Al margen
de los sobresaltos que nos siga deparando el diabólico laberinto catalán, resulta
incontestable que la colisión entre el bloque independentista y el consorcio
constitucional concertado para combatir el proceso secesionista ha sacudido bruscamente
el tablero de la política española. Y no precisamente en el sentido en el que
confiaba Mariano Rajoy, que había
dado por bueno el sacrificio del PP catalán con tal de rentabilizar “en el suyo
beneficio propio” la reacción patriótica provocada en el resto de España por el
desafío de Puigdemont, Junqueras y demás mártires del
“procés”.
Alfonso Fernández Mañueco y Juan Vicente Herrera |
De tal forma que se ha esfumado por completo la expectativa de unas elecciones generales anticipadas con la que venía jugando el PP en el caso de no conseguir los apoyos necesarios para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado de 2018. Dichos Presupuestos quedan supeditados a que el PNV, tras cobrarse previamente el “cuponazo”, esté en condiciones políticas de apoyarlos, lo cual pasa por el levantamiento en Cataluña, siquiera sea provisionalmente, del artículo 155. Y en última instancia se prorrogarían los PGE de 2017. Lo que queda completamente descartado es que Rajoy convoque unas elecciones de las que el único gran beneficiado sería Albert Rivera.
Así las cosas, no hay en el horizonte otra
cita electoral que la de las elecciones municipales, autonómicas y europeas de
2019, triple confrontación hacia la que ya tienen orientadas sus baterías todas
las fuerzas políticas. Y es en este contexto en el que ha comenzado a cundir un
creciente desasosiego en el seno del PP de Castilla y León, donde la bicefalia compartida
entre el presidente del partido y el de la Junta empieza a constituir todo un problema. No
por la falta de sintonía entre ambos, que mantienen sin mayores tensiones el
pacto de no agresión, sino porque la permanencia de Juan Vicente Herrera en el Colegio de la Asunción está taponando
la necesaria proyección política de Alfonso
Fernández Mañueco, quien es a fin de cuentas el que encarnará el cartel autonómico del partido en esa convocatoria electoral.
Aunque en un principio Mañueco y su equipo
habían aceptado con resignación la voluntad de Herrera de mantenerse en el
cargo hasta el final de la
Legislatura , los acontecimientos han alterado ese ánimo. De
mantenerse las actuales perspectivas -y nada indica que vayan a cambiar a mejor
para sus intereses- el PP está abocado a despedirse definitivamente en 2019 de
la mayoría absoluta que de facto, gracias al Reglamento de las Cortes y a la
obsequiosidad de Ciudadanos, ha seguido ejerciendo con los 42 procuradores
conseguidos en 2015. Se admite ya como irremediable que en el mejor de los
casos Mañueco presidirá un gobierno de coalición en el que los de Albert Rivera
ocuparán varias consejerías y probablemente una vicepresidencia.
Pilar del Olmo y José Antonio de Santiago-Juárez |
Tengo para mí que la verdadera razón de peso
para aferrarse hasta el último día a la presidencia de la Junta es otra: No quiere
renunciar a su status presidencial y a su aforamiento ante la posibilidad de ser
llamado a declarar en los dos casos de presunta corrupción (Perla Negra &
pufos asociados y trama eólica) que instruyen sendos juzgados vallisoletanos y
en los que continúan siendo investigados hasta una decena de altos y ex altos
cargos del gobierno de la comunidad.
Dados los testimonios que indican que el presidente dela Junta
conoció e incluso intervino directamente en la resolución de algunos de los
hechos investigados, nada tendría de particular que fuera llamado a declarar,
siquiera sea en principio en calidad de testigo, tal como de hecho ha ocurrido
con la consejera de Economía y Hacienda, Pilar
del Olmo, quién por cierto en su declaración por plasma hizo gala de una
desmemoria digna de la mismísima Infanta
Cristina. Es cierto que si renunciara a la presidencia de la Junta y mantuviera el escaño
de procurador conservaría el aforamiento, pero el riesgo de ser llamado a
declarar sin duda se acrecentaría.
Dados los testimonios que indican que el presidente de
Francisco Igea y Luis Garicaño |
Así pues, Mañueco tendrá que seguir arrastrando
el cada vez más pesado lastre herreriano, sin poder desplegar una estrategia
propia frente al viento de cola que impulsa a Ciudadanos, que previsiblemente
prescindirá del chollo que para el PP ha supuesto el inconsistente y maleable Luis Fuentes, sustituyéndolo por
alguien con algo más de fuste, que bien pudiera ser el diputado por Valladolid Francisco Igea, asimismo miembro del
comité ejecutivo nacional del partido y ojito derecho en esta comunidad del también
vallisoletano Luis Garicano, el gurú
económico del partido naranja.
Para colmo de males, en el pecado de la
despoblación va a llevar el PP la penitencia política, ya que suyos son ahora
dos de los tres procuradores que Castilla y León dejará de elegir en 2019 a causa de la pérdida
de censo. Algo que ciertamente no deja de tener su parte de justicia poética.
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