Ninguno de los
difusos e inconsistentes (por no decir falaces) argumentos esgrimidos por el
presidente de la Junta hacía inevitable su abrupta decisión de disolver el 20
de enero las Cortes para celebrar elecciones anticipadas el 13 de febrero.
Había margen en el calendario para tratar de salvar los Presupuestos de la
Comunidad para 2022 y no digamos para esperar a que remitiera la virulenta sexta
ola de la pandemia, ya que hasta el 10 de marzo no existía riesgo alguno de esa
hipotética moción de censura contra el gobierno autonómico.
Mañueco y Casado durante un reciente acto en León |
El riesgo de votar en plena crisis sanitaria.- Sondeos de opinión
aparte, el día elegido para acudir a las urnas conlleva un riesgo tal vez no
suficientemente calculado desde el Colegio de la Asunción. Y no es otro que la
situación epidemiológica y sanitaria de la comunidad autónoma. Todo induce a
pensar que los efectos de la sexta ola van a seguir muy presentes el 13 de
febrero, una fecha demasiado cercana para la que atención primaria haya salido
del absoluto colapso en que se encuentra y en la que la presión hospitalaria y
el grado de ocupación de las UCI pueden ser más acusada que ahora.
Cola a la puerta de un Centro de Salud del SACYL |
Más difícil de evaluar resulta la repercusión
de otros dos factores inéditos en esta precipitada convocatoria electoral. Uno
de ellos es que por primera vez las elecciones autonómicas no se van a celebrar
al mismo tiempo que las municipales, lo que elimina el “efecto arrastre” de los
candidatos a las Alcaldías en favor de las listas a las Cortes de sus
respectivos partidos. En principio, ello perjudicaría en alguna medida a los dos
partidos mayoritarios por ser los que mayor número de listas municipales
presentan. Pero también es cierto que la existencia de una sola urna prima la
elección de la papeleta en clave de política nacional, lo que de otro lado
favorece especialmente las expectativas de Vox.
"Soria ¡Ya", máximo exponente de la "España vaciada" |
Ajuste de cuentas en campaña.- Lo que es seguro es que Castilla y León va a asistir a una campaña electoral a auténtica cara de perro, máxime después de confirmarse que el defenestrado vicepresidente único de la Junta, Francisco Igea, asume de nuevo el cartel electoral de Ciudadanos.
Francisco Igea |
Conociendo cómo
se maneja el ex vicepresidente contra sus adversarios políticos, la campaña
electoral no va a ser nada cómoda para quien se ha convertido en su “bestia
negra” personal. Y aunque Mañueco haga todo lo posible por eludir ese “cuerpo a
cuerpo”, tendrá que verse las caras con Igea en los dos debates a que obliga la
Ley Electoral de Castilla y León.
A esa enconada hostilidad entre los ex conyugues de conveniencia en la Junta tendrá que adaptar su estrategia de campaña el que fue su víctima propiciatoria, el socialista Luis Tudanca.
Luis Tudanca |
A esos casos y
al “cui prodest” de la presunta financiación irregular en la que habría
incurrido el PP salmantino para favorecer la victoria de Mañueco sobre Antonio Silván en las primarias
autonómicas celebradas en 2017. Junto a la gestión sanitaria de la Junta, la
corrupción será el caballo de batalla de un PSOE de Castilla y León que en 2019
ganó las elecciones autonómicas bajo el lema “La alternativa decente”.