Quienes,
después de 32 años de gobierno del PP, creíamos haberlo visto todo en esta
comunidad, no salimos de nuestro asombro ante la sucesión de acontecimientos
que han venido sucediéndose a partir del pacto alcanzado entre populares y
Ciudadanos para repartirse el poder en las Cortes y en la Junta de Castilla y León.
Una vez que Albert Rivera, en lugar de propiciar la alternancia política de la mano del partido más votado, optó por apuntalar al PP, se suponía que, siquiera fuera por guardar las apariencias o por la mala conciencia de su candidato a la presidencia de
Igea y Mañueco |
Era
solo el anticipo del festín de gasto puramente político que habían decidido
darse los coaligados, que no se han cortado un pelo a la hora de crear y
repartirse nuevos puestos en la
Junta , ya fueran de altos cargos o de asesores igualmente de
libre designación.
Para empezar, agotando el número máximo que permite la vigente Ley de Gobierno y Administración de Castilla y León, se creaba la consejería de “Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior”, o, lo que es lo mismo, la consejería-trampantojo diseñada a la carta a mayor gloria del además vicepresidente y Portavoz. Pese a que esta consejería consta de siete altos cargos, incluido el propio Igea, las nuevas estructuras orgánicas han engordado la nómina política dela Junta en más de un 15 por
ciento, de forma, que, con las mismas competencias del último gobierno de
Juan Vicente Herrera, el de Fernández Mañueco ha pasado de 80 a 93 altos cargos.
Para empezar, agotando el número máximo que permite la vigente Ley de Gobierno y Administración de Castilla y León, se creaba la consejería de “Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior”, o, lo que es lo mismo, la consejería-trampantojo diseñada a la carta a mayor gloria del además vicepresidente y Portavoz. Pese a que esta consejería consta de siete altos cargos, incluido el propio Igea, las nuevas estructuras orgánicas han engordado la nómina política de
Javier Maroto, el sobrevenido "vecino" de Sotosalbos |
Se
comprende que Fernández Mañueco, que todavía tenía que hacerse perdonar su
antiguo apoyo a Soraya Sáez de Santamaría, accediera a perpetrar la felonía
política instada por Pablo Casado. Más difícil resultaba entender qué obligaba a Ciudadanos a prestar su voto para consumar semejante ignominia
política.
Atrapados en la tela de araña del PP.- A mi
juicio, y después de lo que ha ido aflorando, ese bochornoso apoyo naranja a la
elección de Maroto no obedeció a una lealtad política mal entendida, sino que a
esas alturas las componendas alcanzadas para el reparto del
poder ya habían minado el supuesto margen de independencia de Ciudadanos para
oponerse cualquier tropelía propuesta por el PP. Deslumbrados por el oropel del
Poder -qué decir de la trapisonda del apartamento de las Cortes- los de naranja
han sucumbido desde el minuto uno a los tentadores trapicheos y cambalaches ofrecidos
por sus resabiados socios de gobierno, que rápidamente les han atraído y atrapado en su tela de araña. Y me temo que esa insana complicidad se
ha constituido ya en la principal argamasa de un gobierno bipartito que que a priori se
presumía conflictivo.
Ángel Ibañez |
El verano"horriblis" de Igea.- La
verdad es que Igea ha protagonizado un verano ciertamente “horribilis”, ya que
a todo lo reseñado hay que añadir las distintas polémicas generadas por la
composición del equipo de altos cargos de su consejería, en el que inicialmente
no contó con una sola mujer. Primero fue esa especie de “maroto” que se marcó
al nombrar como viceconsejero a un ex diputado de Ciudadanos por Baleares que tampoco pudo renovar su escaño en las pasadas elecciones generales. Luego vino “el
gatillazo” de nombrar director general al juez José María Crespo, quien a los
dos días renunció al cargo al enterarse de que su nombramiento no garantizaba
el retorno al mismo destino del que procedía. (Eso sí, la renuncia de Crespo,
muy cuestionado por alguna de sus instrucciones judiciales, proporcionó a Igea
la oportunidad de incorporar a una mujer a su equipo de altos cargos).
Mientras
el nuevo presidente de la Junta
mantiene deliberadamente un perfil muy discreto, el afán de protagonismo del
vicepresidente-portavoz y consejero roza lo patológico, sin que nadie de su
nutrido grupo de asesores sea capaz de advertirle de lo contraproducente de tan
excesiva exposición mediática.
Viñeta de Rodera publicada en "Diario de Valladolid" |
No sospechaba Rodera que en la tarde del mismo lunes el propio Igea se veía forzado a anunciar que el próximo 15 de octubre le espera otro rol nada apetecible, cual es sentarse en el banquillo de un juzgado vallisoletano acusado de amenazas leves por otro afiliado a Ciudadanos con el que mantuvo una acalorada discusión callejera durante la campaña de primarias disputada en su día a Silvia Clemente. Y el asunto no es nada baladí, ya que los Estatutos de Ciudadanos (art. 12) consideran infracción grave la amenaza a cualquier afiliado o trabajador del partido, castigando dicha conducta con sanciones que van desde la suspensión de la militancia a la inhabilitación para ocupar tanto cargos orgánicos como cargos públicos en representación del partido.
En desgracia ante Albert Rivera y enfrentado al sector de la militancia de Castilla y León afín a la cúpula estatal, en poco más de dos meses Igea se ha achicharrado. Después de presentarse como una especie de “enfant terrible” de conducta intachable que iba a “regenerar” políticamente
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