A punto de enfilar la recta final de la
campaña, confieso que sigo sin descifrar las verdaderas razones que indujeron a
Alfonso Fernández Mañueco a liarse la manta a la cabeza y anticipar en
vísperas navideñas las elecciones autonómicas del 13-F. En plena pandemia y tirando
a la papelera los Presupuestos de la Comunidad para 2.022.
Si alguien tenía motivos para adelantar las elecciones, ese era el presidente de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, quién, gobernando igualmente en coalición con C´s, no ha encontrado los apoyos suficientes para aprobar sus Presupuestos. Sin embargo, el presidente andaluz se lo ha pensado bien y ha preferido no tentar la suerte. Hace unos días acompañó a Mañueco en Salamanca, observando desde la barrera el experimento electoral en Castilla y León, que le servirá de impagable test para decidir cuándo le conviene convocar en Andalucía.
Mañueco y Casado en un acto electoral |
La dañada credibilidad del candidato-presidente.- Por lo general, los politólogos conceden escasa influencia a las
campañas electorales, pero alguna pueden tener cuando cerca del 30 por ciento
de los potenciales votantes están indecisos. Y es obvio que el
candidato-presidente ha afrontado la del 13-F con un claro déficit de
credibilidad. No podía ser de otra manera después de haberse tirado meses
asegurando su propósito de agotar la Legislatura. A partir de ahí la
“conspiración” con la que trató de justificar el adelanto ha resultado
inverosímil y su palabra ha quedado muy devaluada en detrimento de los mil
enunciados de su programa electoral, máxime cuando los antecedentes del PP
avalan aquella afirmación de Tierno
Galván según la cual “las promesas electorales están para no cumplirse”.
Igea cree en la "remontada" de C´s |
En unas elecciones dominadas por la tendencia de voto nacional, es evidente que el candidato-presidente no aporta ningún plus a la cotización electoral que trae de base su partido. Y esto mismo puede extenderse al socialista Luis Tudanca, a los candidatos de Unidas Podemos (acaso con la excepción en Valladolid de la concejala María Sánchez) y no digamos al neófito candidato de Vox. Si acaso, por lo visto en campaña y en especial en el primer debate televisivo, el único que puede mejorar sus negras expectativas iniciales sería Igea, quien se está tomando cumplida revancha de la afrenta política de haber sido alevosamente cesado de su preciado cargo de vicepresidente de la Junta.
El candidato de C´s no pasa una y el nuevo consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, al omitir en su
agenda oficial varias reuniones mantenidas con responsables de la empresa Ambuibérica,
adjudicataria del grueso del transporte sanitario del Sacyl, le ha permitido
poner bajo sospecha al sucesor de su inseparable Verónica Casado. (Ambuibérica, presidida por un ex alcalde del PP,
ha sido además una de las tres empresas a las que la consejería adjudicó a dedo
los polémicos test de antígenos realizados durante las pasadas semanas).
Tudanca y Sánchez el pasado domingo en León
Igea viene contando con la ventaja de no ser
apenas replicado por el PP, que sigue la consigna de ignorarle, ni tampoco por
el PSOE, el gran damnificado por el pacto bipartito que en 2019 frustró la
alternancia de gobierno. Paradojas del destino, a los socialistas les vendría ahora
muy bien que, tras su ruptura con Mañueco, C´s amortiguara su desplome en la
medida necesaria para evitar que PP y Vox sumen una mayoría absoluta que
excluiría al PSOE de cualquier ecuación de gobierno.
Alarma ante el crecimiento exponencial de Vox.- Lo cierto es que las expectativas del PP de aproximarse a la
mayoría absoluta se han esfumado como un espejismo. En la redistribución del
voto del antiguo trío de Colón los estrategas genovitas incurrieron en el grave
error de minusvalorar el previsible crecimiento de Vox. No cayeron en la cuenta
de que en las últimas elecciones generales los de Santiago Abascal triplicaron en Castilla y León el número de votos
obtenidos unos meses antes en las autonómicas, pasando de poco más de 75.000 a
más de 230.000 (un 16,8 por ciento). A la luz de este dato no debería
sorprender a nadie que la formación ultraderechista irrumpa en las Cortes con
un mínimo de 10 escaños (12 consiguió C´s en 2019 con un porcentaje del 14,96).
Ayuso, en socorro de Mañueco |
Un resultado así
podrá ser presentado como una victoria electoral del PP, pero sería una
victoria bastante amarga. En lugar de Casado, quien saldría fortalecido del
trance sería Vox, reforzado como sumando político absolutamente imprescindible
para que el líder del PP vea cumplida su aspiración de acceder a La Moncloa.
Casado, opuesto a un gobierno PP-Vox.- Aunque lo previsible es que PP y Vox sumen mayoría absoluta, en Génova no quieren ni oír hablar de compartir el gobierno en Castilla y León. Y no tanto por falta de afinidades ideológicas como por constituir una línea roja en su estrategia de llegar a La Moncloa.
Abascal en Burgos con el candidato de Vox |
Si se confirma lo anterior, después del 13-F
Mañueco no tendría otra opción que pactar su investidura con unas minorías como
la Unión del Pueblo Leonés, el Partido por Ávila y Soria ¡Ya!, cuyas exigencias
hipotecarían en gran medida su acción de gobierno. Para entonces, Casado habrá
pasado la página de Castilla y León, internamente culpará del pinchazo a la
falta de tirón electoral de Mañueco, y pondrá sus miras en busca de mejor
suerte en Andalucía.
(Publicado en elDiario.es Castilla y León)
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