Juan Vicente Herrera se queda. Incógnita despejada que
abre de inmediato otra interrogante: ¿Cuánto tardará en irse? ¿O es que acaso
está dispuesto a presidir la
Junta los cuatro años de la nueva legislatura?
Después de dejar en el aire durante cuatro semanas
si iba a ser o no el candidato a la investidura, Herrera ha zanjado el asunto
sin explicar en ningún momento los motivos que le han sumido casi un mes en un mar de dudas. Y tampoco se ha comprometido a cumplir íntegramente
el nuevo mandato para el que va a ser investido. No lo hizo a lo largo de la
campaña electoral, en la que siempre respondió con evasivas, y no lo ha hecho
después de salir del estado de shock en el que entró en la misma
noche del 24 de mayo, una conmoción personal inmortalizada en esas elocuentes
fotografías que captaron su deambular por los pasillos de la sede
del PP.
Firma del pacto entre el PP y Ciudadanos |
Dijeron
también que su decisión dependería de los cambios que introdujera Mariano Rajoy en el gobierno y en el
partido. Y ya hemos visto cual ha sido su alcance: Mera sustitución de un
ministro agotado que abandona por voluntad propia y unos retoques de segundo
nivel en el “staff” de Génova que han supuesto un nuevo desaire al presidente
autonómico del partido: el nombramiento del zamorano Fernández Martínez Maillo como nuevo vicesecretario de Organización
del PP.
Por
ello me reafirmo en la tesis mantenida desde el primer día. Convencido de que
iba a ganar por mayoría absoluta, el presidente-candidato tenía previsto ser
investido presidente y dejar todo atado y bien atado para irse mas pronto que
tarde dejando como sucesora a Rosa
Valdeón. Y ese plan, que incluía el desembarco de José Antonio de Santiago-Juárez
en la presidencia de las Cortes, lo echa por tierra el propio Herrera a causa
de una errónea lectura del resultado electoral. En realidad, podía haber
mantenido perfectamente ese plan, pero la angustia de pensar que se le había
venido abajo le jugó la mala pasada de ponerse a buscar coartadas tratando de eludir
lo que le resulta insoportable: permanecer cuatro años mas
encadenado al cargo.
Alfonso Fernández Mañueco |
Y Herrera,
enredado en su propio laberinto, ha tenido que contener una vez más sus deseos
de irse y aplazarlos como mínimo hasta después de las próximas generales. O si
no, hasta el congreso nacional del PP a celebrar en los primeros meses de 2016,
en el que, si Rajoy es desalojado de La Moncloa , tendrá que dejar paso a un nuevo líder
que renueve el partido. O en última instancia hasta el posterior congreso
autonómico del PP, allá por mayo o junio, en el que Herrera cedería a la vez la
presidencia de la Junta
y la del PP de Castilla y León.
Mineros concentrados ante las Cortes de Castilla y León |
Por suerte para él, la oposición ha sido incapaz
de hacer uso de su bala de oro -el bloqueo de la investidura- y el PP mantiene
su mayoría en la Mesa
de las Cortes, desde la que lógicamente seguirá obstaculizando todo lo que
pueda y mas la labor de control a la Junta.
Y todo ello con unos supuestos compromisos sobre
“regeneración” democrática” que, o son directamente papel mojado, o se remiten
a una reforma del Estatuto cuya aprobación requiere mayoría cualificada, es
decir, acuerdo entre PP y PSOE. O sea, que vaya usted a saber cuando y como.
La
solicitud de comisiones de investigación como la que se anuncia sobre la trama
eólica será la piedra de toque para calibrar el margen de maniobra de la
oposición parlamentaria. Aunque, tras ver lo barato que negocian Ciudadanos y la Unión del Pueblo Leonés,
mucho me temo que con admitir unas cuantas enmiendas parciales al Proyecto de
Presupuestos, el PP seguirá gobernando la Junta sin otros sobresaltos que los que provengan
de los frentes judiciales que tiene abiertos.