Aunque está feo alegrarse de las desgracias ajenas, las comarcas mineras de Castilla y León han celebrado el pasado 15 de abril, día de San Telmo confesor, palentino por más señas, como si fuera el 4 de diciembre, festividad de Santa Bárbara. No era para menos. El enemigo público de la minería del carbón, José Manuel Soria, se veía obligado a abandonar precipitadamente el gobierno, acorralado por la sarta de mentiras con las que intentó vanamente negar lo innegable: su participación accionarial en sociedades opacas radicadas en varios paraísos fiscales.
José Manuel Soria |
Es humano y natural que la caída del ministro de Industria, aunque solo lo fuera ya en funciones, haya sido acogida con semejante alborozo en las cuencas mineras de León y Palencia. Pero lo cierto es que el daño causado por Soria al sector minero es desgraciadamente irreversible. El mal ya estaba hecho. El drástico recorte de las ayudas públicas, unido a la desregulación que obligaba a las eléctricas a consumir carbón autóctono, ha abocado al sector a una situación agónica de imposible marcha atrás.
También es verdad que, siendo Soria el gran villano, nadie por encima de él fue sensible a la posición del gobierno de Juan Vicente Herrera en defensa del carbón y de su inclusión estratégica dentro del mix energético nacional. La vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría se puso de lado ante el conflicto entre el ministerio y la Junta , y no digamos Mariano Rajoy, que no descubrió el problema hasta el día en que el gobierno Herrera pidió la dimisión de Soria, responsabilizándole de que el PP hubiera perdido la mayoría absoluta en las elecciones autonómicas de mayo de 2015.
Después de cuatro meses en los que el sector siguió hundiéndose sin que nadie pusiera remedio, el 29 de septiembre Rajoy apareció por León en el viaje inaugural del AVE, fasto en el que anunció que el gobierno dotaría de fondos adicionales el plan de reactivación de las cuencas mineras. Promesa flagrantemente incumplida por el ministerio de Industria, cuyo titular boicoteó poco después el establecimiento del llamado “céntimo verde”, incentivo fiscal al consumo de carbón autóctono que, si bien lo hizo suyo el PSOE a través de una enmienda a los Presupuestos Generales del Estado, contaba con el respaldo de la Junta de Castilla y León.
No consta, claro está, que en el colegio de la Asunción se haya descorchado un gran reserva de Viña Pedrosa para brindar por la defenestración de José Manuel Soria. Pero a nadie se le oculta que el regocijo entre Juan Vicente Herrera y su núcleo próximo ha sido igual o superior al despertado en las cuencas mineras. No en vano el ex ministro canario ha sido para la Junta una de sus dos “bestias negras” alojadas en el gobierno Rajoy. La otra, a nadie se le oculta, es Cristóbal Montoro.
Rosa Valdeón y Cristóbal Montoro |
El pulso con Montoro.- Soria ha salido despedido por la puerta de atrás justo cuando la Junta trataba de templar la embestida de Montoro contra ésta y las demás comunidades autónomas que no han cumplido el límite del déficit fijado para 2.015. Su carta conminando a cada uno de esos gobiernos autonómicos a presentar un nuevo plan económico financiero que conllevaría drásticos recortes presupuestarios -en el caso de Castilla y León 328 millones de euros- había reabierto de nuevo la caja de los truenos. Si la vicepresidenta, Rosa Valdeón, y la consejera de Hacienda Pilar del Olmo, ya habían advertido que no había margen para aplicar ningún recorte, Juan Vicente Herrera dio un paso más y amenazó con judicializar el conflicto si Montoro se obstinaba en imponer a la comunidad esa restricción presupuestaria.
El pulso ha quedado sin resolver después de que el ministro convocara una reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en la que se ha avenido a mantener una negociación bilateral con cada comunidad autónoma. Un mano a mano que la Junta afronta con el respaldó unánime de todos los grupos parlamentarios, que han suscrito un acuerdo de comunidad reivindicando un nuevo modelo de financiación autonómica que, a diferencia del vigente, garantice a Castilla y León los recursos necesarios para mantener los servicios básicos.
Cuando acabamos de ver que las listas quirúrgicas de espera del Sacyl siguen aumentando -3.979 pacientes más en el pasado trimestre- y con ellas la demora media -ahora en 85 días- de las intervenciones, o cuando el consejero de Educación reconoce que los universitarios de Castilla y León siguen pagando en concepto de tasas 108 euros más que la media española, plantearse nuevos recortes en Sanidad o Educación sería todo un escarnio.
Juan Vicente Herrera y Luis Tudanca |
Pero este grado de consenso interno frente a Montoro o en defensa de una mejor financiación de la comunidad -lo insólito sería que hubiera desacuerdo al respecto- no quiere decir que las relaciones entre la Junta y la oposición atraviesen por su mejor momento. Todo lo contrario. Aunque no ha renegado formalmente del acuerdo que posibilitó la nueva investidura de Herrera, Ciudadanos sigue desmarcándose de la Junta y del PP, y además cargando las tintas muy directamente contra el presidente y la creciente división que rodea a su partido en la comunidad.
Por su parte, Luis Tudanca, además de no fiarse de esa negociación bilateral a afrontar con Montoro, ha arremetido contra la vicepresidenta de la Junta , Rosa Valdeón, “por ver la paja en el ojo de Soria y no la viga en el PP de Castilla y León”. En relación con los “papeles de Panamá, Tudanca recuerda que la Agencia Tributaria destapó que uno de los principales implicados en la “trama eólica”, el ex viceconsejero Economía, Rafael Delgado, recibió dinero de cuentas radicadas en Suiza, así como que uno de los constructores del Hospital de Burgos, Jesús Arranz Monje (de los Arranz Acinas de toda la vida), creó una sociedad en Panamá en compañía de un hermano del presidente de la Junta , Y el dirigente socialista denuncia que, existiendo en las Cortes sendas comisiones encargadas de investigar sobre la “trama eólica” y los sobrecostes del hospital burgalés, el PP mantiene bloqueada dicha investigación parlamentaria.
Me da que no va a hacer falta esperar a la próxima campaña electoral para que, tal como diría el personaje de Manquiña en “Airbag”, aquí vaya a haber “hondonadas de hostias”.