Reconducidas
las pulsiones internas en el PSOE de Castilla y León hacia el actual mano a mano entre Julio Villarrubia y Luis Tudanca, el pronóstico de la
confrontación se presentaba a priori bastante incierto. La profunda división de
la militancia socialista de Castilla y León quedó patente el pasado 13 de
julio, cuando cerca de un 46 por ciento de los votantes apoyaron a Eduardo Madina, algo mas de un 39 por
ciento a Pedro Sánchez y el 15 por
ciento restante a José Antonio Pérez
Tapias.
Julio Villarrubia |
Villarrubia se quedó de pronto sin
contrincante, a la espera de que el “lopecismo” designara un candidato que de
antemano llevaba todas las de perder. La polarización del partido entre ambos
bandos garantizaba la victoria al palentino, que ya acariciaba de nuevo la
secretaría autonómica de la que fue desalojado abruptamente el pasado 30 de
mayo.
No contaba Villarrubia con que la irrupción en
escena de Luis Tudanca iba alterar,
y mucho, la correlación de fuerzas existente a mediados de julio. Ya comente aquí que Tudanca no surge como la “tercera vía” no contaminada que el mismo
reclamaba en el mes de junio. Pero siendo evidente que su candidatura ha sido la tabla de salvación a la que se ha agarrado el “lopecismo”, no es menos cierto que el diputado
burgalés ha conseguido al mismo tiempo conectar con gran parte de la
militancia no alineada con ninguno de
los bandos. Incluso ha conseguido incorporar a su equipo a destacados
militantes “damnificados” por López, caso del procurador vallisoletano Óscar Sánchez, incomprensiblemente
apeado de las listas autonómicas en 2011.
Los 3.373 avales que ha recopilado demuestran
que el respaldo obtenido por Tudanca va mucho mas allá, en calidad y cantidad,
de lo que representa el descabezado “lopecismo” (Pedro Sánchez obtuvo en julio
2.200). Y a Villarrubia, que ha sumado 2.80'9, ahora no le salen las cuentas. Su gran error de cálculo
fue el de pensar que todos los que el 13 de julio votaron a Madina y a Pérez
Tapias iban a respaldar en bloque su candidatura a la secretaria autonómica. Y
seguramente hubiera sido así, si su rival en liza hubiera sido López. Pero éste
felizmente ha desaparecido de escena y su rival ahora se llama Tudanca, el
secretario provincial del PSOE en Burgos, donde por cierto Madina
superó tanto en avales como en votos a Sánchez.
Luis Tudanca |
Sin duda, este vuelco en los avales registrado
en Burgos y Salamanca ha alterado el anterior equilibrio de fuerzas, mermando muy seriamente las posibilidades de
Villarrubia, al que de poco le serviría haber sido el más avalado en Soria, la
otra provincia donde el secretario provincial, Carlos Martinez, supuestamente
no había tomado partido por ninguno de los candidatos. Pero lo peor para el
palentino es que a través de los avales ya se ha pronunciado cerca del 60 por
ciento del censo socialista. Y por muy elevada que sea la participación -el 13 de julio rondó justamente el 60 por ciento-, si se descuenta la abstención
técnica, la ventaja de 564 avales con la que parte Tudanca resulta en la práctica
extraordinariamente difícil de contrarrestar.
Los cálculos de Villarrubia se han venido
abajo sencillamente porque estaban basados en que su rival iba a ser el
“prófugo” López. Pero Tudanca no suscita ese rechazo y ha tenido la habilidad
de ir zafándose del abrazo del oso del “lopecismo”. Y al contrario que Villarrubia,
no tiene ninguna responsabilidad en una guerra fraticida que ha dejado muchas
heridas por restañar.
Además de ello, Tudanca también tiene a su favor el factor
generacional. No ha tenido tiempo de adquirir los resabios de la vieja política
y se ajusta plenamente al perfil de los nuevos tiempos que encarna Pedro Sánchez.
Tiene todo el tiempo por delante para armar una verdadera alternativa de
gobierno en Castilla y León, ya que, aun perdiendo las elecciones en 2015,
tendría la oportunidad de volver a ser candidato en 2019. Una apuesta de futuro
que, después de más de 25 años ocupando cargos públicos y orgánicos, no está en condiciones
de representar Villarrubia.