lunes, 11 de enero de 2016

"No hables, a menos que sea para mejorar el silencio"

 “No hables, a menos que puedas mejorar el silencio”, dejó dicho en su día Jorge Luis Borges. Y a tenor de lo expresado en su insólita comparecencia del pasado viernes, el cuento se lo podía haber aplicado perfectamente el presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera.


Herrera, que suele prolongar su silencio navideño hasta bien entrado el mes de enero, ha decidido este año hacerse presente al regreso de las vacaciones para presentar la “hoja de ruta” de su gobierno ante el recién iniciado 2016. Podía haberlo hecho convocando sin más la típica rueda de prensa, pero prefirió prologar su comparecencia informativa con un largo monólogo supuestamente dirigido a los altos cargos de la Junta, convocados para la ocasión a modo de mudos figurantes.

Juan Vicente Herrera
 Más allá de esa puesta en escena, que tiene todas las trazas de haber sido una ocurrencia más del ala oeste del Colegio de la Asunción, visto el contenido de la convocatoria podríamos decir con MacLuhan que el medio era el mensaje. Nada nuevo que no fuera empeorar el silencio ofreció dicha comparecencia, cuyo único objetivo era transmitir la idea de que el presidente de la Junta, no solo sigue marcando la iniciativa política, sino que está rebosante como nunca de planes y programas, y con la misma ilusión (que digo la misma, mucho mayor) que cuando accedió por primera vez al cargo, allá mediado marzo de 2001.

 En realidad, el intento se comprende. Si algo ha demostrado el semestre transcurrido desde su última investidura, es que el proyecto político de Juan Vicente Herrera está completamente agotado. Su actual gobierno es el de perfil más bajo y actuación más gris durante los ya casi 15 años que lleva al frente de la Junta. Y ni siquiera con la muleta que le ha prestado en todo momento Ciudadanos es capaz de afrontar los endémicos retos de Castilla y León.

 Tres simples datos para ilustrar la pendiente por la que camina Castilla y León. El primero es el de la sangría demográfica que el gobierno Herrera sigue siendo incapaz de contener: en los últimos seis años esta comunidad lleva perdidos 91.469 habitantes. Un segundo dato: la deuda pública ya se ha disparado por encima de los 10.500 millones de euros (en el año 2008 era de 2608, menos de la cuarta parte). Y ello cuando por segundo año consecutivo Castilla y León va a incumplir -y esta vez de largo- el límite de déficit, con lo que se ha acabado eso de presumir ante Cristóbal Montoro de que somos una “comunidad cumplidora”. Y un tercer dato es que, pese a que la economía regional ha crecido en 2015 en torno al 3 por ciento, hemos comenzado el nuevo año con 201.696 parados, más de la mitad de los cuales carece ya de prestaciones por desempleo.

Los consejeros Fernando Rey y Antonio Sáez
 Mientras esta comunidad sigue hecha unos zorros, la mediocridad y arrogancia del nuevo gobierno Herrera le jugaba en este tiempo una mala pasada tan lamentable como la de la suspensión de las oposiciones a Enfermería, monumental fiasco que no ha merecido ninguna dimisión o cese en la consejería de Sanidad. Ni la del consejero, Antonio Sáez, ni la de ninguno de sus subordinados.
 Curiosamente, la pasada semana se consumaba el relevo -un tanto extemporáneo y no solo porque fue anunciado en plenas Navidades- del director general de Política Educativa y antiguo viceconsejero, Fernando Sánchez Pascuala.
 Y la explicación ofrecida por el consejero Fernando Rey  no ha dejado en el mejor lugar al cesado, ya que el argumento es que, al no conocer en julio al equipo heredado en la consejería, decidió confirmar a todos sus miembros provisionalmente a la espera de ir conociéndolos. De donde se desprende que, seis meses después y a mitad de curso, Rey ha llegado a la conclusión de que Sánchez Pascuala no era la persona idónea para seguir en el cargo. 

 Y a Herrera le entró la risa floja cuando en esa comparecencia le preguntaron si se mantendrá como presidente durante toda la Legislatura. “Año nuevo, vida antigua. (…) Ustedes me preguntan si voy a continuar y yo les respondo que verdes las han segado”, fue la gracieta utilizada para no responder a la pregunta. Ello al tiempo que defiende una reforma del Estatuto que propone limitar a 8 años el mandato de los presidentes de todas las instituciones autonómicas. Si por un casual se aprobará esa limitación dentro de esta legislatura, ¿seguiría el actual presidente de la Junta en el cargo después de llevar más de 15 años en el mismo? 


Pedro Gómez de la Serna
Gracias a esta comparecencia, nos hemos enterado el 8 de enero de que Juan Vicente Herrera era partidario de que el diputado Pedro Gómez de la Serna hubiera renunciado a su condición de candidato al Congreso por Segovia. ¡A buenas horas, mangas verdes! Después de dejar pasar toda la campaña electoral sin pronunciarse sobre el caso, ahora viene el presidente regional del PP rasgándose las vestiduras ante el escándalo del diputado-comisionista. 
Y encima dice que si se tratara de un alto cargo del gobierno de esta comunidad su comportamiento sería incompatible con el Código Ético de la Junta. Acabáramos: ¡Solo faltaría que dicho Código Ético, que por otra parte deja mucho que desear (léase “El topillo” de hoy mismo), permitiera compatibilizar el cargo con negocios privados basados en el tráfico de influencias…!

 Ante todo lo cual me permito remedar el consejo de Borges: “No hables, Juan Vicente, a menos que puedas mejorar el silencio”.