Frente al cambio político preconizado por los
demás partidos en las elecciones del 20 de diciembre, el PP enarboló como
principal logro una política económica que, después de sacar a España del
precipicio del rescate, había conseguido remontar la economía hacia una
imparable senda de recuperación económica y creación de empleo. Naturalmente,
se ocultaba la otra cara de la moneda: el alto coste social derivado de la
degradación del Estado de Bienestar y la devaluación salarial provocada por una
reforma laboral al servicio de un empleo de ínfima calidad, factores, entre
otros, que han disparado la desigualdad
Para dar credibilidad a ese relato del
crecimiento y la creación de empleo, el gobierno de Mariano Rajoy no dudó en aprobar en octubre unos Presupuestos
Generales del Estado a sabiendas de que no cumplían las exigencias de la Unión Europea. Pero había
elecciones a la vuelta de la esquina y no era cosa de contradecir con nuevos
ajustes presupuestarios ese mantra triunfalista de la recuperación. Ya se
ocuparía el nuevo gobierno de lidiar ese regalo envenenado.
Cristóbal Montoro |
Lo que sí ha habido tiempo de constatar es que
ese virtuoso prodigio económico que nos estaba vendiendo el PP tenía los pies
de barro. Y no ha habido que esperar a que Bruselas ajuste las cuentas de 2016 a un nuevo gobierno que
como pronto no existirá hasta bien entrado el verano. Ha sido el incumplimiento
del déficit de 2015 el que ha desvelado que el gobierno Rajoy venía haciéndole trampas al
solitario, disfrazando por motivos electorales una realidad que, entre otras
cosas, tiene al borde de la quiebra a la Seguridad Social.
A partir de aquí viene la sobredimensionada
actuación del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro responsabilizando a las
comunidades autónomas –a las que por otro lado estaba obligado a fiscalizar- de
que España haya incumplido su compromiso europeo con el déficit. Aunque la Ley de Estabilidad le faculte
para ello, la carta que Montoro ha dirigido a los 14 gobiernos autonómicos
“incumplidores” constituye toda provocación política con la que no intenta otra
cosa que encubrir su anterior dejación de responsabilidades.
Rosa Valdeón y Pilar del Olmo |
Un recorte de 328 millones.- El ministro de Hacienda en funciones pretende
obligar a unos gobiernos autonómicos que están financieramente exhaustos a
recortar drásticamente en 15 días sus presupuestos de 2016, sabiendo que, dada
la estructura del gasto, ello solo es posible metiendo de nuevo la tijera en la Sanidad , la Educación y la
protección social. En dos semanas, Montoro pretende tener sobre la mesa un
nuevo plan económico-financiero de cada comunidad, que en el caso de Castilla y
León tendría que conllevar un recorte presupuestario de 328 millones de euros.
¿Tragará la Junta de Castilla y León una imposición ante la
que se han rebelado al unísono todas las comunidades no gobernadas por el PP?
En un principio la vicepresidenta, Rosa
Valdeón, y la consejera de Hacienda, Pilar
del Olmo, han dejado claro que no existe margen posible para aplicar tamaño
recorte, invitando al propio Montoro a que sea quien indique donde debe meterse
la tijera. Pero preocupa el silencio que mantiene sobre el particular Juan Vicente Herrera, quien de momento
no se ha pronunciado al respecto. Un silencio que ha provocado el recelo de la oposición
socialista, que no se fía de lo que puede ocurrir mientras Herrera no se dirija
al ministro manifestándole fehacientemente la negativa o imposibilidad de
asumir ese recorte.
El pasado mes de diciembre la Junta aprobó unos
Presupuestos cuadrados en 9.843,7 millones de euros, cifra que si bien era un
0,78 inferior a la del año anterior, incrementaba el gasto disponible para las
consejerías en 162 millones de euros, la mayor parte de los cuales, 132, se
distribuían entre las consejerías de Sanidad, Educación y Familia, tratando de
paliar, aunque fuera mínimamente, los estragos causados por los sucesivos años de
implacables recortes. Los 328 millones que quiere recortar Montoro retrotraería
ese gasto público disponible a niveles inferiores a los de 2014, momento en el
que supuestamente los recortes en Sanidad, Educación y Familia habían tocado
fondo.
Enfermos de hepatitis C |
En un año, este de 2016, en el que siguen
disparadas las listas de espera de los hospitales, no ha habido dinero para
reducir las tasas universitarias ni para extender la gratuidad de los libros de
texto a todas las familias, sería como para echarse a temblar si, conminada por
Montoro, la Junta
le mete un recorte de 328 millones de euros a un Presupuesto que tan solo
revertía una parte mínima de los varios miles de millones de euros de gasto
social recortados en los años de plomo de una crisis que, para desgracia
nuestra, no nos había perdido de vista. En unos días saldremos de
dudas.