La carencia de una consejería asociada a la vicepresidencia deja a García-Gallardo en manifiesta inferioridad en el pulso por marcar la pauta en la gestión de la Junta
A falta de tres vacantes por cubrir, entre ellas la viceconsejería de Industria y la gerencia del Ecyl, el organigrama de altos cargos de que se ha dotado el gobierno PP-Vox permite visualizar un reparto de poder en el que los populares han incrementado significativamente su cuota con respecto a la mantenida en el Ejecutivo compartido por Ciudadanos.
Frente a los 95 altos cargos del gobierno anterior, 63 nombrados a través del PP y 32 a instancias de Ciudadanos, el nuevo organigrama ha crecido hasta los 98, de los cuales tan solo 27 corresponden a Vox. Esta desproporción tiene su origen en la incomprensible decisión de la ultraderecha de conformarse con tres Consejerías y una vicepresidencia sin cartera, en lugar de adjudicarse cuatro Consejerías, el mismo número de que dispuso Ciudadanos, uno de cuyos consejeros, Francisco Igea, tenía rango de vicepresidente y asumió la función de Portavoz de la Junta.
Más allá de esos datos aritméticos, el “pack” de poder elegido por Vox ha desnivelado claramente a favor del PP la presencia de ambos socios en el Colegio de la Asunción, centro neurálgico del aparato de poder de la Junta. En la etapa anterior, además del Presidente y de su Gabinete, el complejo acogía dos consejerías netamente políticas, Presidencia y Transparencia, cada una en manos de uno de los socios. De los 18 altos cargos con despacho en el Colegio, 11 correspondían al PP y 7 a C´s, un equilibrio fuertemente alterado en la presente Legislatura. El recinto acoge ahora a 19 altos cargos, 15 de ellos del socio mayoritario y tan solo 4 de Vox (el vicepresidente García Gallardo y los tres puestos de su estructura orgánica).
Mañueco ha aprovechado la dejación de Vox para convertir el Colegio de la Asunción en un auténtico bastión del PP. En primer lugar, ha reforzado la propia estructura presidencial, de la que, además de su Jefe de Gabinete, dependen ahora directamente la dirección general de Análisis y Planificación y la dirección de Comunicación (departamento éste último protegido así de cualquier posible injerencia de García Gallardo, quien fracasó en su intento de incluirlo entre sus competencias)
La consejería de Presidencia, encomendada a Jesús Julio Carnero, nueva mano derecha del presidente de la Junta, ha absorbido prácticamente todas las funciones de la extinta consejería de Transparencia, convirtiéndose en el departamento con mayor número de altos cargos, y el único que dispone de dos viceconsejerías.
Frente a este bastión del PP, con el presidente Mañueco y el consejero Carnero a la cabeza, a los que se añade la portavocía ejercida por Fernández Carriedo, la presencia de Vox en el Colegio de la Asunción queda reducida a esa especie de islote que representa la vicepresidencia de García-Gallardo y los tres altos cargos con que la ha dotado, una Jefatura de Gabinete confiada a su pariente García-Fournier, y dos direcciones generales, una de las cuales ha recaído sobre Jesús Enríquez Tauler, antiguo portavoz municipal del PP en el ayuntamiento vallisoletano con el ex alcalde Javier León de la Riva. (No es el primer fichaje de Vox procedente del PP vallisoletano, ya que su procuradora por Segovia no es otra que Susana Suárez, la ex alcaldesa de Zaratán).
Error político de bulto
Siguiendo las directrices de Santiago Abascal, Vox impuso claramente su agenda ideológica en el Acuerdo de Legislatura, dobló el brazo al PP en el pulso por hacerse con la presidencia de las Cortes, eligió las tres consejerías (Agricultura, Industria y Cultura) que tuvo por conveniente, pero cometió el inmenso error de no adscribir una cuarta Consejería de carácter político que dotara de verdadero peso a la vicepresidencia. Y cuando quiso reclamar para ella competencias de fuste, como la comisión de secretarios generales o la dirección de Comunicación se encontró con la cerrada negativa del PP. Por increíble que parezca, Vox ha modificado en su perjuicio el reparto de Poder vigente en la anterior Legislatura, autoadjudicándose una cuota sensiblemente inferior a la que tenía Ciudadanos.
De otro lado, obsesionado por aparentar un peso político del que realmente carece, García Gallardo viene prodigándose en declaraciones públicas más propias del entusiasmo de un converso que del cargo institucional que ostenta. Su comparecencia en el Foro Nueva Economía del hotel Ritz no pudo resultar más deslucida, tanto en su puesta en escena como en su contenido. De entrada, no asistió Abascal, Mañueco le hizo el feo de no asistir y Carnero fue el único consejero del PP presente. Y en su afán de proporcionar titulares, García-Gallardo denunció sin ninguna prueba una supuesta persecución fiscal a las empresas de Castilla y León por parte de la Agencia Tributaria, puso a la Hungría de Viktor Orbán como ejemplo a seguir en políticas sobre mujer y natalidad y aseguró haber visto de primera mano “periodistas lacayos” (sin precisar a quien sirven). Vista la inmadurez y frivolidad con la que actúa su titular, la vicepresidencia lleva camino de convertirse en un bumerán contra el edecán de Abascal.
Mientras tanto, el esfuerzo del PP en incrementar la presencia femenina en el alto “staff” de la Junta no se ha visto acompañada por Vox, que tan solo ha elegido seis mujeres entre los 24 nombramientos efectuados de los 27 que le corresponde. La de mayor rango es la viceconsejera de Políticas Culturales, Mar Sancho.
De los 71 altos cargos del PP, 47 son hombres y 24 mujeres, entre ellas las consejeras de Educación, Familia y Movilidad, cuyos respectivos equipos cumplen el criterio de paridad. La menor presencia femenina se localiza en la consejería de Agricultura, donde se reduce a uno de sus 8 altos cargos.
En resumen, con mayor número de cargos, 98 en lugar de 95, el número de mujeres presentes en el organigrama ha caído de 31 a 29.
Promoción del PP abulense
Si cabía atribuir la inclusión de Vidal Galicia Jaramillo en la terna de senadores autonómicos como un intento de compensar al PP abulense, ausente tanto del Consejo de Gobierno como de la Mesa de las Cortes, en esa misma línea cabe interpretar la nutrida presencia de dicha provincia en el nuevo organigrama de la Junta.
De una parte, el presidente Mañueco ha cambiado de Jefe de Gabinete y el elegido ha resultado ser Héctor Palencia, el abulense que en la pasada legislatura ocupó el cargo de director general de Administración Local. De otra, el consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez Quiñones, ha ascendido a la vicesecretaria al ex procurador abulenses Rubén Rodríguez Lucas, anterior director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental. Y en el mismo movimiento Suárez Quiñones ha aprovechado para repescar como alto cargo, ahora como director general de Infraestructuras y Sostenibilidad, a otro ilustre paisano de los anteriores, José Manuel Jiménez Blázquez, quien no es que estuviera perdido para la causa, ya que desde 2011 nunca ha dejado de ejercer como consejero-delegado de Somacyl, la empresa pública que licita y adjudica gran parte de las infraestructuras de la Junta. Jiménez Blázquez fue en su día viceconsejero de Desarrollo Sostenible con la ex vicepresidenta María Jesús Ruíz, máximos impulsores ambos del desaguisado de la Ciudad del Medio Ambiente en el que el nuevo gobierno se dispone a seguir dilapidando dinero público. Y otra incorporación abulense al nuevo organigrama es la de la ex procuradora Victoria Saugar, nueva directora general de la Mujer. Todo los anteriores se unen al flamante viceconsejero de Asistencia Sanitaria, Jesús García-Cruces, titular de la Gerencia Regional de Salud desde que Alejandro Vázquez sucedió a Verónica Casado en la consejería.
Toda esta promoción abulensista no tiene otro objeto que el de tratar de potenciar al PP provincial ante el “Partido por Ávila”, que en las elecciones de 2019 se hizo con la alcaldía de la capital y con un escaño en las Cortes que ha renovado con holgura en las elecciones del 13-F.
De paso a Mañueco le ha cundido para recolocar como altos cargos de la Junta a otros dos ex concejales del PP durante la etapa en la que estuvo al frente del Ayuntamiento de Salamanca. Emilio Arroitia es precisamente quien ha sucedido a Héctor Palencia en la dirección general de Administración Local. Y Enrique Sánchez-Guijo es el nuevo director general de Deportes. Con ellos son ya tres los exconcejales de Mañueco en el organigrama de la Junta, ya que el director de Comunicación, Julio López Revuelta, ha sido ratificado en su puesto. Sin olvidar el reciente fichaje como asesor de Daniel Llanos, el también concejal salmantino dimitido hace un año por conducir triplicando la tasa de alcoholemia.
(Publicado en elDiario.es Castilla y León)