El victimismo
político tiende por naturaleza a exagerar los presuntos agravios, si es que no
sencillamente a inventárselos. Gobernaba todavía Mariano Rajoy cuando, en plena escalada soberanista en Cataluña, el
hoy alto representante de la Unión Europea
para la Política Exterior ,
Josep Borrell, demostró datos en mano
que aquel mantra del “España nos roba” resultaba harto falaz.
Sin percatarse del deslizamiento, el
vicepresidente y portavoz de la
Junta , Francisco Igea,
no ha empleado el verbo robar, pero no muy lejos del mismo anda la
acusación de “aprobación indebida” con la que ha calificado el hecho de que el
ministerio de Hacienda no haya abonado a las arcas autonómicas las 142 millones
de euros que corresponderían a la liquidación del IVA de diciembre de 2017. Sin
incurrir en tan frívola imputación, tampoco ha estado muy afortunado el
presidente de la Junta ,
Alfonso Fernández Mañueco, al
calificar dicho impago de “deslealtad” del nuevo Gobierno con esta comunidad autónoma.
En primer plano, Franciso Igea. Tras é, Fernandez Mañueco |
“Y dos huevos duros…!”.-
Lo de presentar al gobierno
central como recalcitrante moroso digno de ser visitado por el cobrador del frac
lo ha practicado la Junta
cada vez que La Moncloa
ha estado ocupado por un presidente socialista. Alcanzó su máximo nivel en la
etapa de José Luis Rodríguez Zapatero,
al que el gobierno de Juan Vicente
Herrera llegó a endosar una deuda de 1.324 millones de euros, 724 de ellos
correspondientes al modelo de financiación y otros 650 por incumplimientos de
compromisos contraídos en los Presupuestos Generales del Estado. Solo le faltó
añadir el célebre “¡Y dos huevos duros…! que sumaba a la comanda Chico Marx en “Una noche en la ópera”.
El
intrépido consejero portavoz de entonces, José
A. de Santiago-Juárez, hizo sus particulares cuentas y concluyó que el
gobierno Zapatero debía 2.018 euros a cada familia de esta comunidad. Una deuda
de la que Herrera y su gobierno se olvidó por completo tan pronto Rajoy llegó a
La Moncloa. Por
el contrario, la que se fue disparando casi exponencialmente fue la deuda pública
de la Junta ,
que en los siete años siguientes pasó de 5.804 a 12.360 millones, lo
que, siguiendo esa extrapolación, supone que a fecha de hoy cada familia
castellano-leonesa debe 18.000 euros.
Montoro el día que traspasó la cartera a la socialista Montero |
Trampantojos aparte, lo cierto y verdad es que el nuevo gobierno ha comunicado a las comunidades autónomas el importe que les va a transferir a lo largo de 2020, que en el caso de
Las prisas del incumplidor.- Después de tan irresponsable
dejación presupuestaria, a la
Junta le han entrado ahora de repente las prisas por presentar
sus Presupuestos para 2020. Y ha sido, qué casualidad, a raíz de que el
presidente Mañueco iniciara una ronda de visitas institucionales por las nueve
provincias, en las que viene reuniéndose -hasta ahora ha estado en Zamora, León
y Soria- con los alcaldes de cada capital y presidentes de las respectivas
Diputaciones provinciales. Y como suele ocurrir en estos casos, en esos
encuentros Mañueco ha tenido que comprometerse a actuaciones e inversiones
imposibles de llevar a cabo en la actual situación de prórroga presupuestaria.
Han tenido que sobrevenir dichos compromisos
para que la Junta
se haya desperezado y empiece a trabajar en unos nuevos Presupuestos, sin los
cuales no se pueden implementar nuevas políticas ni acometer nuevas
inversiones. El dato que acaba de hacer público la Cámara de Contratistas no
puede ser mas revelador: Durante los 9 primeros meses de 2019 el volumen de
obra pública licitada por la Administración
Autonómica descendió hasta 232,4 millones de euros, un 28,4
por ciento del licitado en el mismo periodo del año anterior (324,6). Y si esto
ha ocurrido en 2019, primer año de prórroga presupuestaria, qué no ocurrirá en
este 2020 con esas mismas cuentas por segunda vez prorrogadas.
FernándezCarriedo y su antecesora en el cargo, Pilar del Olmo |
Habilitará
fondos para cumplir sus obligaciones ineludibles, como el incremento en un 2
por ciento de los salarios de sus funcionarios (alrededor de 80 millones de
euros) y seguirá dando largas a otros compromisos, empezando con los contraídos
con sus mismos empleados públicos sobre restitución de la jornada laboral de 35
horas, abono de los fondos adicionales de 2018 y 2019 o desarrollo de la
carrera profesional. Unos incumplimientos en materia de Función Pública que
están lastrando el Diálogo Social y que han motivado un calendario de
movilizaciones que culminará el 27 de febrero con una convocatoria regional en
Valladolid.
El problema es que, a falta de que se confirme
el dato oficial, el déficit presupuestario de la Junta se ha disparado en
2019 hasta un importe que viene a cuadriplicar esos 142 millones del IVA de la
discordia.