Tras la descarada tomadura de pelo de hace un
año, cuando el gobierno de Fonsi Fernández Mañueco, se sacó de la
manga un denominado “anteproyecto” de Presupuestos de la Comunidad que jamás
registró en las Cortes, parecía difícil que pudiera superarse tamaño nivel de
impostura. Máxime cuando el gobierno Mañueco se había comprometido desde hace
semanas a registrar dentro del plazo establecido en el Estatuto de Autonomía, que
finalizaba el 15 de octubre, a cumplir con su obligación de registrar en tiempo
y forma Proyecto de Presupuestos de para 2026.
Y lo ha hecho en tiempo, en el último día del
plazo, pero desde luego no en forma, aportando un Proyecto incompleto -falta el
capítulo correspondiente al presupuesto del propio Parlamento y de las llamadas
instituciones propias de la comunidad-, tramitado además sin la preceptiva
aprobación del llamado “techo de gasto”. Por si fuera poco, no se aporta
tampoco el Proyecto de Ley de Medidas de Acompañamiento, ese que incluye los
llamados “beneficios fiscales”, esos con los que la Junta suele favorecer mayormente
a sus amigos de la empresa familiar y a las rentas más altas, amén de colar de
rondón por la puerta de atrás modificaciones legislativas de toda laya.
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Mañueco vendiendo unos nuevos Presupuestos "fake" |
Una chapuza premeditada.-Naturalmente, toda esta gran chapuza no es
casual. Persigue el objetivo premeditado de que Castilla y León vuelva a
quedarse por segundo año consecutivo sin Presupuestos -volverían a prorrogarse
los aprobados para 2024-, carencia de la que el gobierno Mañueco pretende
responsabilizar a la oposición, que por el momento se ha limitado a exigir que
la Junta no siga saltándose a la torera la legalidad presupuestaria vigente. De
hecho, los servicios jurídicos de las Cortes ya han dictaminado que el Proyecto
de Presupuestos no puede tramitarse sin antes aprobar el “techo de gasto” (que
no será sometido a aprobación de las Cortes hasta este miércoles).Hace un año, con el gobierno de la comunidad
en minoría, la estrategia consistía en que el “anteproyecto” de marras quedara
en el dique seco porque la oposición no diera luz verde al techo de gasto. Pero
ocurrió que el PSOE, alertado de la maniobra desde el grupo mixto, no mordió el
anzuelo y permitió con su abstención salvar ese requisito. Y ya se sabe lo ocurrido:
el gobierno Mañueco dejó pasar los meses sin registrar jamás el Proyecto de
Ley, incumpliendo con ello sin ninguna justificación tanto el Estatuto de
Autonomía como el requerimiento realizado al efecto por acuerdo unánime -el
grupo popular tuvo la desfachatez de sumarse a la iniciativa- del pleno de las
Cortes.
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Abascal, ayer de precampaña electoral en Segovia |
Como señalaba al principio,
tal maniobra no era reproducible un año después. Ante lo cual, los émulos de
los trileros de la calle Sierpes instalados en el Colegio de la Asunción se han
sacado de la manga otra burda estratagema que persigue idéntico fin: culpar a
la oposición de que Castilla y León vuelva a carecer de unos Presupuestos con
los que afrontar los retos que sigue teniendo por delante, cada vez mayores y
más apremiantes entre otras cosas por la deplorable gestión del gobierno en
minoría que preside el indolente “Fonsi”, incapaz de remover de su cargo
a consejeros tan abrasados como el titular de Medio Ambiente, quien viene a ser
el “mazón de Castilla y León.Aún subsanando las carencias legales
señaladas (el PSOE ya ha anunciado su abstención sobre el "techo de gasto), el nuevo Proyecto de Presupuestos está condenado a terminar en la
papelera, básicamente porque el gobierno Mañueco, por mucho paripé que intente,
no tiene la menor voluntad de alcanzar un acuerdo con ninguno de los dos únicos
grupos parlamentarios que aritméticamente le pueden proporcionar la mayoría de
la que carece: PSOE y Vox. El consenso, ya de por sí extraordinariamente complicado
a menos de cinco meses de las próximas elecciones autonómicas, es ahora de todo
punto inviable después una vez que Mañueco ha volado todo tipo de puentes con ambos
partidos.
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Carlos Martínea ante la sede del PSOE de Soria |
Las relaciones con su último socio de gobierno
no pueden estar más deterioradas y cualquier intento de negociación tropezará
con el famoso “burruño” en que el presidente de la Junta convirtió la propuesta
de mínimos planteada por el partido de Abascal durante el pasado debate sobre
el Estado de la Comunidad. Tampoco ha procurado Mañueco el menor acercamiento
con el nuevo líder autonómico de los socialistas, Carlos Martínez, al que desde
el primer los populares han tratado, sin fundamento, de vincular a Santos
Cerdán, hasta llegar a calificarle como “el jefe de la banda de Ferraz” (De la
Hoz, dixit) en Castilla y León. Añádase a ello que, si llegara a entablarse la
negociación presupuestaria, los socialistas exigirán que la Junta se acoja a la
quita de la deuda y no tragarán con los habituales regalos fiscales con que el
PP obsequia a su clientela electoral en detrimento de los recursos necesarios para
mejorar la Sanidad, la Educación, la vivienda y los servicios sociales. Así las cosas, estamos condenados a asistir a
una “batalla por el relato” afrontada por la Junta con el dopaje que le
proporciona la “chequera mediática” de la Publicidad Institucional. El problema
es que, tras la calamitosa gestión de los incendios del pasado verano, la
ineptitud del gobierno Mañueco es conocida más allá de las fronteras de la
comunidad autónoma, de forma que ese blindaje mediático no le brinda toda la
protección que necesitaría. De ahí que en Génova sigan de los nervios ante el eventual
pinchazo electoral que puede sufrir Núñez Feijóo de la mano de Fernández Mañueco.
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