lunes, 3 de octubre de 2016

Los traidores a Óscar López dejan a Luis Tudanca contra las cuerdas

   Al igual que en el conjunto de España, el PSOE de Castilla y León ha salido fracturado prácticamente en dos mitades del traumático Comité Federal que el pasado sábado acabó cobrándose la cabeza de Pedro Sánchez. La votación a cara descubierta que tumbó al hasta ahora secretario general ha permitido conocer en toda su dimensión el cisma abierto entre los socialistas de la comunidad, de nuevo abiertamente alineado en dos bandos que, eso sí, han variado no poco en su composición respecto a los enfrentados en 2014.


 La Ejecutiva Autonómica celebrada el pasado viernes concluyó con una votación de resultado completamente engañoso: 18 votos a favor de Pedro Sánchez y dos abstenciones. 
Soraya Rodriguez y Luis Tudanca
Ni siquiera la presidenta de dicha Ejecutiva, la diputada vallisoletana Soraya Rodríguez, se molestó en votar en contra del secretario general, cosa que hizo al día siguiente en el Comité Federal. Pero la batalla no estaba planteada en esa Ejecutiva, donde los barones provinciales contrarios a Sánchez no tenían ningún interés -todo se andará- en infligir mayor castigo al secretario autonómico, Luis Tudanca.

 La batalla estaba en el Comité Federal y ahí 12 de los 21 socialistas de la comunidad con derecho a voto respaldaron la estrategia de Susana Díaz y sus barones de tumbar al secretario general y forzar una situación en la que el resultado ya no podrá ser otro que el de facilitar, mediante la correspondiente abstención, la investidura de Mariano Rajoy, por supuesto sin consulta directa a la militancia.

Era sobradamente conocido que el ex secretario autonómico, Julio Villarrubia, y su mano derecha y secretaria provincial del PSOE palentino, Miriam Andrés, no estaban precisamente del lado de Sánchez y de Tudanca. Tampoco sorprendía que el secretario provincial y alcalde de Soria, Carlos Martínez, quien casi nunca sabe si mata o espanta, se alineara con el “susanismo”, tal como ha hecho su antigua líderesa, Carme Chacón. Y ya se sabe que lo de Soraya Rodríguez ha sido siempre y por encima de todo sobrevivir apostando a caballo ganador.

Tino Rodriguez e Ibán García del Blanco
 Lo que ha alterado sustancialmente la correlación en el PSOE de Castilla y León ha sido el repentino cambio de bando nada menos que de otros cuatro secretarios provinciales: el leonés Tino Rodríguez, el salmantino Fernando Pablos, el segoviano Juan Luis Gordo y el zamorano Antonio Plaza.
 Como ya expliqué la semana pasada, el primero ha seguido la estela de su mentor, Pepiño Blanco, y ha dejado tirado a Sánchez, aunque en su viraje no le ha seguido la alcaldesa de San Andrés del Rabanedo, Eugenia Gancedo,  leal al hasta ahora secretario general. (Como es lógico -léáse "El topillo" de hoy- se mantenía fiel al a Sánchez el también leonés y secretario de Cultura y Movimientos Sociales de la Ejecutiva Federal, Ibán García del Blanco, a mayor abundamiento enfrentado hace tiempo a Rodriguez).

 Su sintonía personal con Eduardo Madina explica en parte la postura de Pablos, avalista del voto contra Sánchez de Rosa López y Elvira Vicente, las dos representantes del PSOE salmantino en el Comité Federal. Pero son otros tres cambios de bando los que han causado sonrojo, si es que no estupefacción, en el seno de los socialistas de la comunidad. Nadie podía imaginar que algunos de los más significados cómplices de todas las tropelías perpetradas por Óscar López en su desdichado paso por Castilla y León iban a dejar en la estacada al que ha sido siempre su máximo benefactor.

Óscar López y Juan Luis Gordo
Ha sido el caso del segoviano Gordo, recien agraciado con un puesto en la Mesa del Congreso de los Diputados. ¡Y que decir del capitoste del descabezado abulense, el diputado Pedro Muñoz, mano derecha de López durante su etapa como secretario autonómico y asimismo estrecho colaborador suyo en la secretaria Federal de Organización! 
Con su voto contra Sánchez, ambos han dejado a los pies de los caballos al todavía portavoz socialista en el Senado, toda una felonía política a la que ha sumado el secretario provincial del PSOE en Zamora, Antonio Plaza, éste, para mayor inri, votando en Ferraz justo lo contrario de lo acordado en la asamblea local de los socialistas zamoranos.

(Un inciso. La visita de Susana Díaz a Zamora no fue una leyenda urbana. Lo que ocurre es que no estuvo conspirando con ningún sargento chusquero, que diría Borrell, del PSOE de Castilla y León, sino que se reunió con varios de sus coroneles -entiéndase barones, entre ellos el asturiano Javier Fernández, ahora presidente de la gestora- para planificar el golpe de mano de la dimisión en bloque de los 17 miembros de la Ejecutiva Federal)

 Los antiguos sectores críticos (lo poco que queda de ellos tras las escisiones y fugas) del PSOE en Zamora y Ávila se pellizcan ante el cambio de bando de Plaza y Muñoz.  Lo mismo que los socialistas segovianos y leoneses, aunque estos últimos, dados los múltiples antecedentes, deberían estar curados de espanto.

Pedro Sánchez y Óscar Puente
 Tenemos así que el grueso del antiguo “lopecismo” ha abandonado a López, dejando con ello en situación de gran precariedad al secretario autonómico, Luis TudancaDe momento no se puede afirmar que todos los verdugos de Sánchez estén contra Tudanca, pero no cabe duda de que a éste se le ha abierto toda una falla en su Ejecutiva, empezando por su tensa relación con Soraya Rodríguez, a la que el pasado viernes no invitó a la reunión del Consejo Territorial previa a la de la Ejecutiva Autonómica. Por su parte, Rodríguez se ha autoaislado de la corriente mayoritaria en el PSOE vallisoletano, que se ha mantenido fiel a Sánchez con el alcalde Óscar Puente erigido en máximo defensor.

Habrá que esperar acontecimientos, pero es obvio que si el “susanismo”, una vez alfombrada la investidura de Rajoy, se hace con el control del PSOE en el  congreso federal a convocar por la gestora, Tudanca no va a tener un camino de rosas para resultar reelegido en las posteriores primarias autonómicas.
 Ni siquiera se puede descartar que antes no se urda contra él un "oscarlópez", como se ha dado en llamar el golpe de mano de consistente en derrocar a un secretario general mediante la dimisión en bloque de la mitad más uno de su Ejecutiva. Votos seguramente tendrían los “susanistas” para asestarlo; otra cosa es que tácticamente ahora no les convenga y prefieran segarle a Tudanca la hierba bajo los pies, debilitando sus opciones frente al candidato alternativo que en su momento promoverán para derrotarle en dichas primarias.