Mientras “L’Osservatore herreriano”, el órgano
oficioso del régimen, no se descuelgue cualquier día de estos ofreciéndonos la
habitual versión interesada, nadie sabe de qué hablaron Mariano Rajoy y Juan Vicente
Herrera durante los 20 minutos en los que compartieron vagón en el viaje
inaugural del AVE entre Valladolid y Palencia (en la ciudad del Carrión se
incorporó a la comitiva el alcalde, Alfonso
Polanco, y a partir de ahí ya se sabe que tres -cuatro con la ministra Ana Pastor- son multitud). Me da a mí
que la conversación no difirió mucho de esas que mantienen dos vecinos sin
apenas relación que tienen el fastidio de coincidir en el ascensor: En efecto,
lucía una mañana espléndida y el tren se deslizaba rauda y silenciosamente
camino de la capital palentina.
Desde aquellas explosivas declaraciones a Carlos Alsina en las que Herrera, tras
recomendar a Rajoy que se mirara al espejo, amagó con pegar la espantada, la
relación entre ambos presidentes ha sido fría y distante. Sobre todo después de
que el gallego le dejara muy claro al burgalés que si quería dejar la Junta que lo hiciera, pero
que se olvidara de nombrar sucesor -en ese caso sucesora-, ya que esa prerrogativa
no le correspondía a él, sino a la dirección nacional del partido.+
Lo que vino
después es conocido: Herrera reculó,
formó un nuevo gobierno con Rosa Valdeón
como vicepresidente única (número dos tan solo en teoría), sin que las viejas
rencillas entre ambos gobiernos hayan remitido. Ni siquiera a pesar de que, a diferencia
de lo ocurrido en su día con el melifluo Ramiro
Ruíz Medrano y el efímero Juan
Carlos Suárez Quiñones, la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría dejara en manos del presidente autonómico
el nombramiento de la nueva Delegada del Gobierno, María José Salgueiro. De
nada ha servido ese gesto: la guerra fría -y a veces no tan fría- es evidente.
Juan Vicente Herrra y Rosa Valdeón |
Se ha vuelto a comprobar en los últimos días
con las nuevas andanadas lanzadas por la Junta a sus dos máximas bestias negras del
gobierno Rajoy, los ministros de Industria, José Manuel Soria, y de Hacienda,
Cristóbal Montoro. Mientras Rajoy,
forzado por las circunstancias de estar inaugurando el AVE, anunciaba en León
un difuso apoyo a la minería, lo cierto es que, siguiendo las instrucciones
gubernamentales, el grupo popular del Senado se había pasado por el forro su
compromiso de presentar la anunciada enmienda a los Presupuestos Generales del
Estado para implantar el “céntimo verde” en apoyo del carbón nacional.
Nueva sal
en la herida de la Junta ,
que, eso sí, no ha pedido ninguna responsabilidad a los 28 senadores del PP de Castilla y León, comenzando por los leoneses Luis Áznar y Silvia Franco, que han claudicado en su defensa de una iniciativa
que contaba con las bendiciones del gobierno Herrera. Está claro que, justo en
vísperas de que el aparato del partido confeccione las candidaturas a las
generales de diciembre, ninguno de ellos quiere acabar como el tercer senador
leonés electo en su día por el PP, Juan
Morano, cuya indisciplina precisamente sobre el problema minero le costó su
pase al grupo mixto y su inevitable jubilación política (que ya le tocaba,
dicho sea de paso). Los 28 aludidos -entre los que se incluyen, para mayor
escarnio, los dos senadores designados directamente por las Cortes de Castilla
y León, Juan José Lucas y Mar Ángulo- tendrán no obstante que
retratarse el día que se vote la enmienda presentada al respecto en el último
momento por el grupo socialista de la
Cámara , el mismo que dirige precisamente Óscar López, sobre el que resultaría ocioso por mi parte redundar en
ningún calificativo.
José A. de Santiago-Juárez y Pilar del Olmo |
Ello para mayor inri, cuando su padrino
político, el inefable consejero de la presidencia, José Antonio de Santiago Suárez, se ha descolgado en la Mesa de la Función Pública con la
propuesta de devolver la paga extra en tres plazos, tan solo uno de los cuales
sería antes de terminar el presente año. Una propuesta que constituye toda una
provocación para los sindicatos y que
sorprende sobremanera en la actual coyuntura preelectoral. A no ser que el
objetivo perseguido por “Los 3 Sudamericanos” (Herrera, De Santiago y Del Olmo) sea precisamente el de
cabrear todavía más de lo que están a los cerca de 80.000 empleados públicos de
la comunidad. A fin de cuentas, quien pagaría dicho cabreo en las urnas no
sería la Junta ,
sino el gobierno Rajoy, o sea, el responsable, a juicio de Herrera, de que el
PP de Castilla y León perdiera la mayoría absoluta en las elecciones
autonómicas de mayo.
Cospedal, Rajoy y Martínez Maillo |
El desalojo de Rajoy, Cospedal y Maillo resulta imprescindible para que Herrera pueda controlar el posterior congreso del PP de Castilla y León, a celebrar en primavera, manejando a su gusto su sucesión tanto en la presidencia autonómica del partido como en la de la propia Junta. En esa perspectiva se interpreta asimismo el posible relevo de determinados delegados territoriales de