lunes, 26 de junio de 2017

Del limbo al purgatorio

Salvo los casos judiciales de corrupción que están constituyendo su purgatorio político, al gobierno de Juan Vicente Herrera no se le pone nada por delante. Aunque aritméticamente no dispone de mayoría absoluta, el entreguismo de Ciudadanos le permite seguir haciendo y deshaciendo a su completo antojo exactamente igual que antes. Ello con absoluto desprecio a la verdadera oposición, por otra parte incapaz de plantar cara a tan humillante abuso de poder.

lunes, 19 de junio de 2017

Sánchez impone y premia lealtades

En el fragor de las primarias se abrió paso la idea de que la fractura en el seno del PSOE era irreversible, se aseguraba que Susana Díaz y Pedro Sánchez encarnaban modelos irreconciliables y que, fuera cual fuera el resultado, el bando perdedor acabaría protagonizando una escisión. Nunca sabremos si tal augurio se hubiera cumplido si la ganadora hubiera sido Susana Díaz, pero lo cierto es que el 39 congreso del PSOE ha restituido a Pedro Sánchez sin ningún viso de que esos apocalípticos presagios se vayan a cumplir.

lunes, 12 de junio de 2017

El problema no era la bicefalia, es la corrupción

  El pasado 1 de abril, día de su congreso autonómico, el PP de Castilla y León se conjuró para que la bicefalia no agudizara la fuerte tensión interna que afloró durante unas primarias en las que Alfonso Fernández Mañueco se alzó con una aplastante victoria que dejó con un palmo de narices a Juan Vicente Herrera. Dado el proceloso mar de fondo existente entre una amplia mayoría del partido y la élite instalada en el gobierno de la comunidad, el temor no era infundado. Pero por encima del mismo se imponía el pragmatismo. Ni a Mañueco ni a Herrera les interesaba andar a la greña, al menos públicamente.

lunes, 5 de junio de 2017

Una responsabilidad política sin escapatoria

Después de más de 14 años gobernando con una plácida mayoría absoluta, Juan Vicente Herrera afrontó la actual legislatura con el infundado temor de que la pérdida de dicha mayoría  iba a suponerle un suplicio político. Le daba tanta pereza cambiar el “chip” que amenazó con dar la espantada y no presentarse a la investidura, algo de lo que dio marcha atrás al no acceder Mariano Rajoy al “dedazo” con el que pretendía resolver su huida.