lunes, 23 de marzo de 2015

Un reenganche a la carrera sucesoria

Si hace tres semanas el PP sorprendió a propios y extraños encomendando al consejero de Fomento, Antonio Silván, la candidatura del PP a la alcaldía de León, mas sorprendente –y de muy superior calado político- es el movimiento protagonizado por el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruíz Medrano, quien en las próximas semanas dejará el cargo para encabezar la lista autonómica por la provincia de Valladolid.


Ramiro Ruiz Medrano
 Se entiende que en Madrid la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, deje su actual responsabilidad para asumir la candidatura a la presidencia de dicha Comunidad Autónoma. Pero renunciar a un cargo de este nivel simplemente para optar a un escaño de procurador en las Cortes de Castilla y León es algo que no puede por menos de extrañar. Y la versión ofrecida al respecto por “L’Osservatore herreriano”, el órgano oficial del régimen, no se la traga ni Magú.

 Entre lo de Silván y lo de Ruiz Medrano hay una diferencia sustancial. Mientras el primero se ha limitado a acatar los designios de Juan Vicente Herrera, el segundo ha actuado por cuenta propia, tomando una decisión que además perturba los planes trazados por el presidente regional del PP. ¿Qué le ha movido entonces al delegado del Gobierno a dar este paso? Solo se me ocurre una explicación. Y no es la simpleza de que ha querido cubrirse las espaldas ante el riesgo de que Mariano Rajoy pierda las próximas elecciones generales y el PP deje de gobernar (si fuera por eso siempre tendría a mano colocarse en la lista al Senado por Valladolid). Y además ese argumento no sería de recibo, resultaría insultante, para Soraya Sáez de Santamaría, que fue quién amadrinó su designación como delegado y quien forzosamente ha tenido que dar el visto bueno a su renuncia.

 La clave es otra: Quien el 24 de mayo no obtenga acta de procurador, automáticamente quedará fuera de la carrera de la sucesión de Juan Vicente Herrera, ya que para presidir la Junta es requisito imprescindible disponer de escaño en las Cortes. Solo así se explica el paso que ha dado Ruiz Medrano, quien, aprovechando que es el presidente provincial del PP en Valladolid, ha decidido colocarse al frente de la lista autonómica con objeto de no quedar excluido de esa carrera. Así de sencillo. Y Herrera no ha tenido otro remedio que aceptarlo, por mas que ello interfiere en sus planes.

 Las preferencias de Herrera sobre su sucesión estaban, siguen estando, muy claras y pasan por convertir a Rosa Valdeón en su nueva mano derecha en la Junta, ya sea como vicepresidenta o como consejera “primus inter pares”. Un plan que pasa por resituar a José Antonio de Santiago-Juárez, la temblorosa mano que siempre ha movido la cuna-diván, en la presidencia de las Cortes.


Juan Vicente Herrera
El reenganche de Ruiz Medrano a la política autonómica supone todo un incordio. De entrada, alguien que deja la delegación del Gobierno tendrá que ser recolocado en un cargo institucional de cierto fuste. No se contentará con uno de segundo nivel, como ocurrió hace cuatro años, cuando fue despachado con la vicepresidencia primera de las Cortes, a la que renunció al ser nombrado delegado. Entonces venía de presidir la Diputación y, pese que ya era el presidente provincial del partido en Valladolid, ni siquiera encabezó la candidatura autonómica (fue de número cuatro, después de Tomás Villanueva, del mencionado De Santiago-Juárez y de Pilar del Olmo).

 Ya ha quedado dicho que la presidencia de las Cortes se la ha reservado el consejero de la Presidencia y Portavoz. Y nombrar consejero al hasta ahora delegado del Gobierno sería la última opción deseada por Herrera, quién, además de no tener química personal con él, tratará de evitar que desde la propia Junta nadie compita con Valdeón en la carrera sucesoria. Todo ello convierte a Ruíz Medrano en una pieza de difícil encaje después del 24 de mayo, un problema con el que el poncio autonómico no contaba.

 Colateralmente, el movimiento del presidente provincial del PP de Valladolid ha cogido asimismo con el pie cambiado a Tomás Villanueva, quién, pese a saberse amortizado como consejero de Economía, en ningún momento había anunciado su renuncia a volver a encabezar -hubiera sido la cuarta vez- la candidatura autonómica. Su repentino desalojo forzoso como cabeza de lista no deja de constituir un desaire político, por mucho que Herrera le tenga reservado el escaño de senador por la comunidad que actualmente ocupa María Jesús Ruíz, la ex vicepresidenta de la Junta y consejera de Medio Ambiente de tan  infausto recuerdo (incluso para la mayor parte de sus compañeros de partido).

Antonio Silván y Alfonso Fernández Mañueco
  Al propio tiempo, Herrera y su “dedazo” han decidido que Antonio Silván, a la vez que candidato a la Alcaldía, vuelva a encabezar la lista autonómica del PP de León, autorizando un doblete electoral hasta ahora inédito. Lo previsto era que Silván se mantuviera en esa lista, pero no que la encabezara. Así ocurrió en 2.011 con Alfonso Fernández Mañueco, quién compatibilizó su candidatura a la alcaldía de Salamanca con el segundo puesto de la lista autonómica. Y ya esa compatibilidad de Mañueco se consideró un caso excepcional solo justificado por tratarse del secretario autonómico del PP.
 Que se lo pregunten a la misma Rosa Valdeón, quien entonces vió frustrada su aspiración de ser al mismo tiempo alcaldesa y procuradora por Zamora.

Si ya era otra excepción que el candidato a la Alcaldía por León formara parte de la lista autonómica, lo de que además la encabece no tiene precedentes y proyecta una contraproducente imagen de concentración de cargos públicos en las mismas personas. Se supone que con esa doble candidatura se intenta reforzar la figura de Silván como apuesta para presidir el PP leonés, huérfano de liderazgo desde el asesinato de Isabel Carrasco. Pero ese mensaje dirigido a la parroquia interna no hace más que poner de relieve hasta que extremo le resbala a Herrera lo de la “regeneración democrática”.