jueves, 16 de octubre de 2014

Un Presupuesto para la recuperación... electoral del PP

 ¿Es posible al mismo tiempo rebajar los impuestos, aumentar el gasto disponible de las Consejerías y reducir el déficit público? Sobre el papel, constituye una misión imposible en una coyuntura económica que tiende claramente hacia el estancamiento. Pero en mayo de 2015 hay elecciones autonómicas y, con la que está cayendo, el PP no podía presentarse a ellas con nuevos ajustes presupuestarios que siguieran diezmando los servicios esenciales que presta la Junta de Castilla y León.


 Después de cuatro años de implacables recortes en el gasto social, la cita con las urnas aconsejaba tomarse una tregua en esa escalada contra el Estado de Bienestar. Y de paso ofrecer el caramelo de una rebaja en el tramo autonómico del IRPF y minimizar los estragos causados por el nefasto “centímazo”. Unas medidas de descarado tinte electoralista a las que no habría nada que objetar si no fuera porque se basan en unas previsiones de ingresos completamente ficticias que acabaran agravando el más que preocupante agujero financiero de esta comunidad.

Juan Vicente Herrera
  Cuando Alemania acaba de revisar a la baja sus previsiones de crecimiento para el presente año y el próximo, mientras se cierne sobre la Europa la amenaza de una tercera recesión, el gobierno de Juan Vicente Herrera no se ha parado en barras y ha situado en el 2,1 por ciento el incremento del PIB regional el próximo año. De forma que, a pesar de esa rebaja del IRPF -valorada en 150 millones de euros-, no solo no se va a resentír la recaudación por ese impuesto, sino que va a incrementarse en 79 millones mas. Y además vamos a recaudar 156 millones más a través del IVA, un 9,54 por ciento más que en 2.014. Sobre previsiones como estas ha cuadrado la Junta el Presupuesto de 2.015, en el que además incluye otros 150 millones de ingresos mediante la enajenación de inmuebles y suelo público.

 Con todo y eso, tras cuatro años consecutivos de recorte del gasto social, las consejerías de Sanidad, Educación y Familia ven incrementado en 2.015 su presupuesto en una media del 2,38 por ciento, lo que vienen a ser 138 millones de euros. Bienvenido sea ese pequeño respiro. Pero con esa dotación solo se repone el 17 por ciento de los 810 millones de recortes sufridos por las tres consejerías durante los cuatro años anteriores.

La de Sanidad recupera 76 millones, al pasar de 3.191 de este año a los 3.267 presupuestados para el próximo año. Una dotación que seguirá muy por debajo de los 3.509 millones con los que llegó a contar en el año 2.010. De hecho, dispondrá en 2015 de menos recursos que en 2.008, año en el que estuvo dotada con 3.323 euros.
 Menor es aún la recuperación en la consejería de Educación, en la que tan solo se reponen 37 de los 422 millones recortados en el cuatrienio negro. Los 1839 millones con que aparece dotada en 2.015 son 385 millones menos que los 2.224 que tuvo en 2010, situándose el próximo año por debajo del nivel presupuestario (1880 millones) que tuvo en 2.006.
 Y la de Familia recupera 25 de los 70 millones perdidos en los cuatro años anteriores. Queda todavía 45 millones por debajo del techo presupuestario de 879 millones que alcanzó en 2.010, año en el que no había entrado en vigor la Renta Básica de Ciudadanía, a la que se reserva en 2.015 una partida de 55 millones de euros.

Pilar del Olmo, consejera de Hacienda
 En resumen, una “recuperación” del gasto social absolutamente insuficiente para paliar los destrozos de los sucesivos hachazos asestados desde 2011 a la Sanidad, la Educación, la  Dependencia y los Servicios Sociales. El propio hecho de que se anuncie la convocatoria de 1.000 plazas en la consejería de Sanidad da idea de la escabechina que han sufrido las plantillas del SACYL. Y todavía ha sido mayor la sufrida en Educación.

 Realmente, la única consejería que experimenta un verdadero crecimiento es la de Agricultura, que pasa de 480 a 560 millones, un incremento del 12,5 por ciento que ha de interpretarse como otro claro guiño electoral al mundo rural. Por el contrario, pese a ver mejorada su dotación en 27 millones, Fomento y Medio Ambiente, la consejería inversora por excelencia, seguirá bajo mínimos. Los 476 millones de que dispone en 2015 son menos de la mitad del presupuesto que sumaban en 2006 las dos consejerías antes de ser fusionadas.

 La inversión pública, pieza clave para reactivar la economía, vuelve a ser tan raquítica como en años precedentes. La previsión de crecimiento del 2,1 por ciento del PIB se utiliza para inflar artificialmente los ingresos, pero se ignora a la hora de cumplir compromiso contraído en el pacto parlamentario que permitió aprobar la Ley de Servicios y Ordenación del Territorio. Un acuerdo que contemplaba la recuperación del Plan de Convergencia Interior tan pronto como el PIB regional creciera por encima del 2 por ciento. Y de dicho Plan no hay ni rastro en el proyecto de Presupuestos.

 Unos Presupuestos, que, al igual que los de este año, vuelven a estar lastrados por la carga financiera generada por la deuda pública de la comunidad. Cierto que, gracias a la bajada de la prima de riesgo, se ha reducido algo esa carga,  pero aún así, entre intereses y amortización, la deuda pública se comerá en 2015 cerca de 1.200 millones, cantidad superior a la que suman juntas las consejerías de Agricultura, Fomento y Cultura.

 Y lejos de disminuir, la bola de la deuda continuará engordando, ya que el nuevo Presupuesto incluye la emisión de otros 505 millones más, lo que elevará el endeudamiento de la comunidad por encima de los 10.000 millones de euros, más del triple del existente en el año 2009. En definitiva, un Presupuesto concebido efectivamente para apoyar la recuperación. Pero no la recuperación económica de esta maltrecha comunidad autónoma, sino la recuperación electoral que busca el PP tras el batacazo sufrido en los pasados comicios europeos.

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