A 24 horas de su celebración, supongo que el
23 de abríl, Día de Castilla y León, discurrirá por la senda que lo viene
haciendo en los últimos años, sin que a ello afecte la ausencia del Manifiesto
conjunto con el que las principales fuerzas políticas y ciudadanas venían
convocando a la concentración en Villalar de los Comuneros. Dado que todos esos
antiguos firmantes siguen respaldando la
convocatoria, supongo que la afluencia seguirá siendo la misma. Y confío en que
la jornada no pierda fuerza reivindicativa ante el poder político y económico que está esquilmando los derechos y conquistas sociales
conseguidos en las tres últimas décadas.
Demetrio Madrid Leyendo el Manifiesto de Villalar 2008 |
Ello
permitía dos lecturas contrapuestas. Una era que la derecha había tenido la
habilidad de arroparse con una bandera que la izquierda tenía por exclusiva. La
otra era que la derecha se había visto obligada a aceptar como patrimonio común
un símbolo abanderado por la izquierda. Cada cual que piensa lo que le parezca.
Personalmente, con la perspectiva del tiempo, creo que a la postre el gran y
único beneficiado de esa transacción ha sido el PP. Y tras la súbita desaparición
del Manifiesto de Villalar, todavía más.
El Manifiesto de Villalar tenía al mismo
tiempo una gran virtud y una gran carencia. Desde que el PP y la derecha social
en su órbita se sumaron a la convocatoria, la heterogeneidad ideológica de los
firmantes obligaba a todo un encaje de bolillos para conciliar posiciones. Y la
solución para solventar el problema ha venido consistiendo en realizar un
diagnóstico acerca de los problemas que aquejan a la comunidad, pero sin
señalar ninguna responsabilidad política respecto a los mismos. Esto último era
su gran carencia. Y su virtud era que tan heterogéneos firmantes compartieran
un diagnóstico común habitualmente muy certero y completo de los problemas
sociales y económicos de Castilla y León.
Juan Vicente Herrera en Villalar 2012 |
Un año después, la situación política, social
y económica de Castilla y León solo ha hecho que empeorar. Los datos son
elocuentes. Por tercer año consecutivo, el censo de población ha vuelto a
arrojar un saldo negativo, en esta ocasión de 12.375 habitantes, al tiempo que
el desempleo batía un record histórico al superar los 250.000 parados. Impelido
por la sacrosanta reducción del déficit publico, el Presupuesto de la Comunidad retrocedía por
debajo de los niveles de 2.007, aplicando nuevos hachazos al gasto social
(Consejerías de Sanidad, Educación y Familia) por importe de otros 343 millones
de euros.
Ha
desaparecido en combate el Plan de Convergencia Interior previsto en el
Estatuto de Autonomía para corregir unos desequilibrios internos que lastran la
cohesión territorial de la comunidad. La inversión pública de la Junta sigue en mínimos
históricos y la del Estado se limita poco más que a mantener las inversiones imprescindibles
para que el AVE llegue a Galicia y Asturias. La minería del carbón está
abandonada a su suerte, lo mismo que el medio rural, donde se deterioran a
diario los servicios públicos y la calidad de vida.
Cuatro de las seis antiguas
Cajas han desaparecido engullidas por nuevos bancos y Caja España-Caja Duero,
independientemente de que sea nacionalizada o absorbida por la andaluza
Unicaja, va a dejar en la estacada a otros 1.500 trabajadores y abandonados a
su desgracia a los más de 14.000 clientes a los que endosó participaciones
preferentes…. No hay músculo financiero ni otro músculo político que la mayoría
absoluta del PP.
José María González (IU) |
Este es el panorama político, social y económico que nos rodea el 23 de abril de 2013, que a mi juicio sitúa a Castilla y León en el punto más crítico en los 30 años de historia autonómica. Y cuando mas falta hacía, se renuncia al diagnóstico común que propiciaba el Manifiesto. Por eso no comparto en absoluto que se tratara de algo “innecesario” y “superado”, tal como ha afirmado José María González, el coordinador regional de IU, fuerza política que, de forma un tanto desconcertante, ha pasado de ser la máxima adalid del Manifiesto a certificar con toda frialdad su defunción. La ausencia de ese diagnóstico tiene a mi juicio un solo beneficiado: el partido que, tras 26 años gobernando en Castilla y León sin asomo de alternancia política, es el máximo responsable de que esta comunidad autónoma resulte cada vez más fallida.
P.D.- Esta misma mañana hemos conocido que Castilla y León ha sido la comunidad autónoma que mas población ha perdido en 2012 (30.605 habitantes), nada menos que el 1,2 por ciento frente a la disminución del 0,4 registrada en el conjunto nacional.
elblogdepedrovicente@gmail.com
22-4-2013