El común de los mortales no acierta a entender que, nueve meses después de la dana de Valencia, un desastre que se cobró 228 víctimas mortales, el máximo responsable político de gestionar tamaña tragedia, Carlos Mazón, sobreviva al frente del gobierno valenciano, como tampoco que el líder de su partido, Alberto Núñez Feijóo, no haya tenido el decoro de invitarle a dejar el cargo. Resulta democráticamente insoportable que a estas alturas los españoles sigamos sin conocer a qué obedeció la larga sobremesa que se tomó Mazón el día de autos tras su famosa comida en “El Ventorro”.
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Suárez-Quiñones y Fernández Mañueco, anoche en Zamora |
El cese o dimisión de Quiñones, que no se va a producir, llegaría ya con tres años de retraso. El titular de la consejería contra el Medio Ambiente tendría que haber dejado fulminantemente el cargo tras la deplorable gestión de la Junta ante los incendios forestales que en el verano de 2022 arrasaron la Sierra de la Culebra y alrededores, calcinando una superficie cercana a las 60.000 hectáreas y causando -aquí sí hubo muertos- la pérdida de cuatro vidas humanas. Quiñones no afrontó ninguna responsabilidad política y ni siquiera accedió a dar su versión sobre lo ocurrido en el libro “Los rescoldos de la Culebra”, publicado tiempo después por el periodista Juan Navarro.
Pifia tras
pifia sin darse por aludido.- Tres
años después, el consejero contra el Medio Ambiente la ha vuelto a pifiar, y
por partida doble, en materia de incendios forestales. Aunque ha pasado
inadvertido (ignoro si por incompetencia periodística o porque los responsables
de los medios han querido hacer la vista gorda), Quiñones estaba en paradero
desconocido a finales de julio, los días en que las llamas se propagaron por el
Barranco de las Cinco Villas y obligaron a confinar a la población de las
localidades abulenses de Mombeltrán y El Arenal, calcinando cerca de 3.000
hectáreas en las proximidades del Parque Regional de Gredos. El fuego se desató
en la noche del lunes 28 al martes 29 y el consejero no dio señales de vida
hasta el jueves 31. Y ello porque en esa fecha regresó de donde quiera que
estuviera para asistir a la sesión de Consejo de Gobierno habitual cada jueves.
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Quiñones y Mañueco (todavía con gafas) en la sierra de la Culebra |
Ello mientras las llamas se esparcían por el Bierzo, donde apareció ya muy avanzada la jornada. Viene al caso recordar la que le montaron el PP y sus terminales mediáticas a Pedro Sánchez por decir en una rueda que eran las cinco de la tarde y no había comido…
Todo lo anterior referido exclusivamente a los
incendios forestales, pero es que la trayectoria de Quiñones está jalonada por
otra serie de episodios que definen a este singular personaje, que aparcó su
profesión de juez -desde 2002 fue juez decano de León - para meterse de hoz y
coz (sobre todo de coz) en política. Lo hizo en 2012 de la mano de la malograda
presidenta del PP leonés, Isabel Carrasco, que apadrinó su designación
como subdelegado del Gobierno en León. Pero nuestro hombre estaba llamado a más
altos designios y en 2015 fue nombrado Delegado del Gobierno en Castilla y
León, de la mano en este caso de la entonces vicepresidenta Soraya Sáez de
Santamaría, con la que había hecho buenas migas cuando ésta ejerció como
abogada del Estado en León.
Sin embargo, su paso por la Delegación del Gobierno
fue extremadamente fugaz. Ni siquiera llegó a tres meses. En julio de 2015, Juan
Vicente Herrera nombraba nuevo gobierno y para sustituir al leonés Antonio
Silván, que llevaba 12 años al frente de la consejería de Fomento, pensó en Quiñones, quien no
dudó un instante en aceptar el cargo. Cuatro años después, en 2019, a la llegada de Mañueco al Colegio de la
Asunción, el actual presidente de la Junta le mantuvo en el puesto, y en el gobierno autonómico sigue,
ahora como consejero de Medio Ambiente.
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El parque de las Médulas, acechado por las llamas |
Con el tiempo, el apodo de “Pañuelitos” quedó desfasado no solo porque Quiñones dejó de utilizar ese signo de distinción indumentaria (ahora renuncia incluso a la corbata). Nuestro hombre se hizo acreedor al sobrenombre de “Rey Sol” a raíz de que, en conversación grabada dentro de la investigación sobre el "caso Enredadera" con un conocido empresario adjudicatario de contratos múltiples contratos de la Junta, proclamara aquello de que “La Administración soy yo”, remedo de la célebre frase “L´État, c´est moi”, atribuida a Luis XIV de Francia, conocido como el “Rey Sol”.
Las pifias de Quiñones no acaban aquí. En marzo de 2017 protagonizó otra bastante chusca. Se piró del “mausoleo” de Villa del Prado en medio de la sesión plenaria de las Cortes que iba a debatir una ley promovida por su consejería para ampliar los límites del Parque Natural del Lago de Sanabria. Puso tierra de por medio con destino a Valsaín, donde se celebraba un acto con presencia de la entonces ministra de Medio Ambiente, Isabel García Tejerina (¿ande andará?: "ande" va a ser: en la puerta giratoria de la empresa privada, en este caso la eléctrica Iberdrola, de cuyo Consejo de Administración forma parte desde 2021, compartiendo ese órgano con otro ilustre de esta comunidad: el exministro y exsecretario general del PP Ángel Acebes). Al día siguiente, Quiñones disculpó su ausencia de las Cortes asegurando que se había debido a un despiste del equipo de su consejería.
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Gestora del PP de León |
En fin, pese a la multitud de méritos contraídos, abandonen cualquier esperanza de que Mañueco (quién, por su parte, ha salvado in extremis sus muebles políticos al interrumpir precipitadamente sus vacaciones en Cádiz para regresar a la comunidad y ponerse al frente de las operaciones) nos prive de la continuidad de Quiñones.
La razón es bien sencilla. Fonsi -meudo ojo clínico
el suyo- no ha tenido mejor ocurrencia que ponerle al frente de la comisión
gestora encargada de reflotar el maltrecho PP de León, hecho unos zorros
después del estrepitoso fracaso cosechado al frente del mismo por Ester
Muñoz, en su momento nombrada -asimismo a dedo por Mañueco- presidenta provincial
del partido, y quien ha hecho mutis por el foro tras haber sido ascendida por
el tándem Feijóo/ Tellado a portavoz del grupo popular en el Congreso de
los Diputados. De modo, que tendremos “Rey Sol” en la Junta para rato (salvo,
claro está, que Vox, llegado el momento, condicione a su apoyo a la continuidad
del PP a su salida del futuro gobierno de la comunidad). En su día, Ciudadanos amagó con ello sin ningún éxito.