Seis meses de cívica movilización, de días de
protesta y noches de vigilia, no han conseguido que la Junta de Castilla y León
reponga las guardias médicas nocturnas suprimidas el pasado 1 de octubre en 17
zonas rurales de Castilla y León. La Consejería de Sanidad permanece insensible ante
esta demanda, incluso después de las sentencias judiciales que han obligado a
restablecer ese mismo servicio en Castilla-La Mancha. Una postura inflexible
justificada con el supuesto ahorro de 1,5 millones de euros, que contrasta con
la manga ancha de la misma Consejería para permitir que el canon anual aflojado
a la empresa concesionaria del Hospital de Burgos se haya disparado de 38 a 71 millones de euros.
¿Cómo se entiende que el mismo gobierno que no
atiende la reivindicación de esos vecinos que temen por su salud haya dado
marcha atrás a las primeras de cambio en su decisión de cerrar a partir del
próximo curso las aulas supervivientes de la ESO
rural en 19 localidades de Castilla y León? Realmente, resulta muy difícil de
entender, tanto en sus razones de fondo como en la forma en que se ha producido
esta revocación. Como señalaba ayer “El
topillo”, la rectificación de la
Junta supone toda una ruptura con su trayectoria frente a los
conflictos sociales generados por sus propias decisiones y la forma de
presentarla desafía cualquier lógica política.
Juan Vicente Herrera en las Cortes |
No puedo por menos que alegrarme de la marcha
atrás de la Junta
y del alivio que ello supone para las familias afectadas. Lo que ocurre es que
se me escapan los motivos que han llevado a Juan Vicente Herrera a adoptar una rectificación tan fulminante y
además con claúsula retroactiva, dejando una puerta abierta a que las 52
localidades que perdieron la ESO
a principios del presente curso puedan recuperarla a partir del próximo. Mas
sorprendente aun cuando el traslado de la ESO rural se estaba realizando en cumplimiento de
la legislación estatal.
¿Qué
le ha llevado al presidente de la
Junta a tomar tan inesperada determinación sobre un
conflicto que apenas acababa de comenzar? Sólo él lo sabe, pero tengo la
impresión que en el fondo su decisión responde a un estado de profundo hartazgo
con el papel político que le está tocando jugar. Vengo sosteniendo hace tiempo
que Herrera está dolorosamente harto de la prepotencia con la que el gobierno
Rajoy viene tratando a esta comunidad autónoma y en particular a su propio presidente.
La colección de desprecios y ninguneos ha alcanzado extremos casi humillantes,
difíciles de encajar incluso por alguien de acreditada pusilanimidad.
Y puede
que Herrera, un presidente que ya está amortizado, se haya hartado de comerse marrones sin que nadie le agradezca nada
en Madrid. Marrones que a su vez le crean serios conflictos internos en las
provincias de la comunidad, donde los presidentes provinciales del partido -varios
de ellos a la sazón presidentes de las respectivas Diputaciones- no dudan en
desmarcarse de las políticas de recortes y ponerse del lado de los alcaldes que a su vez canalizan el malestar vecinal.
Alumnos de la ESO concentrados el martes anrte las Cortes |
“Te partes aquí la cara por aplicar los
recortes sociales que te impone un gobierno que a la vez te ningunea y encima
ello te crea problemas internos con las taifas provinciales. Pues hasta aquí
hemos llegado, hay cosas por las que ya no paso”. Esta puede haber sido la
reflexión que explique el volantazo de la ESO, conflicto en el que presidentes
del PP como los de León y Ávila ya se habían colocado a la cabeza de la
manifestación.
En Castilla y León, y menos en el medio rural,
resulta impensable el fenómeno de las escraches. Pero el conflicto de las
guardias médicas ha dado idea de lo persistente que puede ser una protesta
ciudadana cuando ésta la asumen sin fisuras poblaciones enteras que se
consideran agraviadas Y esto era lo que iba a suceder en los 19 municipios en
los que se iba a trasladar la ESO. ¿Se imaginan las consecuencias que tendría el
accidente de uno de esos autocares escolares?
Aunque
de momento no hay marcha atrás sobre las guardias médicas, sin esa movilización
no se entendería la rectificación de la ESO. En el peor de los casos a Herrera
le quedan poco mas de dos años al frente de esta comunidad y no quiere
que su etapa final como presidente discurra entre continuas protestas
ciudadanas y que cada vez que viaje a una provincia le reciba una comitiva de
pancartas portadas por gente -paradójicamente, en gran parte votantes del PP-
recriminándole las medidas antisociales de la Junta.
Esta sería para mi la gran razón de fondo. A
ella puede añadirse la inoportunidad de provocar un nuevo conflicto en el
medio rural precisamente cuando la Junta manda a las Cortes esta misma semana su polémico
Proyecto de Ley de Ordenación Territorio, justo la norma que diseña el mapa
territorial sobre el que se pretenden reorganizar los servicios públicos que presta la
Administración Autonómica.
Juan José Mateos |
Hasta aquí las claves que podrían explicar la decisión de Herrera de enmendarse a sí mismo. Lo que ya resulta del todo desconcertante es la puesta en escena elegida para anunciar esa rectificación. Al utilizar para ello su turno de respuesta a una pregunta del portavoz socialista, Óscar López, el presidente de la Junta le ha regalado esa preciada baza a la oposición. Un regalo absolutamente innecesario que contrasta con el desaire infligido al consejero de Educación, Juan José Mateos, desautorizado en toda regla y sin ningún miramiento.
Puestos
a rectificar, era de manual que el presidente se limitara en esa respuesta
parlamentaria a anunciar que la
Junta se comprometía a reconsiderar su decisión. Después, previa
convocatoria a los alcaldes afectados, el consejero se habría encargado de
anunciar la marcha atrás y todos tan contentos. Pero por lo que sea, posiblemente
empujado por la desquiciada mano que mece su diván, Herrera ha procedido a rectificar de tan
insólita manera, concediendo un balón de oxigeno a
López, al tiempo que ha dejado muy malparado al consejero Mateos. Se mire como se
mire, políticamente inexplicable.
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