Catorce meses después
de que el anterior presidente, el abulense Jesús
Terciado, dejara el cargo alegando “motivos de salud”, su sucesor al frente
de CECALE, el soriano Santiago Aparicio,
ha amenazado con tirar la toalla, en este caso al no considerar suficientemente
respaldado el Plan de Viabilidad con el que se pretende salvar el marasmo en
que está sumida la patronal de Castilla y León.
Mesonero y Terciado antes de declararse la guerra |
La dimisión de Terciado, ya por entonces
presidente también de CEPYME, se produjo en medio de un tormentoso enfrentamiento
con el presidente de la patronal salmantina, Juan Antonio Martín Mesonero, quien interpuso una querella criminal
acusándole de presunta apropiación indebida por supuesto cobro abusivo de
dietas y uso indebido de la tarjeta de crédito. La querella fué archivada y
pasó a la historia, no así las
turbulencias internas y una deuda que ha tenido a la organización al
borde de un proceso concursal.
En realidad, CECALE no ha sido nunca otra cosa
que la suma de nueve patronales provinciales reunidas en torno a una estructura
común sostenida gracias a las subvenciones, directas o indirectas, de la Junta de Castilla y León. Un
maná que le permitió durante años vivir por encima de sus posibilidades, al
punto de dotarse en plena crisis de una pretenciosa sede que ni necesitaba ni
iba a poder sostener tan pronto como los recortes de la Junta mermarán esos
ingresos.
Las reyertas intestinas de la patronal son muy
anteriores a la crisis. Que se lo pregunten al veterano empresario palentino Antonio Primo, un tipo sin doblez sometido entre unos y otros -más por unos que otros- a un auténtico
calvario. Primo hubo de hacerse cargo interinamente de la presidencia a finales
de 2002, al fallecer en accidente de tráfico el segoviano José María Antona, quien solo permaneció un año al frente de la
patronal. Creyendo ser un candidato de consenso, se encontró el día de su
ratificación con la sorpresa de un voto en blanco mayoritario promovido por
cuatro de las nueve patronales provinciales. A partir de ahí CECALE quedó dividida
en dos bloques que, aunque llegaron a pactar la alternancia en la presidencia -dos años el salmantino José Luis Martín
Aguado y los dos siguientes Jesús Terciado (después reelegido para otro
mandato)- fueron siempre irreconciliables. La posterior querella presentada
contra Terciado por el sustituto de Martín Aguado en la patronal salmantina
indica el caríz de ese enfrentamiento.
Edificio de CECALE inaugurado en 2011 |
Ajeno a las pendencias del pasado, Santiago
Aparicio accedió a la presidencia confiando en que la insostenible situación
económica de la organización propiciaría, si no un cierre de filas, al menos
una tregua interna para salir del atolladero. En febrero pasado, todavía en su
etapa como presidente en funciones, CECALE se vió obligada a recurrir a una
derrama urgente de 60.000 euros aportados por cada patronal provincial para
hacer frente a los gastos mas perentorios, al tiempo que acordaba gestionar un
crédito de 1,65 millones para financiar la deuda contraida. Eran unas medidas
de emergencia previas al Plan de Viabilidad y a la auditoria externa acordadas
en la asamblea general que el pasado mes de marzo ratificó a Aparicio en la
presidencia.
Como era de prever, el Plan de Viabilidad
contempla nuevos ajustes en una plantilla que ya no es ni la mitad de lo que
fue, y reduce al máximo una estructura organizativa limitada a una
función institucional, dejando en manos de las patronales provinciales todos
los programas operativos que hasta ahora realizaba directamente CECALE. Incluso
la propia subvención nominativa de 1.3 millones de euros que recibe de la Junta se va a trasvasar
ahora en un 90 por ciento a las patronales provinciales, que antes solamente se
repartían un 38,5 por ciento. En contrapartida asumirán de forma alícuota la
deuda urgente pendiente de saldar.
Así las cosas, cuanto todo parecía encauzado,
la pasada semana Aparicio se encontró con que las patronales de Valladolid,
León y Zamora no aprobaban el Plan. Otra vez una división interna y además por
sorpresa que ha devuelto la zozobra a CECALE, pendiente además de sustanciar la
auditoria interna, de cuyas conclusiones pueden saltar nuevas chispas. Los
fantasmas familiares del pasado han reaparecido y Aparicio ha amenazado con dar
un portazo si el consenso no se recompone antes de la asamblea general prevista
el día 19.
Santiago Aparicio y Juan Vicente Herrera |
Sin embargo, no debe
cundir el pánico. Ante el riesgo de que CECALE salte por los aires, la Junta ha decidido intervenir
con urgencia para evitar el desastre final. Más que nada por interés propio, ya
que sin la pata que representa la patronal se vendría abajo la mesa del Dialogo
Social, un instrumento que reporta un gran rédito político al gobierno de Juan Vicente Herrera: A la vez que le
permite redimirse parcialmente de los estragos sociales causados por los
ajustes y recortes presupuestarios, protege a la Junta de un eventual frente
común entre la oposición y los agentes sociales.
Por ello lo previsible es que Aparicio se vea
forzado a seguir al frente de una CECALE capitidisminuida, que saldrá del
marasmo reconvertida en una especie de delegación-gestoría de las nueve
patronales provinciales. A la postre, un paso más en el proceso de
deconstrucción del proyecto común de comunidad en beneficio de unas taifas cada
vez más aferradas a sus intereses provincianos.
elblogdepedrovicente@gmail.com 2-12-2013