¿Ha tenido algún efecto la pérdida de la
mayoría absoluta del PP en la talante de la Junta y en el papel de las Cortes de Castilla y
León? Dos meses después de que, tras su insólito amago de espantada, Juan Vicente Herrera fuera investido
presidente por quinta vez –en esta ocasión gracias a la imprescindible
abstención de Ciudadanos- de momento el PP sigue campando por sus respetos
tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo de la comunidad.
Silvia Clemente y Juan Vicente Herrera |
Habrá que esperar a que las Cortes celebren su
primera sesión plenaria del nuevo curso para calibrar en que medida cobra vida
política el “mausoleo” de Villa del Prado. En lo sustancial, por ahora todo ha
seguido por los mismos o peores derroteros de siempre. La llegada de Podemos
(10 procuradores) y de Ciudadanos (5) no se ha reflejado en la composición de la Mesa de la Cámara , que sigue anclada
en el bipartidismo y con una mayoría a la que el PP no va a renunciar si en la
reforma del Reglamento no se garantiza el voto de calidad de la presidenta, Silvia Clemente, quien viene pastoreando el rebaño parlamentario con acreditada destreza.
Y a la primera ocasión que ha habido -la
solicitud de comparecencia del consejero de Fomento, el atildado Juan Carlos Suárez Quiñones, para
informar sobre los incendios forestales- ya se ha visto que el PP (por otra parte
con evidente torpeza política) no ha cambiado el “chip” y sigue actuando como
si dispusiera de mayoría absoluta. En parte se comprende. A estas alturas ha
comprobado que el cheque en blanco de Ciudadanos constituye una auténtica
“barra libre” para hacer y deshacer igual que durante los 24 años anteriores.
Ni con la más holgada de las mayorías se había
atrevido antes Juan Vicente Herrera
a efectuar nombramientos como los realizados en su actual mandato, que
incluyen la confirmación -en algún caso, incluso el ascenso- de los seis altos
cargos imputados en la investigación judicial de los pelotazos urbanísticos perpetrados a costa de las arruinadas empresas públicas Gesturcal y ADE
Parques. Ello sin que Ciudadanos haya puesto la menor objeción, como tampoco la
ha puesto respecto a la continuidad de los munícipes del PP imputados en el
caso Caja España.
Ni con esa mayoría
tan holgada se había atrevido Herrera a ponerse a Montesquieu por montera y decidir que el portavoz del grupo
parlamentario popular, Carlos Fernández Carriedo, asista a las
sesiones del Consejo de Gobierno de la Junta. ¿Se imaginan la que se formaría si Mariano Rajoy decide que el portavoz del
PP en el Congreso, el inefable Rafael
Hernando, acuda cada viernes a las reuniones del Consejo de Ministros en La Moncloa. Pues aquí
nadie ha dicho nada, ni siquiera cuando dicha medida -además de políticamente
aberrante- resulta de más que dudosa legalidad.
Fernández Carriedo y De Santiago-Juárez |
Ya sabemos
que el grupo parlamentario no es más que la correa de transmisión de la Junta y que su portavoz
cumple a rajatabla las instrucciones que recibe del Ejecutivo, al punto de que Fernández Carriedo (no solo
él, también la anterior presidenta de las Cortes, Josefa García Cirac) en la pasada legislatura acudían regularmente
de incógnito al Colegio de la
Asunción para recibir directamente las instrucciones del
consejero de la Presidencia. José Antonio de Santiago-Juárez. Pero lo de
ponerle silla en el Consejo de Gobierno es de un descaro insoportable.
A menos que Ciudadanos decida liquidar el
escaso crédito de su discurso sobre la “regeneración democrática” -a estas
alturas, y después del caso Presencio,
en niveles ínfimos-, lo que no podrá evitar el PP es que se constituya la
comisión de investigación solicitada por el grupo socialista sobre la “trama
eólica”. Al no disponer de la mayoría absoluta necesaria para vetarla, lo
lógico es que el PP no se moleste en manifestar su oposición a la misma, con lo
cual quedará constituida automáticamente. Otra cosa va a ser la batalla
posterior en la Mesa
de las Cortes sobre su composición, y, una vez constituida, sobre el método de
trabajo a seguir y la relación de comparecientes a citar.
Pese a todas las cautelas, la creación de esta
comisión va a ser el primer signo de posible cambio de dinámica en las Cortes,
donde hasta ahora todo esta discurriendo como solía, con una oposición de muy
bajo perfil. Habrá que esperar a esa primera sesión plenaria con preguntas al
presidente para ver si el socialista Luis
Tudanca, quien ha comenzado el curso un tanto desdibujado, no ha heredado
los complejos e hipotecas de sus predecesores, así como si el portavoz de
Podemos, Pablo Fernández, no se está acomodando a la mullida moqueta
institucional. A estas alturas nada puede esperarse del portavoz de Ciudadanos,
Luis Fuentes, partido que en
Castilla y León ha dilapidado con absoluta insolvencia su enorme capacidad de
presión sobre el PP. No exentos de posibles cantos de sirena están los dos
componentes del grupo mixto, José
Sarrión (IU) y Luis Mariano Santos
(UPL), quienes de momento se están ateniendo al respectivo rol que les corresponde.
Rosa Valdeón |
Por lo que
se refiere al nuevo gobierno Herrera, nada más conocer su composición expresábamos
nuestras dudas sobre si la vicepresidenta única, Rosa Valdeón, fuera a poder asentar su autoridad como “numero dos”
de la Junta. No
por falta de personalidad y capacidad política para serlo, sino por la perturbadora
sombra del consejero de la
Presidencia , De
Santiago-Suárez, la oscura mano que durante los últimos ocho años, si es que no también antes, ha venido meciendo la cuna-diván presidencial.
Valdeón ha cometido dos errores capitales para
consolidarse como auténtica “numero dos”. Uno de ellos ha sido aceptar la Portavocía de la Junta sin asumir entre sus
competencias la dirección general de
Comunicación, permitiendo que el control de la información y la “chequera
mediática” sigan siendo manejados a su absoluto antojo por el sinuoso consejero
de la Presidencia. El
otro ha sido no situar su despacho en el Colegio de la Asunción , dejando a De
Santiago-Juárez la exclusiva de su cercanía física al presidente.
Si en su
momento María Jesús Ruíz, quien se
instaló en el complejo presidencial y tenia bajo su mando la dirección de Comunicación,
no consiguió en ningún momento erigirse como la verdadera “numero dos”, mucho más
difícil lo tiene aún la actual vicepresidenta. Ese papel lo ha desempeñado oficiosamente
en las dos últimas legislaturas el intrigante consejero de la Presidencia , quien,
tras la salida de la Junta
de Tomás Villanueva, Juan José Mateos y Silvia Clemente, ha
acumulado en la práctica todavía más poder del que tenía antes. Aunque carezca
del rango oficial, De Santiago Juárez no
solo sigue siendo el verdadero “numero dos” de la Junta , sino que ahora se percibe con más claridad que nunca su condición de “presidente en la
sombra”.
elblogdepedrovicente@gmail.com 7-9-2015