Dos semanas
después de las pasadas elecciones autonómicas, las expectativas generadas por
la pérdida de la mayoría absoluta del PP han comenzado a desvanecerse. Y eso
que esas expectativas en ningún caso pasaban por una alternancia de gobierno en
la comunidad, algo aritméticamente imposible una vez que los populares disponen
justo de la mitad de los 84 escaños que integran las Cortes. Con ese resultado
no hay otra opción que no pase por la continuidad del PP en la Junta , ya sea con Juan Vicente Herrera al frente o sin
él, si es que decide finalmente consumar su amenaza de espantada.
Juan Vicente Herrera |
Con sus 42 escaños, la oposición está en
condiciones de bloquear la investidura del candidato del PP,
que necesita al menos la abstención de un procurador de otro grupo para poder
ser elegido. Esa sería la gran baza a jugar para plantear un pacto por la
regeneración absolutamente razonable: La oposición facilita la investidura y a
cambio de ello el PP se aviene a quedar en minoría en la Mesa de las Cortes a fin de
que la oposición pueda ejercer por fin la labor de control de gobierno que
corresponde a la institución parlamentaria. Si el PP conserva la mayoría en la Mesa de la Cámara- la pretendida regeneración democrática se irá al traste.
Sin embargo, no parece que el PP vaya a ser
puesto en ese trance. Ciudadanos, la cuarta fuerza política en la comunidad,
esta dispuesto a evitárselo con la simple adhesión a un decálogo sobre la regeneración democrática, que, salvo en lo que se refiere a las imputaciones
por corrupción, remite a asuntos de índole nacional. Un documento que, entre
otras muchas omisiones, no contiene la palabra transparencia, no obliga a limitar
mandatos y aforamientos ni garantiza la constitución de comisiones parlamentarias de
investigación. En suma, prácticamente un cheque en blanco que naturalmente el PP está encantado en firmar. De hecho ya
lo ha rubricado en La Rioja
y se ha apresurado a hacerlo en Soria, donde, habiendo obtenido un diputado menos
que el PSOE, pretende que Ciudadanos le preste su apoyo activo para mantener la Diputación provincial.
En materia de imputaciones por corrupción,
contrasta la intransigencia mantenida por el partido de Albert Rivera en Andalucía o en la Comunidad de Madrid con
la laxitud mostrada en Castilla y León. En Andalucía, mantiene bloqueada la
investidura de Susana Díaz mientras
no renuncien a sus escaños en las Cortes Generales los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Y
en Madrid, nada mas conocerse su imputación en la “operación Púnica”, ha exigido el cese de los consejeros Salvador Victoria y Lucía Figar como condición previa para
negociar su posible apoyo a la investidura de Cristina Cifuentes.
En efecto:
El punto número uno del decálogo de Ciudadanos dice literalmente lo siguiente:
“Separar de inmediato de cualquier cargo,
público o de partido, a imputados por corrupción política hasta la resolución
completa del procedimiento judicial”.
Y ese es el caso, sin duda, Chaves, Griñán, Victoria y Figar. Pero también el de
los seis altos cargos de la Junta de Castilla y León citados a declarar como imputados en
el caso Arroyo-Portillo, en el que, a partir de una denuncia de la fiscalía
anticorrupción, el Juzgado investiga presuntos delitos de prevaricación,
cohecho, maquinación para alterar el precio de las cosas y malversación de
caudales públicos.
Para nada
han exigido sus ceses Luis Fuentes, Miguel Ángel González y Pablo Yáñez, el terceto dirigente de
Ciudadanos que negocia un “pacto de estabilidad en las instituciones” con el
cuarteto integrado por Juan Vicente Herrera, Alfonso Fernández Mañueco, Antonio
Silván y Rosa Valdeón. Una
negociación en la que también llama la atención que al autotítulado "Partido de la Ciudadanía" le resulta indiferente
quien sea el candidato a la investidura.
“Es una cuestión interna de ellos, que
han ganado las elecciones y deberán decidir a quien presentan”, ha dicho
Fuentes, quien pasa así por alto que pueda ser investido presidente alguien
distinto al que se ha presentado a las elecciones como candidato a la
presidencia de la Junta. Una
postura inaudita cuando, incluso dentro del PP, ha habido voces como la presidente provincial de
Ávila, Antolín Sanz, afirmando que “cuando uno se presenta ante los
ciudadanos y depositan la confianza que depositan en ti, medio millón de votos,
hay que cumplir con eso sagrado que son las urnas” ¿Qué concepción de la
democracia tiene el máximo dirigente de Ciudadanos en Castilla y León para que
le resulte igual que el nuevo presidente de la Junta , en lugar de Herrera, sea por ejemplo José Manuel Fernández Santiago?
González, Fuentes y Yáñez, en la sede del PP |
Disponiendo además nada menos que de la llave
de los ayuntamientos de León, Burgos, Salamanca, Palencia y Ávila y de la Diputaciones de
Valladolid y Soria, Ciudadanos está en condiciones de prestar un gran servicio
a esta comunidad, exigiendo al PP una verdadera “regeneración democrática”, que
pasa inexcusablemente por restablecer un principio tan elemental como el de la que
la Junta emana
de las Cortes y debe someterse inexcusablemente a su control. Pero
lamentablemente no parece que la reducida camarilla que controla Ciudadanos en
Castilla y León tenga ni la altura de miras ni las suficientes convicciones
democráticas para reivindicar a Montesquieu.
Me da que si la imprescindible “regeneración democrática” que necesita Castilla y León depende de personajes como Fuentes, González y Yáñez, podemos ir abandonando cualquier esperanza…
Me da que si la imprescindible “regeneración democrática” que necesita Castilla y León depende de personajes como Fuentes, González y Yáñez, podemos ir abandonando cualquier esperanza…