A falta de iniciativas de calado que encaren los acuciantes problemas que aquejan a Castilla y León, el
gobierno de Juan Vicente Herrera ha
decidido distraer la atención proponiendo una nueva reforma del Estatuto de Autonomía. Y lo peor es que los dos principales grupos de oposición, PSOE
y Podemos, han entrado al trapo como pardillos, coincidiendo en que la propuesta
les parece insuficiente. En mi opinión, insuficiente no es el calificativo más
acertado para valorar un inequívoco producto diseñado por la “factoría de ficción” que, para mayor impostura,
pretende a estas alturas de la película presentar a Herrera como paladín de la
regeneración democrática.
Cuando uno está a punto de cumplir 15 años en
la presidencia de la Junta ,
como es el caso, hace falta desahogo para proponer sin ningún rubor que dicho
cargo se limite a un máximo de ocho años, y además hacerlo sin anunciar que,
caso de que ese tope llegue a aprobarse, vas a renunciar de inmediato a lo
que te queda de mandato, dejando que dicha limitación entre en vigor cuando tú
ya habrás cumplido 18.
Juan Vicente Herrera y Antonio Silván |
La aparente contradicción tiene una
explicación diáfana. Esta propuesta es uno de los 31 puntos aceptados por el PP
en el Acuerdo de Investidura firmado en junio con Ciudadanos. Y precisamente
para soslayar su cumplimiento, Herrera la mete en el paquete de la reforma del
Estatuto, aplazando así su aplicación hasta vaya usted a saber.
Para mayor inri, entretanto el presidente autonómico del PP ha consentido que se reproduzcan acumulaciones de cargos que habían quedado en desuso dentro de su propio partido. Como compatibilizar un escaño de las Cortes con otro del Senado, tal como viene haciendo desde mayo pasado la presidenta provincial del PP de Soria, Mar Angulo. O el caso aún mas reciente del presidente provincial del PP de Salamanca, Javier Iglesias, que acaba de añadir su condición de senador al cargo de presidente dela Diputación salmantina.
Para mayor inri, entretanto el presidente autonómico del PP ha consentido que se reproduzcan acumulaciones de cargos que habían quedado en desuso dentro de su propio partido. Como compatibilizar un escaño de las Cortes con otro del Senado, tal como viene haciendo desde mayo pasado la presidenta provincial del PP de Soria, Mar Angulo. O el caso aún mas reciente del presidente provincial del PP de Salamanca, Javier Iglesias, que acaba de añadir su condición de senador al cargo de presidente de
¿Y qué
decir de la propuesta de obligar por ley a la celebración de debates
electorales? Ahora resulta que el presidente de la Junta pretende hacer
obligatorios unos debates que no se han celebrado en las cuatro últimas
elecciones autonómicas (2003, 2007, 2011 y 2015) sencillamente por su cerrada negativa
personal a mantenerlos. En todas esas elecciones el candidato Herrera ha alegado todo tipo de
excusas, a cual mas peregrina, para no debatir con ningún otro candidato.
Imagen de un pleno de las Cortes de Castilla y León |
Herrera, candidato una y otra vez gracias al “dedazo” de Génova, método a su vez utilizado por él a discreción desde que es presidente regional del PP, aboga ahora por celebrar primarias internas.
Pero lo que ya roza la desfachatez es que
además pretendan hacernos pasar al sempiterno presidente de la Junta como un abanderado de
la lucha contra la corrupción. El mismo que mantiene en su actual gobierno a
seis altos cargos, seis, imputados por el Juzgado de Valladolid que investiga
el rosario de presuntos delitos que han permitido los multimillonarios
pelotazos inmobiliarios perpetrados en las operaciones de la Perla Negra y parque
empresarial de Portillo.
El mismo, que después de haber vetado todas y cada una de las comisiones de investigación solicitadas en las anteriores legislaturas, está obstruyendo desdela Junta
todo lo que puede y más el funcionamiento de las dos comisiones que no ha
podido evitar: la de pestilente trama eólica (cuyo ámbito de investigación,
dadas las evidentes conexiones se ha extendido a las pelotazos antes señalados)
y la del sobrecoste y demás chanchullos que rodean al nuevo Hospital de Burgos.
El mismo, en fin, que lleva meses sin responder al ofrecimiento de la Fiscalía para que la Junta se persone como parte afectada en una causa, la instruida por el citado Juzgado vallisoletano, en la que se
sustancia un grave quebranto sufrido por los arcas de la comunidad
autónoma.
El mismo, que después de haber vetado todas y cada una de las comisiones de investigación solicitadas en las anteriores legislaturas, está obstruyendo desde
Tudanca (PSOE) y Fernández (Podemos) |
Por el
contrario, para lo que sería necesario reformarlo es para adecuar la
representatividad de las Cortes a la voluntad expresada por los ciudadanos en
las urnas, evitando la distorsión democrática que produce la distribución de los escaños en nueve
circunscripciones, desproporcionalidad puesta de relieve no ha mucho por el procurador de IU. Pero de esto no hay ni rastro
en la propuesta de reforma lanzada por la Junta (que por otra parte tampoco recoge la
postura que defendía hace un año el PP a favor de reducir el número global de
procuradores).
Salvo que sea para subsanar esa distorsión
democrática y suprimir el aforamiento, no es necesario embarcarse en ninguna
reforma del Estatuto. Y si es así, la iniciativa debería residir en la propia
Cámara a través de la correspondiente ponencia parlamentaria. Y sin consentir en ningún caso que la Junta utilice descaradamente dicha reforma como cortina de humo para
aparentar una voluntad de regeneración democrática que en la práctica -y a las
pruebas me remito- sigue brillando por su más absoluta ausencia.