla fue de Tudanca, el jefe de la oposición en Castilla y León ha faltado a su palabra -eso que tanto reprocha él a Mañueco- y ha demostrado ser un pésimo estratega. Si la decisión se tomó en Ferraz o en La Moncloa y él se limitó a acatarla, estaríamos ante un líder sin personalidad y sin margen de autonomía para anteponer los intereses de esta comunidad a los de la cúpula de su partido. Ninguna de las dos opciones le deja en buen lugar.

Barcones, Tudanca y Sánchez en los pasillos de las Cortes
  A ello se añade el garrafal error de estrategia de presentar la moción con la firma de los 35 procuradores del grupo socialista, cerrándose con ello la puerta a la posibilidad de presentar otra posterior hasta que transcurra un año. (De acuerdo con el Reglamento de las Cortes basta con 13 procuradores para presentar una moción de censura, no pudiendo ningún procurador que haya suscrito una volver a firmar otra hasta un año más tarde).

 Pero es que además Tudanca y su número tres, la secretaria de Organización del PSOE CyL, Ana Sánchez, han perdido en los últimos días  el oremus. Su desesperada petición suplicando un encuentro con Inés Arrimadas para demostrarle que está siendo engañada por su propio partido resulta patética. Y peor aún es que los socialistas, lejos de rechazar el trasfuguismo, estén fiando el resultado de la moción al voto de procuradores de Ciudadanos que se desmarquen de la posición oficial del partido. En contraste con la sensatez y el rigor con los que actúa la número dos, Virginia Barcones, quien ya acreditó su solvencia a su paso por la Delegación del Gobierno, la frivolidad con la que sobreactúa la numero tres chirría demasiado y no deja en el mejor lugar al número uno.

 Después de llevar meses mordiéndose la lengua sobre la situación interna de Ciudadanos por temor a desatar la ira de Arrimadas, Igea ha aprovechado la actual debilidad de la lideresa para sacar la cabeza a través de Twitter, donde ha publicado un hilo con el que sin duda trata de proteger el privilegiado status de que goza. Al número dos de la Junta le preocupan dos posibles movimientos. Uno es que ante la OPA hostil declarada por el PP a Ciudadanos, Arrimadas reaccione dando un bandazo y termine apoyando la moción de censura en Castilla y León. Y el otro que ejecute su plan original de solicitar a Mañueco su defenestración, la de Igea, sustituyéndole en la vicepresidencia por la máxima responsable del partido en la comunidad, la leonesa Gemma Villarroel.

Villarroel e Igea en septiembre pasado
Tal como está el patio, a una semana de que se debata y vote la moción de censura, cualquier cosa es posible. Ninguno de los tres políticos más concernidos las tiene todas consigo. Con el toque de queda, Mañueco se la jugó a hule o puerta grande, y en el hule convalece, ahora con la amenazante espada de Dámocles de una moción de censura paralela a la operación diseñada desde Génova para segarle la hierba bajo los pies dentro del partido

De fracasar en el intento, a Tudanca la extemporaneidad de su iniciativa se le puede volver en contra como un bumerán que ponga en entredicho su idoneidad  para volver a encabezar el cartel electoral socialista en las autonómicas de 2023. Por último, Igea, cuya fecha de caducidad en la Junta parecía inminente, puede ser el gran beneficiado del rio revuelto si al final se produce un bloqueo que deje las cosas exactamente igual que estaban.

Sin duda esta última sería la peor opción y por ende la que confirmaría la fatídica Ley de Murphy: Que después de tan estrepitosa convulsión, todo continúe tal cual, es decir, la Junta en manos de un gobierno con un presidente pusilánime atado a un vicepresidente pirómano al que nada ni nadie impida proseguir su política de tierra quemada. Vamos, lo que se dice un pan como unas verdaderas hostias.

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jueves, 11 de marzo de 2021

La moción de Tudanca, un viaje político a ninguna parte

 ¿Qué impulsó ayer a Luis Tudanca a registrar a toda prisa, poco antes de las tres de la tarde, una moción de censura contra el gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco sin disponer de los apoyos necesarios para que prospere? El hecho de que su primer firmante y candidato a presidir la Junta no haya tenido a bien desvelar el detonante que ha precipitado dicha decisión abre barra libre a toda clase de especulaciones.

 Desde aquí hemos venido considerando quimérica la moción con la que los socialistas de Castilla y León venían amagando desde hace un par de semanas. Por una simple razón: desde el primer momento habían asegurado que solo activarían el mecanismo si tenían garantizados los apoyos necesarios para ganar la votación, descartando una moción instrumental, como la promovida por Vox el pasado mes de octubre en el Congreso de los Diputados, presentada a sabiendas de que estaba derrotada de antemano.

Luis Tudanca

 A media mañana de ayer, conocido ya lo ocurrido en Murcia, el PSOE de Castilla y León seguía contemplando únicamente la opción de la moción ganadora, y así lo ratificó en rueda de prensa su secretaria de Organización, Ana Sánchez. No existía en ese momento el menor viso de que Ciudadanos pudiera secundar aquí la iniciativa con la que los socialistas venían amagando. 

 Y si quedaba alguna duda, su portavoz parlamentario, David Castaño, en comparecencia conjunta con el del grupo popular, Raúl de la Hoz, no podía ser más taxativo. “Abandone el PSOE toda esperanza, cumpliremos hasta el final el pacto firmado para gobernar la Junta”, dijo Castaño, cuya fidelidad a Inés Arrimadas es tan firme como escasa su simpatía personal hacia su paisano salmantino Fernández Mañueco.

 Este rotundo cierre de filas de Ciudadanos y PP, escenificado hacia la una de la tarde, condenaba al fracaso una posible moción socialista, no obstante lo cual Tudanca, desafiando la aritmética parlamentaria, ordenó redactarla tan apresuradamente que entró en el registro de las Cortes con errores ortográficos. Se ha dicho que se trataba de evitar que Mañueco se marcara un “ayuso” y disolviera las Cortes convocando elecciones antes de verse sorprendido por una eventual moción de censura.

 Puede que el temor de la presidenta madrileña, cuya relación con el aguado Aguado ha sido tormentosa desde el primer hasta el último día, obedeciera a razones fundadas. Nada que ver con Castilla y León, donde Mañueco no ha tenido ni tiene ningún problema con Ciudadanos. El problema lo tiene el socio de gobierno consigo mismo, su sector oficialista afín a la dirección nacional con la facción que, acaudillada por el vicepresidente Igea, acapara íntegramente la cuota de poder asignada a C´s en la Junta dentro del llamado "pacto de la rapiña".

Raúl de la Hoz y David Castaño
 Si la crisis en Madrid no es extrapolable a este lado de la sierra de Guadarrama, menos aún lo es lo ocurrido en Murcia, donde el pacto alcanzado entre PSOE y Ciudadanos se basa en otro obsceno reparto de poder: el partido naranja, tercera fuerza política, pasará a presidir el gobierno regional a cambio de que los socialistas se hagan con la alcaldía de la capital.

 En Castilla y León Ciudadanos no incrementaría su cuota de poder, a todas luces ya sobredimensionada, apoyando una moción de censura que desalojara a Mañueco del Colegio de la Asunción. Cuestión muy diferente es que Arrimadas aproveche la convulsión política general y se decida por fin a forzar la salida del pernicioso Igea y colocar en su lugar a la coordinadora autonómica del partido, Gemma Villarroel, con lo que de otra parte le haría un impagable favor a Mañueco. (La operación conllevaría la defenestración de la consejera de Empleo, la amiga Ana Carlota, y la segura renuncia de la de Sanidad, Verónica Casado, que si bien no sería cesada para evitar las críticas que suscitaría el relevo en plena pandemia de la máxima responsable de la gestión sanitaria, se iría en solidaridad con Igea. La continuidad o no del último integrante del cuarteto, el consejero de Cultura, Javier Ortega, resulta irrelevante, habida cuenta de su insignificancia política).

 A expensas de lo anterior, la precipitada moción de Tudanca produce de entrada el contraproducente efecto del cierre de filas de PP y Ciudadanos, que volverá a visualizarse hoy mediante la comparecencia conjunta de Mañueco e Igea.

Alfonso Fdez. Mañueco y Francisco Igea
 En vista de todo lo cual y, pese a que la deplorable gestión del bipartito que ocupa la Junta le hace sobradamente acreedor a una moción de censura, no parece que ésta tenga visos de prosperar. Salvo, claro está, que asistiéramos al denigrante espectáculo de un cambio de gobierno propiciado por unos trásfugas dispuestos a vender su voto a un mejor postor. Y ello, que tampoco creo que ocurra, no sería precisamente el mejor aval de un partido, el PSOE, que se postula como “la alternativa decente” a un gobierno, el de Mañueco e Igea que, lejos de erradicar los vicios, resabios y corruptelas de los anteriores 28 años de gobiernos monocolores del PP, los viene reproduciendo en beneficio propio de forma absolutamente impúdica.

 Y más allá de resultar de entrada contraproducente, la moción de Tudanca es sobre todo extemporánea, ya que gasta a destiempo un cartucho que hubiera reportado verdadero rédito político más avanzada una legislatura que todavía no alcanzado su ecuador. Ya fuera porque un posible proceso de descomposición de Ciudadanos podría servir en bandeja los votos necesarios para que prosperara sin incurrir en trasfuguismo: si el partido entra en fase de liquidación, sus miembros quedarían legitimados para reubicarse en otras fuerzas políticas. Ya fuera, en última instancia, como moción puramente instrumental propulsada para afianzar más cerca de las próximas elecciones autonómicas la alternativa de gobierno encarnada por el candidato socialista.

 En el actual estado de cosas, una moción que no salga adelante habrá constituido un viaje a ninguna parte. Un gatillazo político de primera magnitud.

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lunes, 8 de marzo de 2021

¿Moción de censura contra Mañueco? Sí, la que tiene en marcha Génova

 No sé qué pensará el ciudadano que mal que bien viene sufriendo con resignación la pandemia y todo lo que de ella se viene derivando, pero a mí particularmente me empieza a resultar cansino tanto marear la perdiz con la presunta, supuesta, eventual e hipotética moción de censura de los socialistas de Castilla y León contra el gobierno que preside Alfonso Fernández Mañueco.

Hace un par de semanas, cuando comenzó a darse pábulo al runrún, analicé aquí el asunto y llegué a la conclusión de que dicha posibilidad resultaba absolutamente quimérica. Y en ello me ratifico, dando por sentada, claro está, la premisa de que dicha moción solo se presentaría para ganarla, es decir, teniendo atados de antemano los apoyos necesarios (un mínimo de 41 de los 81 procuradores que integran el pleno de las Cortes).

Cuestión distinta sería obviamente que el PSOE, a sabiendas de que la perdería, presentara la moción con carácter instrumental, con el doble objetivo de desgastar al bipartito que malgobierna la Junta y reafirmarse como alternativa de gobierno para reemplazarlo. Pero Luis Tudanca y los suyos han descartado esa estrategia y aseguran que trabajan en recabar los apoyos necesarios para que la iniciativa salga adelante.

Tudanca, flanqueado por Ana Sánchez y Virginia Barcones
 Como doy por hecho que sería de todo punto impresentable un cambio de signo político en la Junta propiciado por procuradores trásfugas, la moción, más que una quimera, es un imposible metafísico. Hoy por hoy, la única opción plausible es que Inés Arrimadas mueva ficha, y no para derribar a Mañueco, sino para cambiar la representación de su partido en la Junta, comenzando por la sustitución del vicepresidente Francisco Igea por la leonesa Gemma Villarroel, la coordinadora autonómica de Ciudadanos. 

Cosa distinta también es que con el tiempo el barco de Ciudadanos, a la deriva desde su descalabro en las pasadas elecciones generales -el de Cataluña venía por añadidura-, se vaya del todo a pique y algunos de los naúfragos busquen su tabla de salvación ofreciendo sus votos a al PSOE. Pero esa no es por ahora la situación, aunque pudiera serlo si Arrimadas claudica y acepta la fusión fría que pretende Pablo Casado o si éste lanza una OPA hostil que provoca desafecciones en las filas naranjas. Igualmente, tampoco hay que descartar que más adelante, si el gobierno Mañueco no consigue enderezar su rumbo, el PSOE de Tudanca gaste el cartucho de la moción de censura instrumental y estratégica al modo que lo hizo en su momento Felipe González contra el gobierno de Adolfo Suárez.

 Eso sí, el mero anuncio de la presunta, supuesta, eventual e hipotética moción ha devuelto visibilidad como alternativa a un Tudanca que se borró de hacer oposición durante los 8 primeros meses de pandemia. Y otra cosa más: el hecho de que la iniciativa haya encontrado el respaldo del alcalde de Valladolid, Óscar Puente, ha contribuido a limar las asperezas que ambos exhibieron hace meses en público. Rentabilizado así el amago de moción, mejor harían Tudanca y los suyos en dejar de marear la perdiz, evitándose con ello chanzas como la del secretario autonómico del PP, Paco Vázquez, que ha asemejado la actitud socialista con el desternillante “Hoy no, mañana” popularizado por José Mota.

García Egea y Fernández Mañueco
  Claro que, si alguien no debería estar para mucha broma, ese es Vázquez, al que como supuesto número dos del PP de Castilla y León le están comiendo la tostada desde Génova, donde la operación impulsada por el secretario general, Teodoro García Egea, para dejar en mantillas a Fernández Mañueco avanza a velocidad de crucero.

 La primera fase de la operación consiste en hacerse con el control de los aparatos provinciales del partido, colocando en ellos a afines a Casado elegidos en los congresos que han comenzado a convocarse. Conseguido ese objetivo, la segunda fase consistirá obviamente en apear a Mañueco de la presidencia del PP de Castilla y León en el posterior congreso autonómico, privándole con ello de repetir como cartel electoral en las elecciones autonómicas de 2023.

La verdadera moción de censura.- A Mañueco no le preocupa lo más mínimo la amenaza de una moción de censura socialista que sabe que no es inviable, y menos aún que Arrimadas le exija el relevo de Igea, con lo que la presidenta de Ciudadanos le haría el gran favor de permitirle soltar el insoportable lastre que le atenaza (máxime cuando ello comportaría las salidas de la lacrimosa y lacrimógena Verónica Casado y de la amiga Ana Carlota, la “dama de las orquídeas”, dos comparsas políticas manejadas a capricho por el vicepresidente).

 La verdadera moción de censura que pende sobre la cabeza de Mañueco es la que ha puesto en marcha Génova para arrebatarle el control del partido en Castilla y León. No es ya que Casado no le haya perdonado nunca el apoyo del actual aparato autonómico del PP a Soraya Sáenz de Santamaría, su contrincante final en la carrera por suceder a Mariano Rajoy. El problema es que la relación se ha ido deteriorando aún más a causa de determinadas decisiones de Mañueco que Génova se ha ido tomado como sucesivas afrentas a la dirección nacional.

Una de ellas fué la de salir al rescate de Jesús Julio Carnero, cuyo nombramiento como consejero de Agricultura le salvó del ostracismo político al que se le quería condenar por su negativa a ceder el control de la Diputación de Valladolid a los afines a Casado. Por razones que serían largas de explicar, verdaderas ronchas levantó en Génova el fichaje como asesora del presidente de la Junta de Esther Muñoz, la exsenadora leonesa del PP y estrecha colaboradora en tiempos del compadre Fernando Martínez Maillo.

Salvador Cuz y Bienvenido de Arriba
 Y sobradamente conocido es el pifostio montado por la repesca del exgerente regional del partido, Pedro Viñarás, contratado como “asesor en estratega política” del grupo parlamentario popular de las Cortes después de que Génova hubiera pactado con él el pasado verano un despido saldado con una indemnización próxima a los 70.000 euros (tal es el rebote de García Egea con este último episodio que promovió la apertura de un expediente interno en el que han exigido de Mañueco, presidente del grupo, y de Raúl de la Hoz, portavoz, las correspondientes explicaciones ante lo que consideran una “posible desobediencia a los órganos de gobierno y representación del partido”.

 En relación con los congresos provinciales del PP, escribí aquí hace algunas semanas que la fortaleza de Mañueco se sustentaba en tres bastiones que parecían inexpugnables: Salamanca, su provincia de origen, Zamora, coto de su compadre Maillo, y Segovia, predio de Vázquez, el secretario autonómico. Pero a la maquinaria de Génova no se le pone nada por delante y en las tres provincias se ha puesto manos a la obra para promover candidaturas afines a la dirección nacional. 

A raíz de que “El Mundo” (edición nacional) se hiciera eco del plan genovés para relegar a Mañueco, se han conocido los promotores del grupo que articula la alternativa casadista en Salamanca, entre los que aparece nada menos que el primer portavoz adjunto del grupo popular de las Cortes, Salvador Cruz, el senador Bienvenido de Arriba, una buena parte de los representantes del PP en la Diputación (el vicepresidente segundo y cuatro diputados provinciales), así como la exdiputada provincial Chabela de la Torre, quien se postula como candidata a presidir el PP salmantino.,

Javier Maroto
  En Zamora el plan está menos avanzado aunque ya se ha producido alguna importante deserción en las filas maillistas, caso de la expresidenta de la Diputación y actual portavoz del PP en el ayuntamiento de la capital, Mayte Martín del Pozo. La diputada Elvira Velasco y los procuradores Óscar Reguera y Alberto de Castro, también estarían en el emergente sector casadista, al igual que Antonio Vázquez, el exalcalde de la capital. (Se ignora a estas alturas el paradero político de la exalcaldesa, ex consejera y ex vicepresidenta de la Junta, Rosa Valdeón).

Y en Segovia, donde Casado ya metió una cuña cuando impuso como candidato a la alcaldía de la capital a Pablo Pérez Coronado, a Paquito Vázquez y a sus vicarios, la presidenta provincial, Paloma Sanz, y el delegado territorial de la Junta y coordinador del partido, José Mazarías, éste un cuñado de los que se porta, comienzan a temblarles las piernas. 

El motivo es que ha entrado acción el ilustre vecino de Sotosabos Javier Maroto, afiliado al PP segoviano a raíz de que los procuradores del PP y Ciudadanos tuvieran a bien elegirlo senador en representación de esta desdichada comunidad autónoma. Maroto anda urdiendo una alianza interna que, de prosperar, volcaría a la mayoría del partido a favor de Génova, dejando algo más que con un palmo de narices a Vázquez, Sanz, Mazarías y por supuesto, a Mañueco, que tuvo que pechar con el alto coste político de regalar el escaño de senador autonómico al exalcalde de Vitoria y candidato a diputado del Congreso por Álava no electo en las últimas elecciones generales. En el pecado puede llevar la penitencia.

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