Habida cuenta del nuevo y cambiante escenario
político, con viejos y nuevos actores compitiendo por captar a un electorado que
sigue mostrándose muy volátil, se daba por descontado que la precampaña electoral
del 20-D iba a ser especialmente intensa. Pero no se esperaba tan agitada como
lo está siendo en una comunidad como Castilla y León, donde llevamos la tira de
legislaturas sin que apenas varíe la distribución de los 68 escaños (32 del
Congreso y 36 del Senado) que se ventilan cada vez que hay comicios generales
(hasta hace cuatro años los diputados eran 33, pero la pérdida de población
dejó sin uno a la provincia de Soria, la única de toda España que solo elige
dos).
Cuando parecía que los dos pilares del
bipartidismo estaban aguantando el tirón y seguían siendo los únicos aspirantes
a ser la fuerza mas votada, el sondeo de Metroscopia publicado el pasado
domingo por “El País” ha situado a Ciudadanos en un puño con el PP y el PSOE.
Hasta tal punto que la formación liderada por Albert Rivera habría superado
en intención de voto -que no en escaños- a los socialistas, que correrían así
el riesgo de pasar a ser el tercer partido, algo que dejaría a Pedro Sánchez prácticamente sin
opciones de formar gobierno. Pero no es solo el PSOE el que puede verse sobrepasado
por Ciudadanos, que según dicho sondeo se sitúa tan solo a un punto del PP, lo
que permite hablar de un empate técnico entre las tres fuerzas políticas
Albert Rivera el pasado domingo en Ávila |
Aunque se supone que ya estaba al tanto, esta
incursión abulense le ha permitido al líder de Ciudadanos conocer más de cerca
que entre sus filas en Castilla y León abundan más de lo que sería prudente y
deseable los advenedizos, arribistas y otros gañanes sin escrúpulos alistados sin
otra intención que la de medrar. En una rueda de prensa en la que solo le hubiera
gustado hablar de los apasionantes retos políticos que tiene por delante su
partido, Rivera tuvo que responder preguntas sobre el “caso Presencio”, a esas
altura sin resolver, o sobre la trapisonda protagonizada por el coordinador
provincial de C’s y de momento cabeza de lista al Congreso por León, Sadat Maraña, quien lleva años pasando
por ser licenciado en Administración de Empresas sin haber completado jamás
dichos estudios.
Ambos casos permanecen abiertos en canal en plena precampaña de las
generales y vienen a engrosar una larga serie de chusquedades y chapuzas iniciada
con aquella que obligó al partido a retirar a escasos días del 24 de mayo la
candidatura municipal de Miranda de Ebro. Desde entonces para acá Ciudadanos en
Castilla y León es una especie de “casa de los líos” en manos de una camarilla
designada a dedo desde Barcelona que se pasa por el forro la regeneración
democrática que tanto se afana en proclamar la formación naranja.
Pablo Iglesias, Pablo Fernández y Pedro de Palacio |
El sondeo de “El País ha constituido una
especie de bálsamo para Podemos, que, al contrario que Ciudadanos, parecía en
caída libre desde las elecciones catalanas. Aunque la recuperación que le
atribuye Metroscopia no se ve confirmada ni en el Observatorio de la SER ni en la encuesta de Abc,
el partido de Pablo Iglesias parece haber
frenado ese desplome, lo cual ya no es poco. De cara al 20-D sus expectativas
en Castilla y León han sufrido un serio revés tras la inevitable dimisión de su
numero dos en el escalafón autonómico y cabeza de lista por Burgos, Pedro de Palacio, quien constituía a priori
una de sus mejores bazas para conseguir representación en el Congreso de los
Diputados. Según algún sondeo (por otra parte no demasiado fiable) que se ha
permitido provincializar la adjudicación de escaños, la circunscripción más
propicia para Podemos sería la de Valladolid, donde todavía no se ha
oficializado el aterrizaje del cunero Juan
Manuel del Olmo como cabeza de lista al Congreso.
Habrá que ver si
las dos facciones de Podemos enfrentadas en Valladolid son capaces de simular
puertas afuera un cierre de filas como el escenificado por el PP de Castilla y
León, donde, por imperativo electoral y como por ensalmo, se han dado
temporalmente por zanjadas las reyertas internas existentes en todas las
direcciones. Conmovedor, una vez más, el alegato de Juan Vicente Herrera llamando a todos a remar en la misma dirección
y exhortando al comité nacional de listas a que aprueba unas candidaturas al
Congreso y al Senado “renovadoras e ilusionantes”. Exige a Génova lo que no
hizo él en las pasadas elecciones autonómicas y municipales, en las que avaló
candidaturas como la de Javier León de la Riva ,
y apoyó las de otros que, al igual que el ex alcalde, llevaban desde
1987 encadenando ininterrupidamente cargos públicos (verbigracia Ramiro Ruíz Medrano, José Antonio de Santiago-Juárez y José Manuel Fernández Santiago).
Cospedal y Herrera el pasado viernes en Valladolid |
Al lado de los anteriores, Enrique Martín y Arenales Serrano, ambos de la quinta del 91, y Alfredo Prada y Antolín Sanz,
de la del 93, serían todavía valores en alza. Y casi jóvenes promesas Carmen Luis Heras e Isabel Jiménez, que llevan en esto
desde el 95, o Sandra Moneo, diputada
desde el 96, Todo ello excluyendo a Celinda
Sánchez (1993), Antonio Vázquez (1995) y Ana Torme (1996), los únicos que de mejor o peor gana se han
apartado de la carrera por repetir en las listas. Y dejo pendiente de reseñar
para otra ocasión la incombustibilidad política de otra serie de altos cargos de las
instituciones autonómicas (más arriba he mencionado solo a tres) que siguen en
activo gracias al “dedazo” de Herrera, quién, dicho sea de paso, lleva en nómina
oficial desde 1992.