Atrás
quedó el puente de una Constitución que seguiría inmaculada desde 1978 si no
fuera porque en los estertores del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
el PSOE y el PP perpetraron aquella reforma exprés que modificó el artículo 135
para anteponer los intereses del mercado financiero a las necesidades de los
ciudadanos. Salvo para eso, el bipartidismo forjado en la transición fue
incapaz de abordar la necesaria puesta
al día de una Carta Magna que, por mera cuestión de edad, no tuvo ocasión de
votar el 64 por ciento de los españoles que hoy tienen derecho a voto. Y ahora,
venido a menos ese bipartidismo, el problema es que la fragmentación del mapa
político impide el consenso necesario para afrontar una reforma cada vez más imprescindible. De
modo que la asignatura puede seguir estando pendiente durante lustros.
Juan Vicente Herrera, en el centro, durante su visita a ACOR |
El hecho resulta ciertamente prodigioso
teniendo en cuenta los drásticos recortes aplicados por la Junta al presupuesto en
Educación, que en el año 2.010 disponía de 2.224 millones de euros y en 2.013 había
caído hasta los 1.802; sin ir más lejos, en el presente ejercicio de 2.016, la
consejería ha dispuesto de 1.901 millones, 323 menos que hace seis años. A la
vista de estos datos, habría que concluir que Castilla y León ha mantenido e
incrementado la calidad de su sistema educativo no gracias a la Junta , sino precisamente a
pesar a ella. El gran esfuerzo ha sido y es el de los docentes, que han tenido
que suplir con una dedicación extra la falta de recursos humanos y materiales,
sobre todo en el medio urbano (el ratio de un profesor por cada 4 alumnos en la
escuela rural es precisamente uno de los factores que elevan el nivel de
calidad educativa en el informe).
Pero si existe un mérito político por los
resultados de PISA en Castilla y León, habrá que atribuírselo, no al actual
consejero, que apenas lleva algo más de un curso académico en el puesto, sino a
sus antecesores en el cargo. Sucede que dichos resultados son óptimos desde el
primer informe (año 2.003), en el que la comunidad ya se situó por encima de la
media de la OCDE
y de España. Resultados que no han dejado de progresar desde entonces,
mejorando en 23 puntos en comprensión lectora y en 17 en ciencias. Y hace al caso recordar que en 2.003 accedió a la
consejería Javier Álvarez Guisasola,
sustituido en 2.007 por Juan José Mateos,
quien permaneció en el cargo hasta las elecciones autonómicas de 2.015.
Juan José Mateos y Javier Álvarez Guisasola |
¿Y qué sucedió con Sánchez-Pascuala? Pues ocurrió que, sometido a una especie de prueba a la llegada del actual consejero, seis meses fue cesado de mala manera y con peor estilo, siendo sometido además a una suerte de linchamiento mediático por “L´Osservatore herreriano”, el mismo que ahora echa en cara a la oposición que no salga loando las excelencias de la gestión educativa de
Alberto Núñez Feijóo |
A todo esto, mientras otras comunidades van haciendo los deberes presupuestarios, la consejería de Hacienda sigue a estas
alturas sin presentar el techo de gasto de la Junta para 2.017. Pese a
salir de un proceso electoral, la
Xunta de Galicia, que preside el admirado Núñez Feijóo, ya ha remitido al Parlamento su
anteproyecto de Ley de Presupuestos para el año próximo, que por cierto
contempla un incremento del 2.9 por ciento. Un porcentaje sin duda muy
estimable, aunque no tanto como el que revalorizará las nóminas del propio
Feijóo y sus consejeros, que se han subido sus sueldos en más de un 7 por ciento.
Veremos si en esto el presidente gallego también es un referente para su entrañable
compañero de aquestos lares.