Mientras los Rajoy, Sánchez e Iglesias -en esto de momento se salva Rivera- se han propuesto con sus juegos
tácticos poner a prueba los nervios de Felipe VI, y, lo que es peor, la
paciencia de los españoles, la vida sigue, incluso en una comunidad tan impávida
e indolente como esta de Castilla y León, cuya capacidad de resignación no
parece tener límite.
En medio de esta nebulosa, esta semana el
presidente de la Junta
y del PP en Castilla y León, Juan
Vicente Herrera, y el portavoz parlamentario y delegado autonómico de
Ciudadanos, Luis Fuentes, se han citado
para evaluar el cumplimiento del llamado “Acuerdo de Investidura y por la Gobernabilidad de
Castilla y León”. En compañía de sus respectivos adláteres, Herrera y Fuentes
revisarán el documento que ellos mismos rubricaron el pasado 24 de junio y que
permitió al primero ser reelegido por cuarta vez presidente de la Junta.
Juan Vicente Herrera y Luis Fuentes, bolígrafo en mano |
Lo cierto y real es que, transcurridos ocho
meses desde que se firmó, ese documento no ha obligado a la Junta a nada, constituyendo
un cheque en blanco que ha permitido al PP seguir gobernando prácticamente
igual que cuando disponía de mayoría absoluta. Sea porque algunas de las
medidas acordadas competen a legislación estatal, sea porque otras se vinculan,
sin necesidad, a la reforma del Estatuto, lo cierto es que, hoy por hoy, el PP
de Castilla y León no ha llevado a la práctica ni una sola medida en materia de
“regeneración democrática”, esa supuesta seña de identidad de la que ha
pretendido apropiarse el partido de Albert
Rivera.
La torpe y ambigua redacción de las medidas
acordadas con el PP -un mero “corta y pega” de las propuestas nacionales de
Ciudadanos- ha proporcionado al PP todo tipo de excusas para aplazar su cumplimiento.
Para fatalidad propia, el ínclito Fuentes y sus compañeros de “minarete” no
cayeron en la cuenta de incluir en su acuerdo con el PP la reforma del
Reglamento de las Cortes y la exigencia de la deseable pluralidad en la Mesa de la Cámara , omisión que se ha
pretendido subsanar con un posterior pacto a cuatro bandas con PSOE y Podemos
cuyo cumplimiento permanece empantanado.
Puerta de acceso al Colegio de la Asunción |
Entretanto, el PP no ha perdido ni una sola
votación en las Cortes y ha conseguido sacar adelante, sin ninguna modificación
relevante, los Presupuestos de la
Comunidad para 2016. Hasta en tres ocasiones -aprobación del
techo de gasto, enmiendas a la totalidad de PSOE, Podemos e IU y votación
final- ha puesto Ciudadanos alfombra parlamentaria al proyecto presupuestario
de la Junta. Todo
ello a cambio de unas insignificantes enmiendas parciales, entre la que no ha
figurado la gratuidad de los libros de texto, que era la que el propio Fuentes
había señalado como “línea roja” para no oponerse a los Presupuestos.
Si no fuera por las dos comisiones
parlamentarias de investigación que el PP no ha podido evitar y Ciudadanos no
se ha atrevido a impedir, Herrera no se habría percatado de que lleva más de medio año
gobernando sin mayoría absoluta.
Rosa Valdeón y Antonio Sáez |
Sin entrar en la casuística, podemos admitir
que se trate de errores puntuales. Pero lo que no ha sido ningún “problema puntual”, sino una flagrante negligencia, es la pérdida de 15.000 pruebas
radiológicas en el complejo asistencial de Ávila. Y al desastre que ello supone
hay que añadir la insoportable actitud tanto del consejero de Sanidad como de
la vicepresidenta Valdeón,
minimizando la trascendencia del problema y ocultando la verdadera causa del
fallo: la incapacidad de los responsables de la Consejería para
subsanar de una vez las carencias y deficiencias de un sistema
informático que lleva años lastrando el normal funcionamiento de la Sanidad Pública en
Castilla y León.
Si no fuera por la gravedad del asunto,
diríase que al consejero Sáez le persigue el mal fario derivado de su conocida
cercanía a un gafe de tomo y lomo. Pero parece evidente que el virus tiene un
origen nada metafísico: Los recortes presupuestarios aplicados en los últimos
años, que están pasando una implacable factura al sistema público de Salud. Así de
sencillo y lamentable.