Ya he comentado en alguna ocasión el injusto sambenito que durante mucho tiempo arrastró Rodolfo Martín Villa como prototipo de político incombustible que no se había bajado del coche oficial desde su juventud, en la que encontró su primer cargo como Jefe Nacional del SEU, el sindicato universitario del franquismo. Ese estreno en una poltrona pública se produjo en 1962 y sin embargo en 1987 se retiró temporalmente de la política, precisamente a raíz de renunciar en el último momento a ser el candidato del Partido Demócrata Popular (PDP) a la presidencia de la Junta de Castilla y León en las elecciones autonómicas de aquel año.
Rodolfo Martín Villa |
Golpes de efectos aparte, como la retirada de las “visas” a los consejeros y la reducción inicial del organigrama de la Junta, Aznar andaba entonces haciéndole la cama a Antonio Hernández Mancha y cultivando sus relaciones con los comunicadores más relevantes y otros creadores de opinión en el foro madrileño. (Hace poco algún continuo descubridor del Mediterráneo se ha enterado de, que antes de que Clavero Arévalo anunciara el “café para todos”, Martín Villa barajó la posibilidad de aplicar en territorios como Castilla y León el sucedáneo consistente en una Mancomunidad de Diputaciones).
Aunque solo dos años después, en 1989, fue repescado por Aznar como diputado por Madrid y en 1997 pasó a presidir la privatizada Endesa, el hecho es que lo que ahora se llama pisar moqueta oficial Martín Villa lo hizo ininterrumpidamente solo 25 años (1962-1987). Y digo “solo” porque a estas alturas, la nómina de políticos que han superado el cuarto de siglo en activo es amplísima.
León de la Riva y Ruíz Medrano |
La mayoría han ido saltando de un cargo a otro y ello hace que su longevidad pase más inadvertida, como son los casos de Jesús Posada (1979), Juan José Lucas (1980) o Juan Carlos Aparicio (1983). El record de permanencia en un mismo escaño parlamentario lo ostentan el socialista Jesús Caldera, diputado por Salamanca desde 1982, y Miguel Angel Cortés, diputado del PP por Valladolid desde 1989 (en política desde 1983). A continuación de ellos se sitúa Javier León de la Riva, próximo a cumplir 18 años en la alcaldía de Valladolid, a la que llegó tras una carrera iniciada en 1987 como consejero de Cultura y Bienestar Social en el gobierno de José María Aznar. A su provecta edad, 67 años cumplidos, León de la Riva ha declarado que no aceptaría otro cargo que el de ser ministro, posibilidad afortunadamente harto improbable.
El de León de la Riva es un caso atípico. Como corresponde a un personaje sin parangón. Como he apuntado antes, lo normal es ir mudándose de cargo para que la cosa se note menos. Se cambia de responsabilidad y es como si el contador se pusiera a cero. Ahí tenemos el ejemplo del Delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, quién nadie diría que ha dejado a sus espaldas 17 años al frente la Diputación de Valladolid, a cuya presidencia llegó por cierto gracias a una moción de censura apoyada por un diputado trásfuga del CDS.
Juan Vicente Herrera |
Tras doce años de "herrerato" y a falta de otros dos para agotar su actual mandato, más de uno considera que el actual gobierno autonómico presenta claros síntomas de cansancio político, que en determinadas consejerías llega al absoluto agotamiento. Tras el próximo debate sobre el estado de la comunidad, sería el momento oportuno para soltar lastre y proceder al menos a cierto lavado de cara. Pero vista la trayectoria de Herrera y su conocida alergia a las remodelaciones de gobierno, creo que nada mas lejos de su intención que la incurrír en semejante audacia.