jueves, 13 de diciembre de 2018

En línea de salida

   Sin esperar a su proclamación oficial como candidato, algo que se supone inminente, Alfonso Fernández Mañueco renunciaba ayer a la Alcaldía de Salamanca para dedicarse con exclusividad a su objetivo de alcanzar la presidencia de la Junta tras las elecciones autonómicas del mes de mayo. Desde que barrió a Antonio Silván en las primarias autonómicas del PP, ha transcurrido más de año y medio durante el cual a Mañueco casi todo se le ha ido complicando.


Alfonso Fernández Mañueco
En dicho periodo la marca PP ha ido devaluándose no poco en el ámbito nacional. La moción de censura sacó de La Moncloa a Mariano Rajoy y mandó a las populares a la oposición, desde la que tuvieron que afrontar una reñida sucesión interna en la que Mañueco, de la mano del taimado Fernando Martínez Maillo, apostó por la  derrotada Soraya Sáez de Santamaría. Entretanto, Ciudadanos ha seguido pisándole los talones al PP, que, para mayor inri y pese a la “aznarización” impulsada por Pablo Casado, ha visto como el ala mas dura y reaccionaria del partido se ha emancipado a través de “Vox”.

  Mientras, Juan Vicente Herrera no solo no se ha prestado a facilitar la tarea anticipando su salida del Colegio de la Asunción. Además de aferrarse al cargo, el gobierno “zombi” que preside se ha convertido en una rémora para el PP y su nuevo candidato a la presidencia de la Junta. La guerra fría que mantiene la bicefalia cada vez se disimula peor. A ella cabe achacar la negativa de Herrera a presentar unos nuevos Presupuestos de la Comunidad para 2019, vulnerando con peregrinas excusas el mandato al que viene obligado por el Estatuto de Castilla y León. Una actitud caprichosa, arbitraria e irresponsable que dejará a la Junta sin nuevos Presupuestos hasta el próximo otoño, condenando a la comunidad a una prórroga absolutamente lesiva para la recuperación económica y el interés general.

Virginia Barcones y Reyes Maroto
 A expensas de la proclamación formal de su candidatura, al dejar el ayuntamiento salmantino Mañueco se une a una carrera emprendida hace meses en solitario por el socialista Luis Tudanca, quien el pasado mes de junio fue proclamado candidato a la presidencia de la Junta tras la convocatoria de unas elecciones primarias en las que no encontró competencia. Bien es verdad que la larga precampaña desplegada por Tudanca, que ha intentado potenciar su imagen de “presidenciable” con visitadas programadas a los barones socialistas gobernantes en varias comunidades, no ha alcanzado la brillantez perseguida. 

Para compensar, el PSOE de Castilla y León cuenta desde el cambio en La Moncloa con dos activos electoralmente muy rentables. De un lado, la hiperactiva Delegada del Gobierno, Virginia Barcones, cuya omnipresencia incomoda lo suyo al PP; de otro, la ministra de Industria, la vallisoletana Reyes Maroto, que desde que llegó al cargo está mostrando especial sensibilidad hacia los problemas de Castilla y León, como ha puesto de manifiesto su activa implicación en la búsqueda de una alternativa al cierre de la factoría leonesa de Vestas.

Francisco Igea y Luis Fuentes
 Quien está demorando más que nadie la designación de su candidato a la presidencia de la Junta es Ciudadanos, donde existe un espeso silencio al respecto. A medida que han crecido sus expectativas electorales, más se cuestiona la capacidad del anterior candidato y portavoz parlamentario, Luis Fuentes, para encabezar una opción que va a tener en su mano el signo político del próximo gobierno de Castilla y León. 

El cuarteto que maneja a su antojo el partido en esta comunidad siempre ha recelado ante la posibilidad de que Albert Rivera apueste por el único diputado del Congreso con que cuenta la formación en Castilla y León, el vallisoletano Francisco Igea, preferido de Luis Garicano, el influyente gurú económico del partido. Pero no cabe descartar que, intentando conjurar dicha amenaza, se diseñe un plan B consistente en postular al secretario de Comunicación y efímero diputado del Congreso por Salamanca, el también vallisoletano Pablo Yáñez, que es quien desde la trastienda mueve los hilos del partido en Castilla y León y goza de la plena confianza de Rivera.

Al igual que Tudanca, el secretario autonómico de Podemos, Pablo Fernández, ha carecido en esta ocasión de competencia en las primarias convocadas para elegir candidato a la presidencia de la Junta. La diferencia es que la eventual alianza electoral con Izquierda Unida obligará a integrar  la cuota de esta última formación en las listas resultantes de la confluencia. 
José Sarrión y Pablo Fernández
A priori, me da en la nariz que por arriba la negociación se resolverá con un “Tú a Boston y yo a California”, según el cual Fernández será el candidato a la presidencia de la Junta y número uno por León, mientras el coordinador regional y procurador de IU, José Sarrión, encabezará la lista por Valladolid, repitiendo ambos circunscripción. Mayor puede ser la dificultad a la hora de ordenar las listas autonómicas de otras provincias, como puede ser la de Burgos.


Aunque el gran escollo a salvar entre Podemos e IU será el ensamblaje de las listas municipales conjuntas de ambas formaciones, labor que se presenta conflictiva en muchos municipios y sencillamente imposible en el ayuntamiento de Zamora, donde el alcalde, Francisco Guarido, nunca ha querido ver ni en pintura la alianza con el partido de Pablo Iglesias

Pero el problema de las candidaturas municipales no va a ser exclusivo de la coalición de izquierdas. El PP sigue sin abrir ese conflictivo melón y, en contra de lo tantas veces anunciado, no tiene pinta de que vaya a hacerlo ya en lo que queda de año. Y Ciudadanos está obligado a convocar unas primarias que, dadas sus crecientes expectativas de formar parte de los próximos gobiernos municipales, a buen seguro van a despertar inusitadas apetencias.