“Nuestra esperanza radica en que el PP y Vox
sumen mayoría absoluta, ya que con Ciudadanos sabemos que no podemos contar”. Así lo confesaba
hace unos días en reunión privada uno de los consejeros del gobierno zombi de Juan Vicente Herrera, para más señas aspirante a
continuar en el cargo en un hipotético Ejecutivo de la comunidad presidido por Alfonso Fernández Mañueco.
El
PP de Castilla y León es plenamente consciente de que, si la aritmética
resultante de las elecciones autonómicas del 26 de mayo lo permite, el propósito del partido de Albert Rivera
es aliarse con el PSOE de Luis Tudanca
para formar un gobierno de coalición.
Eso era así si la candidata naranja
hubiera sido Silvia Clemente y sigue
siéndolo con Francisco Igea
encabezando el cartel autonómico de Ciudadanos. Y en contra de lo que
superficialmente se puede pensar, ello no es contradictorio sino plenamente
coherente con lo ocurrido en Andalucía. Allí Rivera apostó por desalojar del
poder a un partido, el PSOE, que llevaba 36 años gobernando de forma clientelar
y gangrenado por la corrupción, y aquí haría lo mismo con otro, el PP, aquejado
exactamente de los mismos vicios.
Pedro Sánchez y Luis Tudanca |
Esquemáticamente, el signo del próximo
gobierno de la comunidad dependerá de cual de las dos presumibles alianzas
(PP+Vox o PSOE+C´s) alcance los 41 procuradores en que queda fijada la mayoría absoluta
en el nuevo hemiciclo, reducido a 81 escaños después de que la pérdida de censo
haya menguado la representación de las provincias de León, Salamanca y Segovia.
Pudiera ser también que ninguna de esas dos alianzas lograran la mayoría y que
esta dependiera de las minorías que completen las nuevas Cortes.
Para
su desgracia, Podemos, que previsiblemente sufrirá un notable retroceso, queda
fuera de cualquier eje, ya que sigue siendo incompartible con Ciudadanos, cuyas
líneas rojas sin embargo no excluyan a Izquierda Unida. Además de IU, que
aspira a renovar el escaño que como mínimo ha obtenido siempre por la provincia
de Valladolid, lo previsible es que la
Unión del Pueblo Leonés mantenga el suyo por León y que la Plataforma del Pueblo
Soriano (PPSO), donde ha acabado recalando medio PP de Soria, obtenga
representación en las próximas Cortes. Pudiera ser que estos escaños sueltos
condenados a compartir el grupo mixto resulten a la postre determinantes.
Alfonso Fernández Mañueco y Pablo Casado |
Ese
hermetismo sobre sus candidatos ha rodeado la presentación de sus listas al
Congreso y al Senado para las elecciones del 28 de abril. Hasta minutos antes
de que expirara el plazo, Vox no formalizó sus candidaturas ante las juntas
electorales de León y Salamanca, negándose además a facilitar los nombres de
sus integrantes hasta al día siguiente. Así supimos que ha enviado para
encabezar la lista salmantina al Congreso a un personaje de la catadura de Víctor Guido González Coello de Portugal,
inhabilitado por sentencia de la Audiencia de León confirmada por el Tribunal Supremo para administrar bienes ajenos
durante tres años por las irregularidades en la gestión de la empresa
Marmolería Leonesa, de la que fue accionista y administrador único hasta 2014.
José Antonio Ortega Lara y Santiago Abascal |
Ni ellos ni ninguno de los demás candidatos
de Vox han comparecido durante la presente precampaña electoral, en la que el
partido no ha celebrado ningún acto público en Castilla y León, limitándose
como mucho a instalar “mesas informativas” como la que dio lugar a una
atropellada intervención policial en el barrio vallisoletano de Delicias.
atropellada intervención policial en el barrio vallisoletano de Delicias.
El
resultado de los comicios generales despejará la incógnita sobre el respaldo
electoral del partido de Santiago Abascal, permitiendo calibrar sobre datos
reales su futura representación en las Cortes de Castilla y León. Aunque
resulta obvio que el grueso de su electorado procede del menguante caladero
popular, el PP confía en que Vox se nutra simultáneamente de potenciales
electores decepcionados con Ciudadanos, de forma que la suma de socialistas y
naranjas sea inferior a la suya con la ultraderecha rampante. Esa es, como se
ha indicado más arriba, la cuestión a ventilar el 28 de mayo y de ella
dependerá a su vez el signo político de la mayoría de los principales
ayuntamientos y de casi todas las Diputaciones provinciales, corporaciones unas
y otras donde las mayorías absolutas constituirán una rara excepción.