La precampaña electoral del 26-J ha
coincidido con el primer aniversario de las pasadas elecciones municipales y
autonómicas, que, tras el conjunto de pactos suscritos entonces entre PSOE, IU,
Podemos y sus confluencias dieron en vuelco al poder territorial en España.
Además de los llamados ayuntamientos del cambio, encabezados por Manuela Carmena y Ada Colau, cinco comunidades autónomas (Valencia, Baleares, Aragón, Castilla-La
Mancha y Extremadura) pasaron de manos del PP a estar gobernadas coaliciones lideradas por los socialistas.
Pedro Sánchez y Óscar Puente |
Tras el desencuentro entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que ha obligado a repetir las elecciones generales y
la coalición formada por Podemos e IU, la armonía de aquellos pactos municipales
y autonómicos contrasta con la situación de abierta hostilidad con el que los
dos bloques se disputan el 26-J la hegemonía de la izquierda.
De entrada, esa hostilidad ha frustrado la
iniciativa planteada por las tres fuerzas que sostienen el gobierno de la Comunidad Valenciana
(PSOE, Compromis y Podemos) de concurrir juntos al Senado en una misma
candidatura. Ello hubiera dado un vuelco a la distribución de los senadores en
dicha comunidad, donde el PP acaparó el pasado 20-N nueve de los doce escaños a
elegir, quedando dos para el PSOE y uno para Compromis.
Una fórmula
que, de haberse extendido a otras comunidades autónomas, habría acabado de un
plumazo con la cómoda mayoría absoluta de que volverá a gozar el PP en el
Senado, donde el 20-N por el mero hecho de ser la minoría mas votada en la
mayor parte de las circunscripciones acaparó 124 de los 208 senadores electos.
Los pactos
municipales y autonómicos del pasado año -también los de Ciudadanos- obligan
ahora todos los partidos a adaptar sus estrategias de campaña a casuísticas muy
diversas, en las que con el discurso nacional de uno u otro partido colisiona
con la realidad de aquellas alianzas.
Fco. Guarido, alcalde de Zamora |
Una de esas situaciones a contrapié es la
que se ha encontrado el alcalde de Zamora, Francisco
Guarido, de IU, tras la coalición de su partido con Podemos. ¿Va a respaldar
activamente Guarido a “Unidos Podemos” en su pugna con el PSOE zamorano,
partido éste con el que comparte el gobierno municipal? No parece fácil, y menos
después de haberse manifestado públicamente contra la coalición con el partido
de Pablo Iglesias. El resultado
previsible es que el principal activo electoral de IU en Castilla y León se
abstenga de jugar un papel relevante en la campaña.
El caso contrario es el del alcalde
socialista de Valladolid, Óscar Puente,
quien gobernando en coalición con IU-Equo y con el apoyo de una franquicia
municipal de Podemos, va a participar activamente en una campaña electoral en
la que el PSOE descalifica día sí día también a “Unidos Podemos” en general y a
Pablo Iglesias en particular.
Puente ha
aceptado la invitación a hacer campaña en otras provincias de la comunidad a
modo de “referente del cambio político municipal”, apresurándose a desligar la
política local de la nacional. De hecho considera que sus socios en el gobierno
municipal tienen poco parecido con la operación tejida a través de “Unidos
Podemos”. “Entre el teniente de alcalde, Manuel Saravia y Alberto Garzón hay pocas similitudes, y menos aún entre Charo Chávez y el secretario general de
Podemos, Pablo Iglesias. Pese a esta particular visión, es de suponer
que Puente procurará no arremeter -ya habrá otros que se ocupen de ello en cada
mitin- contra Garzón o Iglesias, se quiera o no hoy por hoy máximos referentes políticos de Saravia y
Chávez.
Problema similar tiene el PP en Castilla y
León para presentar a Ciudadanos como el compañero de viaje preferido del PSOE
cuando Juan Vicente Herrera logró el
año pasado su quinta investidura consecutiva como presidente de la Junta gracias a la
abstención del partido de Albert Rivera.
Y no solo eso, también cuando ese mismo apoyo de C´s ha permitido a los
populares seguir gobernando en minoría ayuntamientos como los de León, Burgos,
Salamanca, Zamora y Ávila, y la
Diputación de Valladolid.
J.V. Herrera y A. Fdez. Mañueco |
¿Se imagina alguien al secretario
autonómico del PP, Alfonso Fernández Mañueco, despotricando contra
el mismo partido gracias al que gobierna en la ciudad de Salamanca? ¿O a Antonio Silván haciendo lo mismo en
León? ¿O a Jesús Julio Carnero en
Valladolid, donde es el secretario provincial del PP?
Por la
cuenta que le trae, a Herrera y compañía no les queda otro remedio aquí que
evitar la crispación con Ciudadanos, formación que, aunque de entrada está
empleándose a fondo contra Podemos, tendrá que ser especialmente beligerante
con el PP si quiere conservar el caudal de votos que recibió en diciembre
procedente del partido de Mariano Rajoy.
Por lo demás, el PP afronta la presente
campaña en Castilla y León bajo la creciente sombra de la corrupción que
proyectan las investigaciones judiciales sobre la trama eólica y el doble
pelotazo inmobiliario perpetrado en torno a la Perla Negra y los terrenos de
Portillo.
Valiéndose de su mayoría parlamentaria de facto, el grupo popular ha mantenido bloqueada desde febrero la comisión de
investigación sobre tan turbios asuntos, posponiendo ahora su trabajo hasta
después del verano para que no interfiera en la campaña electoral. Por el
contrario, no ha dudado en instrumentar electoralmente la comparecencia de Juan Vicente Herrera ante la comisión del Hospital de Burgos, programada para el
próximo viernes en un formato “ad hoc” sin precedentes parlamentarios que le
permitirá al presidente de la
Junta justificar lo injustificable -un sobrecoste de 657
millones de euros- sin posibilidad de ser repreguntado por la oposición.
Una nueva
impostura del PP con la que Herrera pretende en vísperas electorales lavarse la
cara de su laxitud y pasividad en materia de lucha contra la corrupción, cuando
la realidad es que, a medida que avanzan las investigaciones abiertas por la Fiscalía Anticorrupción
y el Juzgado de Instrucción nº 2 de Valladolid en torno a los escándalos que
rodean a la anterior consejería de Economía, su responsabilidad política “in
eligendo” e “in vigilando” es cada día mas clamorosa.