Aunque falta todavía más de un año, la triple convocatoria
electoral de 2019 (municipales, autonómicas y europeas) marca cada día de forma
más intensa la estrategia y agenda de todas las fuerzas políticas, cada una de
las cuales sigue su particular cuenta atrás hacia ese 26 de mayo del año
próximo. A expensas de la elección -en el caso del PP, designación- de sus
candidatos a presidir la Junta
o gobernar los principales ayuntamientos, todos están en modo campaña y así
seguirán hasta esa cita con las urnas.
Si ha habido algún debate parlamentario sobre
el Estado de la Comunidad
que se haya presentado devaluado de antemano, ese es el previsto a finales de
junio, último de los que protagonizará Juan
Vicente Herrera. Su condición de presidente “pato cojo” al frente de un
gobierno zombi encarna a la perfección un agónico fin del ciclo político que en
1987 inició José María Aznar,
prosiguió Jesús Posada el poco tiempo
que le dejaron (89-91), consolidó Juan
José Lucas (1991-2001) y ha completado Herrera nada menos que durante 17
años camino de los 18.
Pablo Fernández, en campaña |
“Bajo el lema “Las personas, lo primero. ¿Qué Castilla y León quieres?”, el máximo dirigente de Podemos recorre las principales ciudades y otros municipios de la comunidad “palpando las preocupaciones de la ciudadanía a pie de calle, en los pueblos y en las plazas”. Ello con el objetivo de plasmar esas inquietudes y sugerencias en propuestas a defender durante el mencionado debate.
La verdad es que la iniciativa no es muy
novedosa. Es prácticamente un calco de la campaña que, bajo el título “A Herrera le diría”, puso en práctica
en 2014 el entonces coordinador regional de IU, José María González.
Dicha campaña se plasmó en un total de 2.135 quejas y propuestas que González
trasladó al presidente de la
Junta durante el debate celebrado el 25 de junio de aquel año. Si le sirve de algo
a Fernández, Herrera, después de
reprochar al entonces al dirigente de IU que duplicara el papel del Procurador
del Común, le espetó que por ese procedimiento no aceptaba que se impugnara la
gestión de la Junta. Ni
por ese ni por ningún otro, añadiría yo.
Esta
movilización del líder autonómico de Podemos coincide con el proceso interno
abierto por el partido para renovar su estructura orgánica municipal, un
procedimiento que ha puesto al descubierto la precaria implantación territorial
de la formación morada. No es extraño que, consciente de esa debilidad,
Fernández se haya apresurado a abrazar una alianza con Izquierda Unida y sus
plataformas con la que trata de salvar los muebles en las próximas elecciones municipales. Una
alianza que Podemos plantea muy lejos de la posición de dominio impuesta en el
pacto alcanzado entre ambas fuerzas con motivo de las últimas elecciones
generales, en los que acaparó los puestos de salida, relegando a IU al papel de
comparsa.
Francisco Guarido |
Mientras el PSOE ha puesto en marcha un
proceso de primarias en el que está primando el candidato único, no solo para
la presidencia de la Junta ,
que con eso ya se contaba, sino también para las alcaldías en las que es
oposición -donde gobierna los actuales alcaldes repetirán candidatura directamente-, en el PP queda
mucha tela que cortar hasta conocer quienes encabezarán su cartel en los
principales ayuntamientos de la comunidad. Ni siquiera en todas las capitales
que gobierna van a repetir los actuales alcaldes.
En
Salamanca, el cambio es obligado y en principio se precipitará tan pronto como
Fernández Mañueco sea proclamado oficialmente candidato a la presidencia de la Junta ; lo normal sería que
quien le reemplace en ese momento en la
Alcaldía asuma después la candidatura en mayo de 2019.
El alcalde de Burgos, Javier Lacalle,
quiere poner fin a su accidentada etapa municipal y hacer una especie de
permuta con su anterior vicealcalde, Ángel
Ibañez, uno de los portavoces adjuntos del grupo parlamentario popular de
las Cortes, puesto infinitamente más confortable y mejor remunerado que la Alcaldía burgalesa. En
Ávila se da por descartado que Juan Luis
Rivas concurra a la reelección y en León Antonio Silván se está haciendo de rogar, aunque nadie duda de que
volverá a encabezar el cartel municipal a la espera de que los hados de la
sucesión de Rajoy le sean propicios.
Fernández Mañueco |
Entretanto, Fernández Mañueco parece haberse
resignado a que Juan Vicente Herrera culmine su mandato en el Colegio de la Asunción , abandonando ya
cualquier esperanza de sustituirle antes al frente de la Junta , un relevo que obviamente
impulsaría sus posibilidades de salir airoso del difícil trance al que se
enfrentan él y el PP en las próximas elecciones autonómicas.
Se comprende cada vez mejor que Herrera se aferre al cargo y al aforamiento judicial que lleva consigo. Lo que se entiende peor es que Mañueco, en tanto que presidente del grupo parlamentario popular, asuma el desgaste político -y electoral- que supone tapar descaradamente las vergüenzas dela
Junta , obstruyendo por ejemplo sin pudor la comisión
parlamentaria que debería estar investigando el putrefacto lodazal (trama
eólica, Perla Negra, terrenos de Portillo, “embajadas” en medio mundo a la
medida de amiguetes e incluso deudos, y demás pufos conexos y convergentes en
la anterior consejería de Economía).
Se comprende cada vez mejor que Herrera se aferre al cargo y al aforamiento judicial que lleva consigo. Lo que se entiende peor es que Mañueco, en tanto que presidente del grupo parlamentario popular, asuma el desgaste político -y electoral- que supone tapar descaradamente las vergüenzas de
Sobre todo,
teniendo en cuenta que esa actitud refractaria a depurar la corrupción puede
ser el leiv motiv esgrimido en el futuro por Ciudadanos para invocar la
regeneración democrática y desalojar al PP de la Junta , pactando un gobierno
alternativo con el PSOE si entre ambos suman los 41 procuradores que marcarán
la mayoría absoluta en las Cortes surgidas de las próximas elecciones
autonómicas. Protegiendo espuriamente a Herrera, Mañueco está perjudicándose a sí mismo y a su partido.