Entretenidos con la trapisonda interna de los
partidos y distraídos por esa envolvente espuma de la actualidad que impide ver
el bosque, nos hemos plantado en el mes de marzo sin tener ni Presupuestos Generales
del Estado ni Presupuestos de Castilla y León. Ignoro si esta coincidencia
tiene precedentes. Pero lo que llama la atención es la complacencia de ambos
gobiernos, el de Mariano Rajoy y el
de Juan Vicente Herrera, con esta
situación.
Siempre se ha dicho que los Presupuestos
constituyen la principal herramienta de un gobierno. Es el instrumento que establece como va a emplear la Administración sus
recursos financieros, con qué criterios y prioridades, esto es, la concreción contante y sonante de
sus objetivos económicos y sociales. Se supone que su prórroga constituye un gran
handicap, ya que impide adaptar la herramienta a una realidad social y económica cambiante, programar las necesarias inversiones e implementar las nuevas políticas
que requiere la situación.
Cristóbal Montoro |
Y esta es la fecha, cuatro meses después, sin
que se tenga noticia alguna de los nuevos Presupuestos del Estado, que, una vez
trampeados con la aprobación del techo de gasto bendecido por la gestora del
PSOE, ya no constituyen ninguna urgencia para el PP. Todo lo contrario, los
está retrasando deliberadamente para acercar al máximo su aprobación al mes de
mayo, fecha en la que Rajoy dispondrá ya del arma letal de poder disolver las
Cámaras y convocar unas nuevas elecciones que pillarían al PSOE como pollo sin
cabeza y a Ciudadanos aturullado ante la destreza del trilero para cambiar de
sitio la bolita. Por la cuenta que les trae, ya pueden ocuparse Susana Díaz y Albert Rivera de que los Presupuestos se aprueben a costa de lo que
sea
Susana Díaz
arrastra una doble responsabilidad. Primero por haber promovido la investidura
de Rajoy, y después por haber dilatado, pensando en el exclusivo interés de su
candidatura, la convocatoria de las primarias y el congreso federal del PSOE que cubran el vacío
de poder que ella misma provocó.
El papelón de Albert Rivera es de aurora
boreal. Después de incumplir su solemne promesa electoral de que jamás
investiría presidente a Rajoy, lo hizo a cambio de un pacto que el PP jamás ha
tenido la intención de cumplir. Y por si no estaba suficientemente claro, va Fernando Martínez Maillo y suelta lo de
las lentejas. Desde que Tierno Galván
advirtió que los “programas electorales están para no cumplirse” nadie había
expresado con tanto descaro que una cosa es prometer, incluso firmar, y otra cumplir.
Hasta ahí podía llegar la broma.
Mariano Rajoy y Albert Rivera |
Lo de los
Presupuestos de la Junta
es igual de descarado, si es que no más. Con la peregrina excusa de que el
ministerio de Hacienda no había adelantado la cuantía de sus ingresos a cuenta,
es la única comunidad autónoma que a fecha de hoy ni ha aprobado ni ha
presentado su Proyecto de Presupuestos para 2017. Una vez solventado -gracias,
como no, a Ciudadanos- un techo de gasto en el que ha inflado por su cuenta y
riesgo en 180 millones de euros esos ingresos a cuenta, no tiene ya ninguna prisa.
Como pronto, los presentará a finales de marzo, con lo cual no estarán
aprobados hasta finales de mayo y no entrarán en vigor hasta el mes de junio.
El gobierno Herrera ha provocado
artificialmente la vigente prórroga presupuestaria, sin importarle sus nocivos
efectos para el interés general. En 2011 la entonces consejera de Hacienda, Pilar del Olmo, hoy también de
Economía, descubrió que el limbo presupuestario constituye la situación ideal para trampear a su completo antojo unas cuentas de la comunidad que tienen más
agujeros que un queso de Gruyère. Una nueva tomadura de pelo a la oposición
que, pese a su continuo ninguneo, encima se presta a maniobras como la de
participar en un denominado “grupo de apoyo” al experto designado para asesorar
a la Junta en
la negociación del nuevo modelo de financiación autonómica.
Jaime Rabanal y Pilar del Olmo |
Entretanto, el limbo presupuestario causa
estragos como el de aplazar la oferta de empleo de la Administración
Autonómica y paralizar las nuevas inversiones públicas, justo
cuando ambas cosas son mas necesarias que nunca para revertir los recortes
sociales de los años de plomo de la crisis e incentivar una verdadera
recuperación económica. De momento, las 800 plazas de profesores de Secundaría
tendrán que esperar hasta 2018 y veremos qué ocurre las vacantes del Sacyl y
del resto de la
Administración Autonómica.
Otro que lleva camino de quedar inédito hasta
2018 es el Plan de Inversiones Sociales Prioritarias (2016-2020), cuantificado
por la Junta en
728 millones de euros. Del mismo modo que sigue incumpliéndose el mandato legal
de recuperar el Plan de Convergencia Interior una vez que el PIB creciera por
encima del 2 por ciento, algo que ya ha ocurrido en 2015 y 2016. Un mandato incluido
sin ningún otro condicionante en la
Ley de Ordenación del Territorio aprobada en septiembre de
2013 (disposición adicional decimotercera) y que, en otras de sus habituales
marrullerías, la Junta
vincula ahora a la aprobación de esos mapas rurales que tanto obsesionan al vicepresidente y consejero de la Presidencia.