“Ha sido el año de la proyección de
Burgos en el exterior, un año en el que la ciudad se ha puesto de moda y en el
que se ha hablado mucho y bien de la capital burgalesa”.
Esto declaraba a finales del mes diciembre a la agencia Europa Press el alcalde
de Burgos, Javier Lacalle, feliz
como una perdíz porque además de eso el ayuntamiento había conseguido reducir
en 17 millones la deuda municipal, cuantificada a finales de año en 135
millones de euros. En esas mismas declaraciones el alcalde anunciaba el inicio
en 2014 de la intervención en la calle Vitoria, es decir, las obras de Gamonal,
que, estas sí, estas han dado a conocer a Burgos en el mundo entero.
Javier Lacalle |
En cualquier ciudad de España el alcalde de turno, sea del partido que sea, está sometido a presiones o tentaciones -más o menos sutiles, más o menos groseras- de constructores, promotores y otros empresarios cuyo negocio depende directamente de decisiones urbanísticas y adjudicaciones municipales. Lo de Burgos hace tiempo que va mucho más allá. El gobierno municipal está plenamente sometido y al servicio de ese poder fáctico, que considera al alcalde poco menos que su lacayo.
En 2011, Juan
Carlos Aparicio, que había recalado en la Alcaldía tras ser
ministro con José María Áznar,
sorprendió a propios y extraños decidiendo no presentarse a la reelección.
Llevaba ocho años (un suspiro al lado de los 20 que va a cumplir el
vallisoletano Javier León de la Riva ) y decidió cerrar su etapa municipal. Era
evidente que Aparicio, un peso pesado de la política, no soportaba bien la
servidumbre que pesa sobre esa Alcaldía y optó por hacer mutis por el foro
madrileño. (Después también ha dejado su escaño en el Congreso para convertirse
en consejero de Indra y duplicar el salario que percibía como diputado).
Si Aparicio
pasaba por el aro, qué decir del imberbe Lacalle, quién en 2006, siendo
concejal de Urbanismo, llegó a aceptar un viaje a Niza invitado con todos los
gastos pagados por los constructores burgaleses de referencia… Desde 2011 la
sumisión del alcalde al poder fáctico había pasado a ser tan absoluta como la
mayoría del PP en el consistorio burgalés.
Asamblea y manifestación de vecinos de Gamonal |
Luego ha
estado la prepotencia y torpeza con la que el PP ha gestionado el conflicto,
que ha contribuido lo suyo a que Gamonal se convirtiera en un símbolo de la
resistencia ciudadana frente al ejercicio abusivo del poder por quienes
utilizan sus mayorías absolutas como cheques en blanco y patentes de corso. No
ha sido el alcalde de Burgos y su equipo los únicos que se han visto desbordados por los acontecimientos. Una vez que Gamonal
cobra dimensión nacional, es evidente que han sido las altas esferas del PP y
del Gobierno las que han ido improvisando sobre la marcha la estrategia a
seguir para intentar desactivar la revuelta y minimizar sus efectos. Una
estrategia errática que comenzó con la patraña de atribuir los disturbios y enfrentamientos
con la policía a “radicales antisistema” ajenos al barrio y que concluyó con la
retirada definitiva del proyecto solo unas horas después de que el propio Lacalle
y sus concejales se hubieran opuesto a ello en el pleno municipal.
Un episodio en el que, en contraste con la insufrible
verborrea del Portavoz de la Junta , los máximos actores de la política
en esta comunidad han tenido un papel de muy bajo perfil. Un tanto tardía y
parca ha sido la reacción de Juan
Vicente Herrera, máximo
responsable del PP en la comunidad y para más señas burgalés de pro.
"Michel" Méndez Pozo y Juan Vicente Herrera |
¿Y cómo se concibe que, habiendo reducido el
Gobierno el conflicto de Gamonal a un mero problema de “orden público”, Ramiro Ruíz Medrano tardara seis días en
manifestarse públicamente? Era conocida la tendencia del Delegado del Gobierno a ponerse de
perfil, pero en este caso ha superado todas las previsiones. Al igual que
resulta muy inquietante como han pasado de puntillas en torno a Gamonal la bicefalia
socialista y el coordinador regional de IU.
Es evidente
que no han sido el alcalde burgalés y el PP los únicos que se han visto
desbordados por el fenómeno Gamonal. Lo que ha saltado por los aires es esa perversión de la política que en Burgos ha alcanzado extremos especialmente infectos.
elblogdepedrovicente@gmail.com 21-1-2014