La
puesta en venta de algunos de los mas valiosos inmuebles de las
antiguas Caja España y Caja Duero -incluidas las que fueron sus respectivas
sedes centrales en León y Madrid- ha
permitido visualizar el alcance de lo que fue la liquidación en almoneda de las
extintas cajas de ahorro de Castilla y León, todas ellas engullidas por grupos bancarios domiciliados en otras comunidades.
Edificio "El Portillo", antigua sede central de Caja España |
Coincidiendo con esa “desinversión”
inmobiliaria, el secretario provincial
del PSOE en León, Celestino Rodríguez,
de repente ha caído en la cuenta de que en esta comunidad autónoma nadie ha rendido
responsabilidades políticas por el monumental fiasco financiero, económico y
social que ha supuesto la desaparición de las cajas. Rodríguez cree que habría
que depurar las responsabilidades de todos los partidos, incluidas las del
suyo, reconociendo que las cosas no se hicieron bien, incluso que “se hicieron
mal, muy mal”.
Efectivamente, las cajas de ahorro de esta comunidad
no se fueron por la borda simplemente a causa de la crisis financiera provocada
por la “burbuja inmobiliaria”. Al naufragio contribuyó decisivamente una
nefasta y negligente gestión -en no pocos aspectos, presuntamente dolosa- refrendada
por unos Consejos de Administración plagados de políticos, sin que a su vez ni el Banco de España ni la Junta de Castilla y León cumplieran su deber de velar por la buena marcha de las entidades. Una
responsabilidad plenamente compartida por el PP y el PSOE, que entraron a saco
en los órganos rectores de las cajas, trufaron de intereses políticos su gestión
financiera y acabaron conduciéndolas al más absoluto de los desastres.
Luis Tudanca y Celestino Rodriguez |
Sin que se haya fijado aún el calendario de las comparecencias sobre la “trama eólica” (con sus anexos de la Perla Negra y el polígono de
Portillo) y el Hospital de Burgos, poner en marcha una comisión sobre las cajas
ralentizaría todavía mucho más el espeso funcionamiento de las dos anteriores,
de por sí bastante lastradas por el obstruccionismo ejercido por el grupo
popular. No obstante, una vez suscitado el asunto, Podemos se ha ratificado en
su intención de promover dicha comisión, cuya constitución asegura compartir el
secretario autonómico del PSOE, Luis Tudanca.
Así las cosas, habrá que esperar de qué forma
se concreta la iniciativa, si la misma se abre paso y, en su caso, cuando y
cómo se abordaría una investigación que, aunque tarde, permitiría esclarecer
unas responsabilidades políticas que en este caso no son exclusivas
del PP. En esta materia Juan Vicente Herrera encontró plena complicidad no solo con Óscar López, su copiloto en el desdichado viaje emprendido para
fortalecer el “músculo financiero”, sino con su antecesor en el PSCL-PSOE, Ángel
Villalba, con el que concertó el acceso de SantosLlamas y Julio Fermoso a las presidencias de Caja España y Caja Duero, a
partir del cual ambas entidades enfilaron un camino hacia el precipicio que
el presidente del CEISS, Evaristo del
Canto, se ocuparía de completar.
Llamas, Herrera, López y Fermoso en noviembre de 2,009 |
Aunque gracias
fundamentalmente a las denuncias promovidas hace años por UPyD e IU, siguen
vivos procedimientos penales sobre actuaciones perpetradas en Caja España (caso Santos Llamas), Caja Burgos
(caso Arribas) y Caja Segovia
(caso indemnizaciones y caso Navicoas), la mayor parte de las
responsabilidades judiciales desgraciadamente han prescrito. Y la Audiencia Nacional
pegó carpetazo a la demanda interpuesta por la Unión de Consumidores de España (UCE) sobre la
presunta comercialización fraudulenta de las participaciones preferentes con
las que Caja España y Caja Duero camuflaron en su momento el agujero financiero
que acabaría en socavón..
Pero las
que no han prescrito son las responsabilidades políticas del fiasco que supuso
la liquidación de las cajas de Castilla y León y las desastrosas consecuencias derivadas en todos los órdenes: el financiero, el laboral, el social
y el patrimonial. Aunque se haya demorado, esa rendición de cuentas sigue siendo imprescindible.