miércoles, 28 de noviembre de 2018

Nada con sifón en La Moncloa

  Creo haber leído por ahí que la de este martes ha sido la novena visita realizada por Juan Vicente Herrera a La Moncloa en los casi ya 18 años que lleva gobernando Castilla y León. Y que Pedro Sánchez ha sido el cuarto presidente del Gobierno que lo ha recibido, tras José María Aznar, ¡ya ha llovido!, José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy.


Juan Vicente Herrera y Pedro Sánchez
 Independientemente de la proximidad de la fecha a la siguiente Navidad, Herrera ha acudido a todas estas citas provisto de una suerte de carta a los Reyes Magos con un amplio catálogo de reivindicaciones dirigidas al gobierno central. Y aunque habitualmente la mayor parte de lo solicitado cayera en saco roto, en ocasiones el presidente de la Junta no se ha venido de vacío, como cuando arrancó a Zapatero el compromiso de cofinanciar el Plan de Convergencia Interior que después el gobierno Rajoy y la propia Junta decidieron abandonar.

 En todo caso, estos viajes a La Moncloa siempre deparaban las lógicas expectativas, algo que por primera vez no ha ocurrido. No puede decirse que el parco resultado de este último haya constituido una decepción, puesto que nada cabía esperar del encuentro entre el presidente “pato cojo” de un gobierno autonómico “zombi”, como es Herrera, y otro presidente que, sin tener fecha de caducidad, gobierna con una manifiesta precariedad parlamentaria que, salvo milagro, le va a obligar a prorrogar por segundo año consecutivo los Presupuestos heredados de Rajoy.

Si a todo ello se añade que en su póstuma carta a los Reyes Magos el presidente de la Junta se ha empeñado en priorizar cuestiones que desbordan el ámbito de esta comunidad, tales como el modelo de financiación autonómica, el problema de la despoblación o el futuro de la PAC, las excusas de Sánchez podían presumirse de antemano.
Si Rajoy, con mayoría absoluta, dejó pudrir durante 6 años el conflictivo problema de la financiación autonómica, difícilmente puede exigírsele a un gobierno tan precario como el actual que abra un melón que enfrenta a unas comunidades con otras independientemente del color de cada una de ellas. Y mucho menos cuando Cataluña exige cuentas aparte y se niega a participar en la imprescindible negociación multilateral.

Isaura Leal
 Lo de la despoblación (más de 155.000 habitantes perdidos por Castilla y León en los últimos nueve años) sabe Herrera mejor nadie como está. Rajoy fue desalojado de La Moncloa sin que su gobierno cumpliera el compromiso adquirido de presentar antes de que finalizara 2017 la Estrategia Nacional sobre el Reto Demográfico. De forma que la nueva comisionada encargada del asunto, Isaura Leal, nombrada a finales de julio, se ha tenido que poner a la tarea, comprometiéndose a presentar dicha Estrategia en la próxima primavera.
 A diferencia de su inepta predecesora en el cargo, Edelmira Barreira, al menos Leal ha abordado el problema con decisión y espíritu participativo. Pero a la espera de que concluya su trabajo, en este momento la respuesta de Sánchez no podía ser otra que aquella de “¡un momento, que la están peinando!”.

¿Y que podía decir respecto al futuro de la Política Agraria Común? Pues que su gobierno hará lo imposible para que España mantenga el mismo volumen de fondos en el próximo periodo comunitario. Pero ojo, cuidado aquí no vaya a ser que, como se empiezan a maliciar las organizaciones agrarias, la Unión Europea, a la que paralelamente se le están pidiendo fondos para el problema de la despoblación, decida atender la petición a costa de reducir los recursos asignados a la PAC. La colisión de intereses puede ser peliaguda.

Lo siguiente era una transición energética “ordenada y justa” que abra un hueco al carbón nacional en el mix y que aplace hasta 2030 el certificado de defunción fechado para el próximo 1 de enero. Sobre ello ningún compromiso nuevo de Sánchez, que se remite al plan pactado el pasado octubre por su gobierno, la patronal y los agentes sociales. Vamos, que no hay mas cera que la que arde.

Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado
 Y nada nuevo que rascar tampoco respecto a esas infraestructuras del Estado cuya ejecución lleva camino de eternizarse, tales como las autovías A-11 (Valladolid-Soria) y A-60 (Valladolid-León). Al contrario, el anuncio de un nuevo retraso en la llegada del AVE a Burgos, ahora demorada hasta 2020, cinco años después de lo que llegó a anunciar el gobierno Rajoy. En conclusión, lo único que se habría sacado en limpio es el compromiso de suscribir un convenio para invertir conjuntamente 75 millones de euros (50 el gobierno central y 25 la Junta) para acelerar la extensión de la banda ancha en el medio rural a través del programa “Aulas conectadas”.

 De forma y manera que a la postre la única noticia salida del noveno viaje de Juan Vicente Herrera a La Moncloa ha sido su rotunda oposición a la propuesta del presidente nacional del PP, Pablo Casado, de que las competencias en Educación vuelvan a recentralizarse en el gobierno de la nación. Por mucha sintonía que tenga -que la tiene- con Casado, por ahí no podía pasar el todavía presidente de la Junta, que no para de sacar pecho por los resultados que obtiene Castilla y León en el informe PISA. Y menos cuando le quedan poco más de seis meses en el cargo. 

Ahí el problema lo va a tener, para variar, el candidato del PP a sucederle, Alfonso Fernández Mañueco, responsable de un circo al que no paran de crecerle los enanos…