lunes, 26 de octubre de 2015

20-D: Tan solo cuatro escaños en liza

 Hace cosa de un mes realizábamos aquí una primera prospección en torno a las próximas elecciones generales en Castilla y León, concluyendo que a priori la batalla se limitaba a cuatro provincias: Valladolid, León, Burgos y Salamanca, las únicas circunscripciones en las que cabía la posibilidad de que una tercera fuerza política metiera la cuchara en un reparto de escaños reservado desde 1993 al PP y al PSOE. Un bipartidismo que por otra parte persistirá en el Senado, Cámara en la que nada hace pensar que varíe lo mas mínimo la actual distribución de los 36 senadores electos (27 populares y 9 socialistas).


 Con arreglo a los resultados de las pasadas elecciones autonómicas y a los sondeos previos a las elecciones catalanas, el partido que estaba llamado ha romper ese prolongado bipartidismo no era otro que Podemos, que acariciaba la posibilidad de lograr un escaño de diputado en Valladolid, León y Burgos. Sin embargo, el panorama ha cambiado mucho desde entonces y mientras la marca de Pablo Iglesias cotiza cada día más a la baja, el éxito de Ciudadanos en los comicios catalanes ha catapultado a la formación de Albert Rivera como eventual tercera fuerza política estatal.

Albert Rivera y Luis Garicano
Aunque ninguno de los sondeos publicados ha proyectado sus resultados por circunscripciones provinciales, se intuye que el partido naranja puede tener a su alcance un escaño del Congreso en alguna de las cuatro provincias antes señaladas (en las restantes, que eligen solo tres diputados -en el caso de Soria solo dos- la posibilidad de que pesque la tercera fuerza política es muy remota). Valladolid, circunscripción en la que Ciudadanos obtuvo uno de sus resultados más pobres el pasado 24 de mayo, puede ser ahora la plaza mas propicia para los de Albert Rivera, siempre y cuando, claro está, que supere a Podemos, que en las autonómicas le superó por más de cinco puntos.

El desinfle general del partido morado, su cisma interno en Valladolid y el desembarco de un “cunero” para encabezar la lista son factores que merman considerablemente sus expectativas de obtener ese escaño vallisoletano. (Otro gallo cantaría si Podemos hubiera convergido con “Ahora Común”, la plataforma impulsada por IU, alianza que sin duda hubiera garantizado ese preciado acta de diputado). Este desacuerdo de la izquierda permite a Ciudadanos aspirar a ser la tercera fuerza política y por ende a entrar en la liza por ese diputado. En principio, dicho escaño se dirimiría entre el número tres de la lista del PP (previsiblemente Arenales Serrano o Ildefonso Pastor, si la primera pasa a la lista del Senado), el número dos de la del PSOE, el ex subdelegado Cecilio Vadillo, y los cabezas de lista de Podemos, Juanma del Olmo, y de Ciudadanos, Francisco Igea.

Pedro de Palacio
A Igea, antiguo afiliado de la UPyD que llegó a disputar las primarias celebradas por el partido de Rosa Díez para elegir candidato a la presidencia de la Junta, no le va a faltar apoyo de la cúpula nacional de Ciudadanos,  ya que se trata de un candidato apadrinado por Luis Garicano, el economista vallisoletano convertido en el “gurú” económico de Ciudadanos y aspirante a la cartera de Economía en un futurible gobierno de coalición participado por el partido naranja. Garicano se va a volcar personalmente en la batalla por ese codiciado escaño por Valladolid, ocupándose de que Rivera no se limite, como en mayo, a dar un mero paseo por la ciudad.

Se supone que antes de que se abra la campaña electoral -incluso antes del próximo 1 de noviembre, día en el que se reúne su ejecutiva nacional en Ávila- Ciudadanos habrá sido capaz de resolver el “caso Presencio”, ya sea logrando que renuncie al escaño de concejal o procediendo a su expulsión (esto último dejaría al partido naranja con una sola concejalía en el ayuntamiento vallisoletano, ocupada además por la que es a la vez su única representante en la Diputación provincial).

Junto a Valladolid, la otra circunscripción mas propicia para Ciudadanos sería Salamanca, donde obtuvo su mayor porcentaje en las pasadas autonómicas. Sin embargo, la ocurrencia del “minarete” regional que encabeza el salmantino Luis Fuentes de promover a uno de sus miembros, el vallisoletano Pablo Yáñez, como cabeza de lista por dicha provincia -esto es, la presentación de un “cunero”- puede resultar muy contraproducente. Máxime si a ello se añade la deteriorada imagen que Fuentes y dicho “minarete” empiezan a tener entre la militancia de Castilla y León, incluida la salmantina.

Ibán García del Blanco
Por su parte, Podemos mantendría muchas posibilidades de conseguir un escaño en Burgos, provincia en la que consiguió su mejor resultado en las autonómicas, pero ello pasa por converger con “Imagina Burgos”, la  plataforma unitaria creada en las pasadas elecciones municipales en la que cohabitaron con gran éxito (6 concejales en la capital y 3 diputados provinciales) el propio partido morado, IU y otras fuerzas políticas y sociales. “Imagina Burgos” ha optado por promover candidaturas a las próximas generales y Podemos tendrá que decidir si participa en ese proceso o concurre en solitario con una candidatura encabezada por el actual procurador Pedro de Palacio, secretario de Organización y número dos de Podemos en Castilla y León. Al igual que Del Olmo, el “cunero” vallisoletano, De Palacio forma parte del estrecho círculo de confianza de Pablo Iglesias, quien con toda seguridad incluirá Valladolid y Burgos en su periplo electoral previo al 20 de diciembre.

Y muy complicado resulta de escrutar lo que pueda  ocurrir en León, donde en principio Podemos también contaba con posibilidades de obtener uno de los cinco escaños en juego. De conseguirlo, podría ser tanto a costa del tercer diputado del PP como del segundo del PSOE, escaño éste último al que opta el ex senador autonómico y ahora secretario de Cultura y Movimientos Ciudadanos en la Ejecutiva Federal, Ibán García del Blanco, quien ha carecido de apoyos suficientes para encaramarse al número uno de la lista (a priori es el único puesto que tiene garantizado el escaño). Dado que la Unión del Pueblo Leonés no concurre a las generales, el destino del voto leonesista puede resultar decisivo para decantar la batalla leonesa.