jueves, 2 de octubre de 2014

Las engañifas presupuestarias propias de un año electoral

  Los están publicitando con el mantra de “la consolidación de la recuperación económica”, pero en realidad los nuevos Presupuestos Generales del Estado lo que consolidan son los recortes sociales aplicados en los últimos años. Si algo queda claro en el proyecto presupuestario del Gobierno es que dichos recortes han venido para quedarse y si no se han agudizado aún mas es gracias a que 2015 es año electoral.


  El PP necesitaba presentar unos Presupuestos a la medida de sus intereses electorales y para ello no le ha importado desafiar la realidad económica de la eurozona, que no es otra que la de un estancamiento sobre la que se cierne la amenaza de una tercera recesión. Un panorama bastante sombrío con el que no se compadece el escenario virtual que presenta el Gobierno para 2015: Un crecimiento de la economía española nada menos que de un 2 por ciento que permitirá crear 350.000 puestos de trabajo.

Cristóbal Montoro,ministro de Hacienda
 A partir de ese hipotético crecimiento, se logra el prodigio de incrementar en casi 4.000 millones de euros la recaudación del Estado el mismo año en que se rebaja el IRPF y el Impuesto de Sociedades, al tiempo que la Seguridad Social se ahorra otros 4.500 millones en prestaciones de desempleo. Todo lo cual permite reducir el déficit hasta la cuota fijada por la Unión Europea e incluso incrementar ligeramente la inversión pública.

 Pues bien, ni siquiera con cuentas de la lechera realizadas por Cristóbal Montoro  se recupera una mínima parte del gasto social que se ha evaporado en los tres últimos años. Se congela por cuarto año consecutivo el salario de los empleados públicos y se aplica ese mísero 0,25 por ciento a unas pensiones que, desde que se implantó el copago farmaceútico, no han dejado de perder poder adquisitivo.

 En consecuencia, lo único que consolidan estos nuevos Presupuestos son los hachazos aplicados estos años al Estado de Bienestar Social. Por ejemplo los sufridos por la Ley de Dependencia, cuya dotación queda congelada en una cuantía absolutamente insuficiente que además no tiene en cuenta a los cerca de 180.000 ciudadanos pendientes de que se les reconozcan las prestaciones a las que tienen derecho. Y si a mano viene, todavía se mete la tijera para recortar dotaciones presupuestarias como la correspondiente a la Educación compensatoria, que se reduce nada menos que de 70 millones a 5,2.

 Vistos estos Presupuestos, podemos hacernos perfecta idea de lo que hubiera vuelto a ocurrir si 2015 no llega a ser año electoral. Con toda seguridad el PP habría seguido cercenando el Estado de Bienestar, que, junto a la devaluación salarial provocada por la reforma laboral, siguen siendo los grandes paganos de la crisis.
 
Infraestructuras del Estado: Aparte del AVE, solo migajas.- A falta de inversiones propias que vender, la Junta de Castilla y León viene desplegando estos días toda su artillería propagandística, que es mucha y bien engrasada, para hacernos creer que los Presupuestos Generales del Estado de 2015 atienden las históricas demandas de esta comunidad en materia de infraestructuras. Previamente,, Juan Vicente Herrera se fue hace dos semanas a ver a la ministra de Fomento, Ana Pastor, asegurando a su regreso de Madrid que  prácticamente todas las reivindicaciones de la Junta iban a tener reflejo en los nuevos Presupuestos. “Se va a desbloquear la Autovía del Duero en algunos tramos que parecían malditos”, llegó a afirmar.

Juan Vicente Herrera y Ana Pastor
 No sabemos qué le prometería la ministra Pastor a Herrera en dicho encuentro, pero lo presupuestado por su departamento en Castilla y León dista mucho de cumplir esas expectativas. 
Es verdad que Fomento ha presupuestado alrededor de 1.300 millones de euros para obras a ejecutar dentro de esta comunidad, pero más del 80 por ciento de dicha cuantía, 1.060, corresponde al AVE. Y ahí ningún mérito puede arrogarse la Junta. Se trata de una cuestión meramente geográfica. Sucede simplemente que para que el tren de alta velocidad comunique Madrid con Galicia, Asturias y País Vasco antes ha de pasar por este territorio. Gracias a ello Segovia y Valladolid llevan años disfrutando del AVE y mas pronto que tarde lo van a hacer Zamora, Palencia, León y Burgos. Eso es todo. No se trata por tanto de ninguna obra concebida desde el gobierno de esta comunidad.

Y algo parecido puede decirse respecto a determinadas autovías en ejecución, como la Autovía de Navarra, proyectada para comunicar dicha comunidad con la A-2 (Madrid-Barcelona) en Medinaceli, o el tramo Benavente-Zamora, los únicos kilómetros todavía sin concluir de la Autovía de la Plata (Gijón-Sevilla).

¿Qué trato presupuestario reciben la Autovía del Duero (Valladolid-Soria) y la A-60 (Valladolid-León), las dos grandes autovías que lleva años demandando la Junta por constituir ejes prioritarios para vertebrar esta comunidad autónoma? 
La primera aparece dotada con 28,4 millones de euros destinados a concluir la variante de Aranda de Duero y reanudar las obras en los tramos localizados en las provincias de Burgos y Soria que llevaban empantanados desde 2010. Una dotación absolutamente decepcionante para la plataforma “Soria ya”, que cifra en 65 millones de euros las partidas mínimas solo para acometer esos tramos en un plazo razonable.
Obras de la A-60 paralizadas en Lancia
 En cualquier caso, todo un esfuerzo inversor al lado de los 200.000 euros presupuestados para redactar proyectos técnicos a los que se limita la asignación presupuestaria que recibe la misma autovía en la provincia de Valladolid. A estas alturas resulta que el tramo "maldito" por excelencia, Tudela de Duero-Peñafiel, todavía está sin proyecto.

Y peor parada sale aun la A-60, que aparece dotada con 2,5 millones de euros destinados a un primer tramo, León-Santas Martas, que lleva años paralizado a causa de los yacimientos encontrados en Lancia. Para los 90 kilómetros que discurren entre Santas Martas y Villanubla la consignación se reduce a 450.000 euros destinados a estudios técnicos. Eso es todo lo que consiguió arrancar el presidente de la Junta a la ministra de Fomento en el referido encuentro.

 Pueden marear con las cifras todo lo que quieran, pero si descontamos el AVE, la la cacareada inversión estatal de Fomento en Castilla y León se reduce poco más que a un conjunto de migajas.