El vacío de poder que él mismo se ocupó de provocar, al dinamitar la
Ejecutiva que encabezaba Julio Villarrubia, le ha venido de perlas a Óscar
López para suplantar el liderazgo del Partido Socialista de Castilla y
León en el pasado congreso federal del
PSOE. A falta de barón territorial encargado de negociar la cuota de poder
interno en los nuevos órganos de dirección, López se ha valido de su cercanía personal
al nuevo secretario general, Pedro Sánchez, para administrar a su conveniencia dicha
cuota. Tan a su conveniencia, que la misma incluye su futura designación como
portavoz socialista en el Senado, un cargo de relumbrón al que llegará después
de toda una pirueta política sin precedentes.
Si no fuera por tener que aparentar una imagen de renovación, Sánchez no hubiera tenido el menor inconveniente en mantener en su puesto al hasta ahora secretario federal de Organización. Ambos mantienen una estrecha relación personal y política sustentada sobre la base de haber compartido un mismo mentor, que no fue otro que José Blanco, quién los adoptó como pupilos cuando era el hombre fuerte de Ferraz. La sintonía y complicidad entre Sánchez y López es absoluta y el segundo ha estado trabajando bajo mano para el primero desde el mismo instante en que se forjó su candidatura para suceder a Rubalcaba. Bien se ha visto en Castilla y León, aunque no con el resultado que ellos esperaban.
Era por ello razonable pensar que Sánchez no iba a dejar tirado a López ante su comprometido futuro en Castilla y León, donde el voto de la militancia en el doble proceso previo al congreso federal había desbaratado su plan inicial de recuperar la secretaría autonómica del partido y concurrír a las primarias para repetir en 2015 como candidato a la presidencia de la Junta. Ese objetivo, que no era otro que volver a ser lo que ya fué en 2011 gracias a la alfombra que le tendió Blanco, se ha visto truncado al constatarse en las urnas internas del partido que él y sus afines con cuentan ni de lejos con la mayoría que creían tener entre la militancia socialista de la comunidad.
Blanco, el común mentor de López y Sánchez |
Era por ello razonable pensar que Sánchez no iba a dejar tirado a López ante su comprometido futuro en Castilla y León, donde el voto de la militancia en el doble proceso previo al congreso federal había desbaratado su plan inicial de recuperar la secretaría autonómica del partido y concurrír a las primarias para repetir en 2015 como candidato a la presidencia de la Junta. Ese objetivo, que no era otro que volver a ser lo que ya fué en 2011 gracias a la alfombra que le tendió Blanco, se ha visto truncado al constatarse en las urnas internas del partido que él y sus afines con cuentan ni de lejos con la mayoría que creían tener entre la militancia socialista de la comunidad.
Ante ello López ha tenido que buscarse otra
salida y ha conseguido que Sánchez le recoloque como portavoz en el Senado, lo
cual pasa por la pirueta antes comentada. Tras perder estrepitosamente las
elecciones autonómicas de 2011, lo primero que decidió el nuevo portavoz
socialista en las Cortes Regionales fue sumar a dicho cargo el escaño de
senador por la comunidad que le corresponde al PSOE, acumulando ambas
representaciones institucionales al cargo orgánico de secretario autonómico del
partido. En estas estábamos en 2012 cuando llega el congreso de Sevilla y
Rubalcaba decide confiar a nuestro hombre nada menos que la secretaria federal
de Organización, lo que le obligaba a renunciar a la secretaría autonómica y a
uno de los dos escaños parlamentarios.
Óscar López e Ibán García del Blanco |
El hecho es que López renunció al escaño del Senado, promocionando al puesto a alguien, este sí, de su estricta confianza, el leonés Ibán García del Blanco. El que fuera la mano derecha del ex secretario provincial del PSOE y ex alcalde de León, el inefable Francisco Fernández, era el sorprendente heredero del escaño (sorprendente por el premio que recibía el máximo corresponsable de la debacle electoral sufrida por los socialistas leoneses en las municipales y autonómicas de 2011).
Pero he aquí que ahora resulta que ese escaño es la única vía de acceso que tiene López para acceder al Senado y convertirse en el nuevo portavoz socialista de la Cámara Alta. Y esta es la pirueta: García del Blanco, como el que ha estado de prestado, va a tener que renunciar al mismo, ya que el señorito necesita disponer del mismo para su improvisada recolocación. Eso sí, para compensar su “sacrificio”, López se ha encargado meterle en la nueva ejecutiva federal de Sánchez, donde ocupará la secretaría de Cultura. ¿Hubiera accedido Del Blanco a la ejecutiva federal de no ser porque tiene que ceder el escaño del Senado a López? La pregunta admite pocas dudas.
En la peor tradición del politiqueo de la vieja política, Sánchez ha tragado con esta componenda, al igual que con todos nombres que le ha impuesto López para representar a Castilla y León en los nuevos órganos federales del partido. Al igual que Del Blanco, coincide que la otra representante en la ejecutiva federal, Iratxe García, nombrada secretaria para la Unión Europea, también secundó el pasado 30 de mayo la operación de derribo de la Ejecutiva de Villarrubia. Y por si no fuera bastante, tres de los cinco nuevos miembros del Comité Federal son de la misma cuerda.
Villarrubia e Iratxe García, juntos en la pasada campaña europea |
Así las cosas, el congreso autonómico de este otoño se presenta más abierto que nunca. Tras su espantada, falta por ver si sus afines presentarán una opción alternativa -ahora se habla de Ana Redondo- o se agarrarán como clavo ardiendo a una “tercera vía” -Soraya Rodriguez sería la mas aparente- que les permita eludir el alto riesgo de derrota que correrían en una confrontación mano a mano contra Villarrubia y los suyos.
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