lunes, 14 de septiembre de 2015

El invariable mar de fondo en el PP

 Mientras se cocinan los Presupuestos de la Junta para 2016, donde comenzaremos a ver en que quedan las cartas a los Reyes Magos presentadas por los distintos consejeros en la ronda de comparecencias que han protagonizado en las Cortes, la dinámica política en la comunidad está inevitablemente trufada por la apretada agenda electoral que nos espera hasta las mismas vísperas navideñas.


Herrera, de mitin en  Barcelona
Juan Vicente Herrera, quién apenas se ha dejado ver y oír en Castilla y León desde que fue reelegido como presidente, se sumó el pasado sábado a la campaña electoral del PP en Cataluña, participando, junto a los presidentes de las otras cuatro comunidades autónomas que ha conseguido conservar su partido, en un acto en apoyo de Xavier García Albiol. Allí tuvo ocasión de coincidir con su admirado Alberto Núñez Feijóo, por el que apuesta con los ojos cerrados como nuevo líder nacional del PP en el caso de que un fracaso en las próximas generales obligue a Mariano Rajoy a echarse a un lado en el posterior congreso nacional del partido.

 A la misma hora que Herrera hacia campaña en Cataluña, el vicesecretario general de Organización del PP, Fernando Martín Maillo, hacía lo propio en Zamora, provincia en la que sigue presidiendo el partido y por la que con toda seguridad será cabeza de lista al Congreso de los Diputados en las próximas generales. Maillo se llevó a Zamora a la ministra de Empleo, Fátima Báñez, con la que compartió el protagonismo de un acto celebrado en la finca La Yagona, un complejo hostelero especializado en bodas, banquetes y comuniones. Para los que tanto se fijan en las fotos, las de este evento resultan harto significativas de cómo anda la relación del vicesecretario general del PP con la Junta en general y con su vicepresidenta, Rosa Valdeón, en particular.

 Maillo se situó en el centro de una mesa en la que solo hubo sitio para Báñez y para el secretario regional del PP, Alfonso Fernández Mañueco, mientras que la vicepresidenta de la Junta –y, no se olvide, precisamente consejera de Empleo, además de vicesecretaria de Acción Política del PP regional- se vió relegada a escuchar al trío de oradores desde la primera de las filas reservadas al público. Se dirá que era un acto de partido, y así fue, pero el principal reclamo era la presencia de la ministra, quién lógicamente no hizo otra cosa que vender los logros de su departamento, lo cual ya tiene mérito precisamente en una provincia como la de Zamora, donde la población activa y no activa sigue en caída libre.

Báñez, Maillo y Mañueco en Zamora
 Las relaciones entre el polo formado por Herrera y la Junta  y el binomio Génova-Gobierno Rajoy siguen tan tensas o más que después del sainete al que asistimos nada más cerrarse las urnas el 24 de mayo. Como están todos de nuevo sintonizados en modo electoral, toca cerrar filas y evitar nuevos roces públicos, pero, por mucho que se esfuercen, el mar de fondo sigue tal cual, para fatalidad por cierto de la nueva Delegada del Gobierno, María José Salgueiro, a la que algún malévolo podría dedicarle el “¿Y tú de quién eres…?”, la famosa canción de “No me pises que llevo chanclas”.

Ahí ha quedado por ejemplo la postura del nuevo consejero de Educación, el “independiente” Fernando Rey,  sobre la LOMCE, afirmando que “no es de recibo que un país serio nuestros alumnos de primero de Bachillerato no sepan con qué criterios se les va a juzgar los resultados que obtengan este año”. Todo un recado que obviamente a estas alturas le resbala completamente al flamante y feliz embajador de España ante la OCDE.

 El de la minería, la madre de todos los conflictos, sigue donde estaba, es decir, pudriéndose, y no parece que el de la leche lleve mejor camino. Este último puede convertirse en un molesto grano para la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, quién ya tiene de uñas a los brigadistas forestales. Los abucheos recibidos durante su visita a la pasada Feria Agropecuaria de Salamanca pueden ser un preludio de lo que le espera en la próxima campaña electoral si se confirma, tal como aventuró “El topillo” nada más ser nombrada ministra, que puede ser la designada por el dedo de Rajoy para encabezar la lista del PP por Valladolid en las próximas generales.

Antolín Sanz en imagen de su cuenta Twitter
 Mientras tanto, a diferencia de todos los demás presidentes provinciales del PP, que siguen aferrados al cargo tras el batacazo en las pasadas municipales y autonómicas, el de Ávila, Antolín Sanz, ha anunciado que no se presentará a la reelección en el próximo congreso. El gesto sería hasta plausible si obedeciera al reconocimiento de dicho fracaso o al espantoso ridículo que supuso el golpe de mano protagonizado por el grupo de diputados que desafiaron su autoridad y auparon a la presidencia de la Diputación a Jesús Manuel Sánchez Cabrera, dejando con el molde puesto al candidato oficial y en ese momento secretario provincial del partido, Pablo Luis Gómez.
 Pero no. Sanz dice que deja la presidencia provincial del PP simplemente porque ya lleva en ella 16 años, argumento que sería del todo respetable si lo extendiera a su escaño de senador, en el que lleva apalancado desde 1993, esto es, ni más ni menos que 22 años. ¿O nos va a sorprender Antolín renunciando a ser candidato en las próximas generales?

 Por supuesto que no es el PP el único partido con cuentas internas por ajustar, ni el único que está sintonizado en modo electoral (lo están todos, a excepción de los leonesistas, que ya no concurren a las generales). En el actual contexto la mayor parte de las iniciativas parlamentarias registradas en las Cortes tienen un claro trasfondo electoralista. A veces tan indisimulado como el de la proposición presentada la pasada semana por Ciudadanos a instancias de su dirección estatal contra el proceso soberanista emprendido en Cataluña.