A poco
más de un mes de la cita con las urnas, si se analiza como se ha venido tomando
Mariano Rajoy las próximas
elecciones europeas, se diría que el líder del PP se ha planteado estos
comicios como un mal inevitable, como un mal trago marcado en el calendario que,
ya que no queda más remedio que superar, conviene convertirlo en un trámite a
solventar con la menor repercusión posible.
Arias Cañete aplaudido por Rajoy |
Y en esa deliberada estrategia de una campaña
de perfil bajo que no estimule la participación se inscribe el sorprendente
continuismo del resto de la candidatura europea del PP. Nada menos que 20 de
los 23 actuales eurodiputados del PP repiten en una lista de la que solo se
caen Mayor Oreja, Vidal-Quadras
(ahora cabeza de lista de Vox) y Carmen
Fraga, la hija del fundador del partido, que llevaba emboscada ahí desde 1994.
Todos los demás siguen tal cual, incluido el abulense Agustín Diaz de Mera.
El Parlamento Europeo arrastra el estigma de
ser utilizado por los aparatos de los principales partidos, PP y PSOE, para
proporcionar un retiro dorado a dirigentes o ex ministros desubicados de la
política nacional. Dada la contribución de ello al descrédito de la clase política,
había curiosidad por ver en qué medida se corregía dicha instrumentación
partidista. Y por lo que se refiere al PP, no se ha corregido en absoluto. Es
mas: Al margen de Arias Cañete, las otras dos novedades de la lista resultan
ser Esteban González Pons, un político al que Rajoy no quiere tener cerca, y Ramón Luis Válcarcel, quien, tras 19 años presidiendo la comunidad de
Murcia, se jubilará de la política como eurodiputado.
Agustín Diaz de Mera |
El mal trago referido al principio no es otro
que el 25 de mayo refleje en las urnas el retroceso electoral del PP que
auguran todas las encuestas, consecuencia del cabreo de una buena parte de sus
votantes con las políticas aplicadas por el gobierno Rajoy (lo del resto de los votantes
no es cabreo, sino indignación). Las elecciones europeas, en las que no está en
juego el gobierno de la nación, se prestan como ningunas otras a este tipo de voto
de castigo. Para Zapatero las de 2009 fueron el preludio de la posterior
debacle electoral de 2011. Para Rajoy una derrota el 25 de mayo probablemente
no significaría el principio del fín, pero sí un claro punto de inflexión. Se
estaría constatando que la mayoría absoluta de la que dispone, y con la que ha
venido gobernando, está lejos de responder a una mayoría social con la que
por otra parte no ha llegado nunca a contar.
Miguel Arriola, el gurú demoscópico de cabecera,
ha diagnosticado que en esta coyuntura
al PP no le conviene una alta participación electoral. Cuanto menos votantes
acudan a las urnas, más minimizados quedarán los daños que teme el partido. De
ahí la estrategia seguida de demorar el candidato, modificar lo menos posible
la lista y plantear una campaña plana que no suscite pasiones que terminen
favoreciendo ese voto de castigo.
J.A. de Santiago-Juárez y Juan Vicente Herrera |
Parece ser que este Cañete no es el que ha
dictado la norma sobre el ibérico que ha recurrido la consejería de
Agricultura. No es tampoco el moroso que se resistía a aflojar los fondos
comprometidos con el Desarrollo Rural. Ni el que hecho caso omiso al consenso de comunidad alcanzado en Castilla y León sobre la reforma de la
PAC. Y menos aun el que, en contra el deseo
de Juan Vicente Herrera, nombró al
ex consejero José Valín presidente
de la Confederación
Hidrográfica del Duero.
Esa idea de
que el todavía ministro de Agricultura había sido una especie de “bestia negra”
para el gobierno Herrera era toda una leyenda urbana. Resulta que teníamos en
él un gran defensor de los intereses de Castilla y León y le estábamos acusando
injustamente de todo lo contrario. Menos mal que, una vez más, De
Santiago-Juárez, quién si no, ha acudido raudo a poner las cosas en su sitio…