Apenas doce horas
después de que el pleno del Congreso rechazara por segunda vez la investidura
de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy se hacia presente en el
Palacio de Congresos de Salamanca para protagonizar el que puede haber sido su
primer mitin de las eventuales elecciones generales del 26 de junio. A Rajoy,
que venía de acusar a Sánchez de instrumentar el proceso de investidura para
garantizar su propia supervivencia, el debate le ha servido exactamente para
eso mismo: Se ha reivindicado como líder del PP y no acepta otra opción que la
de una “gran coalición” naturalmente presidida por él.
Aparte de lo que tuvo
de desahogo personal, el discurso socarrón y displicente exhibido en el
Congreso ha devuelto la autoestima a unas huestes un tanto decaídas y confusas por la perdida de protagonismo
del propio Rajoy y de su partido. Y nada mejor en estos casos que la terapia
colectiva que proporciona el clásico mitin de partido al que la militancia acude
predispuesta a la aclamación. Un “bálsamo de Fierabras”, por utilizar una de
esas rancias expresiones que aderezan la oratoria mariana.
Rajoy el pasado sábado en Salamanca |
Y en contra de lo que se presumía, el pacto entre PSOE y
Ciudadanos no ha prescrito automáticamente después de que no prosperara la
investidura de Sánchez. Ambos partidos han decidido mantener viva su alianza y
defenderla juntos como punto de partida en las negociaciones a mantener con el
resto de las fuerzas políticas en busca de los votos necesarios para intentar
de nuevo la investidura. Sintonía y complicidad entre PSOE y Ciudadanos que lógicamente se está trasladando a otros ámbitos, como el de las Cortes
de Castilla y León, donde el gobierno de Juan
Vicente Herrera ha dejado de
contar con la bula que le había dispensado el partido de Rivera.
A decir verdad, no es que la formación naranja haya dado un
giro brusco y se haya alineado de repente con los socialistas, pasándose con armas y bagajes a ejercer la oposición
pura y dura a la Junta. De
hecho, ni siquiera ha dado por roto el acuerdo de junio pasado que hizo posible
la investidura de Herrera. Lo que ha ocurrido es que la prepotencia con la que
el PP ha utilizado el cheque en blanco concedido por ese acuerdo le ha llevado a aplicar su rodillo con absoluta desmedida, sin tener siquiera la deferencia de modular su aplicación al grupo parlamentario que facilitó esa investidura.
Una grieta camino de socavón.- La quiebra de confianza trae causa del rechazo de la mayor parte de las 43 comparecencias solicitadas por Ciudadanos en la comisión de la trama eólica, Dicha afrenta se produjo dos semanas antes de que Sánchez y Rivera firmaran el pacto de “El abrazo”, y es la que abre una profunda grieta entre ambos partidos.
Fuentes y Rivera en las Cortes de Castilla y León |
Si ese veto no hacía
otra cosa que evidenciar la falta de pudor con la que el PP viene tratando de
obstruir esa investigación parlamentaria, su extensión a Ciudadanos constituía
un fatídico error. Y Herrera, en lugar de enmendarlo, se encargó de
amplificarlo y personificarlo cuando en ese mismo pleno se jactó de que los
socialistas hubieran sido “muy torpes” por no haber solicitado su comparecencia
ante dicho comisión. Una imprudente jactancia que provocó una fulminante respuesta de toda la oposición, que inmediatamente se unió en bloque para volver a pedir, y
ahora de manera conjunta, el centenar de comparecencias vetadas por el PP. Con la novedad de añadir a la lista el nombre del presidente de la Junta.
Seguía sin haberse
firmado el pacto de “El abrazo” y esa desafiante actitud de Herrera ya había empujado a Ciudadanos a
hacer frente común con PSOE, Podemos, IU y UPL ante la prepotencia y el abuso
de poder de un partido que, sin tener mayoría absoluta y habiendo obtenido 220.000
votos menos que los sumados por los demás grupos, se vale de un Reglamento
obsoleto para bloquear las iniciativas conjuntas respaldadas por toda la
oposición.
Esa insultante arrogancia ha resultado muy contraproducente para el
propio Herrera, habida cuenta de la existencia de otra comisión de
investigación sobre un asunto que le resulta demasiado cercano: los
multimillonarios sobrecostes del Hospital de Burgos, ese desdichado ensayo de
modelo público-privado de gestión sanitaria que él impulsó y que ha
resultado ser un pozo sin fondo para las arcas de la comunidad. Y como no podía
ser de otra manera, el presidente de la Junta encabeza la lista conjunta de
comparecencias solicitadas por toda la oposición.
De Santiago-Juárez abandonando airadamente el hemiciclo |
Desquicio ante el
bumerán.- La estrategia del PP de bloquear y desactivar
las dos comisiones parlamentarias de investigación ha desencadenado un efecto bumerán de
alcance imprevisible. De momento ha dejado al desnudo su descarado intento de echar tierra sobre los graves casos de presunta corrupción que han comenzado a
aflorar en la gestión de la
Junta , minando definitivamente la credibilidad de Juan
Vicente Herrera en esta materia (que, siendo generosos, es la misma que tiene
Mariano Rajoy, por ejemplo ante Albert Rivera).
El presidente de la Junta se ha metido él solo
en la boca del lobo y su crédito político se desplomará con estrépito si,
ofuscado por la soberbia, rehuye también su comparecencia ante la comisión de
investigación del Hospital de Burgos. Ciudadanos ha retirado la bula y ha
dejado a la intemperie a un presidente que nunca ha asumido la pérdida de la
mayoría absoluta.
El deplorable espectáculo ofrecido durante el pasado pleno de las Cortes por el consejero dela Presidencia , José
Antonio de Santiago-Juárez -desatado, cual descerebrado “hooligan”, en
rebeldía contra la neutralidad institucional observada por la presidenta de la Cámara- refleja el
desquiciamiento que cunde entre la camarilla que protege de la realidad
al atribulado presidente de la
Junta.
El deplorable espectáculo ofrecido durante el pasado pleno de las Cortes por el consejero de