En rigor no cabe decir que el nuevo gobierno
de Mariano Rajoy haya defraudado las
expectativas de la Junta
de Castilla y León, cuyo presidente y a la vez máximo responsable del PP de la
comunidad, Juan Vicente Herrera, hace tiempo que no goza de la
menor influencia ni en La
Moncloa ni en la calle Génova. Tras su distanciamiento de
Rajoy, sus desencuentros con Soraya Sáez
de Santamaría y su gélida relación con María
Dolores de Cospedal, Herrera no tenía la menor posibilidad de influir en el
“casting” ministerial. Su nula capacidad de influencia en Madrid quedó patente
con ocasión de las candidaturas del PP a las pasadas elecciones generales,
cuando fracasó estrepitosamente en su intento de colocar como cabeza de lista
por Valladolid a la ministra de Agricultura, Isabel García Tejerina, quién volvió a repetir como número tres por
Madrid.
Pablo Casado y Juan Vicente Herrera |
Sin capacidad alguna de maniobra. Herrera
conocía la composición del gobierno a la misma hora que el resto de los
españoles (todo lo más, es posible que minutos antes recibiera una llamada de
García Tejerina comunicándole que Rajoy le acababa de confirmar su continuidad
en el palacio de la glorieta de Atocha). Y como adelantaba el viernes “El
topillo”, veía frustradas sus dos grandes esperanzas: la caída del vilipendiado
Cristóbal Montoro y la incorporación
al banco azul del diputado por Ávila, aunque palentino de nacimiento, Pablo Casado, vicesecretario de
Comunicación del PP y el único miembro de la cúpula nacional del partido que mantiene
una relación fluida con el presidente autonómico.
Para desgracia de Herrera y de su guardia
pretoriana en el gobierno que preside, Montoro sigue siendo el ministro de
Hacienda y por tanto el máximo interlocutor
(y no, como se pretende confundir, la vicepresidenta y ahora también
titular de Administraciones Públicas) en todo lo concerniente a la financiación
autonómica, materia en la que ha venido manteniendo continuas y sonoras broncas
con la Junta.
“Estamos esperando el santo
advenimiento, pero el señor Montoro está tan entretenido haciéndonos la vida
imposible a las comunidades autónomas, que no sabemos cuánto
se retrasara”, decía Herrera en febrero de 2014 a propósito de la
polémica entre ambas administraciones sobre el cumplimiento del objetivo de
déficit. Y más lejos llegó la bronca a finales de ese mismo año, cuando el
presidente de la Junta
acusó al ministro de “mentir de forma descarada” en torno a los efectos de la
quita de intereses acordada por el ministerio.
Montoro y Sáez de Santamaría |
Una tormentosa relación atizada,
como no podía ser de otra forma, por el entonces portavoz de la Junta , el ahora
vicepresidente José Antonio de
Santiago-Juárez, quien, tras acusar a Montoro de dedicarse a “pisar callos”
con sus continuas “ocurrencias”, pidió al ministro que “nos deje en paz”.
De otro lado, presentar a la vicepresidenta
Sáez de Santamaría como aliada de la
Junta en la presunta defensa de los intereses de Castilla y
León indica una notable falta de memoria, si es que no una manifiesta
impostura. Para empezar, la vicepresidenta ha tenido siempre dentro de su
círculo más próximo a Montoro, sin que ello haya impedido las continuas
desavenencias entre el ministro de Hacienda y el gobierno Herrera. Y no digamos
ya si hablamos de la minería, objeto de la superlativa bronca mantenida entre la Junta y el anterior gobierno
de Mariano Rajoy, conflicto en el que la vicepresidenta se puso completamente
de perfil, sin defender en ningún momento las reivindicaciones de la Junta frente al nefasto José Manuel Soria.
Para acabar
de rematarlo, Sáez de Santamaría pegó toda una espantada en la campaña
electoral de las autonómicas de 2015, en la que, avisada de la protesta que
pensaban protagonizar los mineros, alegó una súbita e imaginaria indisposición
para quitarse de en medio y dejar colgado a Herrera en el mitin programado en
la capital leonesa. A la vista de tales antecedentes, y tratándose de una
diputada por Madrid, apañada puede estar Castilla y León si espera que la
vicepresidenta se vaya a transformar ahora en adalid de los intereses de esta comunidad.
Dolores de Cospedal, Mariano Rajoy y Fernando Mnez.Maillo |
Añádase a lo anterior que la entrada en el gobierno de Dolores de Cospedal tampoco constituye precisamente una buena noticia para Herrera y su guardia
pretoriana, ya que, aunque se mantenga como secretaria general del PP, su tarea
en el ministerio de Defensa deja como máximo responsable del día a día en la
sede de Génova al vicesecretario de Organización, Fernando Martínez Maillo, la gran bestia negra del herrerismo.
Puede que en el Colegio dela
Asunción hubieran preferido´incluso que Maillo hubiera sido nombrado
ministro con tal de que no siguiera siendo un firme aspirante a convertirse en
el secretario general del partido en el congreso nacional a celebrar en febrero. Visto todo lo cual se comprenderá que el nuevo
gobierno de Mariano Rajoy no haya despertado precisamente entusiasmo entre el
presidente de la Junta
y su agradecido entorno político y mediático.
Puede que en el Colegio de
Por su
parte, los socialistas de Castilla y León parecen haberse dado una tregua a la
espera de la próxima reunión de su Comité Autonómico, donde inevitablemente se
reflejará la división existente en el partido. Mientras tanto, el secretario asutonómico del PSCL-PSOE, Luis Tudanca, ha sido, junto a sus homólogos de Baleares, País Vasco y Madrid, uno de los barones territoriales presentes en
el congreso del Partido Socialista de Cataluña, al que la gestora federal
teledirigida por Susana Díaz no ha
tenido a bien enviar ningún representante. Dato este último harto revelador de
la quiebra interna que vive la familia socialista.