Como no hay mal que cien
años dure, los quince días de campaña electoral, un suplicio y un insulto a la inteligencia del
común de los ciudadanos, enfilan ya su recta final. Atrás ha quedado un fin de
semana en el que el Partido Popular ha echado el resto, trayendo a Mariano Rajoy y a José María Aznar, que
por primera vez en mucho tiempo están remando en la misma dirección: la de
minimizar el descalabro electoral que le espera al partido del gobierno el
próximo domingo.
Mariano Rajoy en Burgos |
Fruto de aquella estrecha vinculación trabada
con Feliciano Blázquez fue la
fulgurante carrera política de Ángel
Acebes y ha sido el desembarco como diputado “cunero” del actual portavoz
de campaña del PP, Pablo Casado, quien ha sido asesor personal y alguna cosa más
del ex presidente del gobierno. Sin duda Aznar es el mejor antídoto de que
dispone el PP para evitar la fuga de votos por el flanco derecho. Pero ese
problema, que lo tuvo cuando irrumpió Vox en las pasadas elecciones europeas, no es el que diezma ahora la cosecha electoral de los populares.
Si algo ha quedado claro a estas alturas de la
campaña es que la sangría de votos que sufre el PP tiene como principal
beneficiario a Ciudadanos, formación percibida hoy por hoy por el electorado
como un partido de centro. Y no parece que el discurso ultraconservador en el que está instalado Aznar sea elmejor apósito para atajar esa hemorragia.
Juan Vicente Herrera y José María Aznar en Ávila |
Dentro del fuerte retroceso electoral que, según los sondeos, se llevaría por delante las siete mayorías absolutas de las que dispone el PP en siete capitales de provincia, el resultado pronosticado en Ávila constituiría toda una debacle. Perdería la tercera parte de sus votos, pasando de 14 a 10 concejales, lo que le dejaría a tres de la mayoría absoluta. Y al igual que en el resto de los capitales, es evidente que la mayor parte de esos electores no se han pasado a Vox, que no rasca bola en ninguna parte, sino al partido de Albert Rivera. En el caso de Ávila la progresión de Ciudadanos es absolutamente espectacular, ya que se convertiría en la segunda fuerza política, con más del 30 por ciento de los votos y 8 o 9 concejales, al beneficiarse a la vez del desplome del PSOE, amén de absorber gran parte del antiguo electorado de UPyD, que en 2011 obtuvo en el consistorio abulense su mejor resultado en una capital de provincia.
Mientras que en León un quítame allá unas encuestas realizadas en el mes de febrero, Juan Vicente Herrera fulminó al actual alcalde, Emilio Gutiérrez, designando candidato a la alcaldía a Antonio Silván, es evidente que en Ávila el PP ha pecado de exceso de confianza al consentir que Miguel Ángel García Nieto hiciera mutis por el foro del Senado. Para mayor desdicha, el recambio designado, el ex subdelegado del Gobierno, José Luis Rivas, está demostrando tanta insolvencia política como falta del sentido del ridículo.
También es de dudosa eficacia la aportación electoral de José Luis Rodríguez Zapatero y de Alfredo Pérez Rublacaba, presentes ambos en la campaña de Luis Tudanca. El candidato socialista a la presidencia de la Junta está abocado a firmar el peor resultado del PSOE de Castilla y León en unas elecciones autonómicas, pero, tratándose de algo imputable al desgaste general de la franquicia, ello no le incapacitará para seguir al frente del partido y liderar la oposición socialista en la comunidad. No obstante, en su debe personal podrá cargarse, si se confirma, el desplome socialista en Ávila y Zamora, donde ha dejado pudrir el enfrentamiento fraticida que ha desembocado en la escisión del partido en ambas provincias.
Luis Tudanca y José Luis Rodriguez Zapatero |
También tendría su mérito que IU, además de salvar con José Sarrión su escaño en las Cortes, consiga mejorar su representación municipal, sobreponiéndose a la irrupción de Podemos, que a la postre ha dejado ser el enemigo público número uno del PP para abrirse un hueco en el nuevo mapa básicamente a costa del electorado progresista.
Por lo demás, la ausencia de debates, imprescindibles para
contrastar tanto los programas como la aptitud y capacidad de los candidatos,
ha frustrado las expectativas que había despertado una campaña electoral en la
que por primera vez PP y PSOE no son sus únicos protagonistas. Los "emergentes", por su parte, han sido incapaces de aportar frescura y originalidad a una campaña que ha discurrido por los trasnochados derroteros de costumbre.
elblogdepedrovicente@gmail.com
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