jueves, 27 de junio de 2013

Un debate "déjà vu"

 A priori, habida cuenta de las adversas circunstancias, el debate sobre el estado de la comunidad celebrado ayer en el “mausoleo” de Villa del Prado debiera haber sido una dura prueba para Juan Vicente Herrera. Tras doce años al frente de la Junta, los drásticos recortes aplicados en los tres últimos años, junto al “fuego amigo” dispensado por el gobierno Rajoy, le colocaban probablemente ante el trance parlamentario más peliagudo afrontado en su ya dilatada carrera. Pero eso era partiendo de la base de que tendría enfrente una oposición implacable que no le iba a perdonar la más mínima. Y esto es lo que, una vez más -y van ya muchas- no se produjo.


 
Juan Vicente Herrera
Pese a los parcos, por no decir nefastos, resultados del llamado “pacto de la Coronita” firmado el pasado mes de octubre, los socialistas de Castilla y León no han escarmentado y siguen obstinados en alcanzar nuevos pactos que no suelen conseguir otra cosa que apuntalar al gobierno autonómico del PP. Admito que puedan plantearse acuerdos como los alcanzados para mantener una “posición de comunidad” en torno al futuro modelo de financiación autonómica, a la Política Agraria Común o contra la “reforma local” perpetrada por Montoro

Pero no puedo entender el cheque en blanco hacia una amnistía fiscal encubierta y opaca, hacia leyes como la que ha desnaturalizado las instituciones de consulta y control de la comunidad, hacia una remodelación más que cosmética que otra cosa del llamado “sector público” o hacia una torticera “ordenación territorial” absolutamente intempestiva mientras no se clarifique el marco estatal. No lo entiendo salvo que detrás del cheque político en blanco haya otro cheque en sentido menos figurado.

 El caso es que el debate de ayer le cogió al PSOE en plena negociación con la Junta, cuyo máximo afán en este momento es doblegar la resistencia socialista a secundar la citada “ordenación territorial”. Y, claro, mientras andan negociando no es cuestión de zurrarle la badana al presidente de la Junta, por muchos que sean los méritos contraídos para ello… 

 Con ese condicionante por medio, hay que reconocer que Óscar López, conocedor del paño y a estas alturas más que sobrado de tablas, resolvió con bastante habilidad la papeleta. No podía hacer sangre como la hubiera hecho el PP en una situación inversa, pero tampoco dejó que Herrera se fuera de rositas.
Óscar López
 El “foto-reportaje” que exhibió a través de nueve personas, una por provincia, que sufren en sus carnes otras tantas modalidades de los recortes sociales, fue ciertamente demoledor. Frente a las frías estadísticas de los numerosos impersonales, los nombres de los damnificados. El impacto se dejó notar en una nerviosa bancada “popular”, en la presidenta de la Cámara, visiblemente tensa, y desde luego en el propio Juan Vicente Herrera, que, por mucho que justificara los recortes, a lo largo del debate dejó traslucir cierta mala conciencia por tener que aplicarlos.

 La sesión se había abierto con una tediosa intervención de casi dos horas en la que el presidente de la Junta se centró mas en construir ese relato autojustificativo que en proponer alternativas y soluciones para salir del marasmo en que se encuentra esta comunidad autónoma. Pocas propuestas y de escaso calado como la de dedicar un millón de euros -repito, la friolera de un millón de euros- para paliar el desempleo en las cuencas mineras.
 Por cierto que Herrera, en un notable ejercicio de funambulismo, se las arregló para dejar constancia de sus discrepancias con el gobierno Rajoy, pero pasando siempre de puntillas sobre ellas, ya fuera el problema del carbón, la “reforma local” de Montoro, los fondos para el desarrollo rural discutidos con Arias Cañete, la reforma de las Administraciones impulsada por Soraya Sáenz de Santamaría o la nota media para las becas.

 Con un PSOE lastrado por su querencia pactista, el procurador de Izquierda Unida, José María González, disponía de una ocasión pintiparada para asumir la centralidad del discurso de oposición. Oportunidad a mi juicio frustrada por una intervención lineal y un tanto apocalíptica que añadió muy poco que ya no se conociera. Su única aportación a la crítica de López radicó en su alusión al “desplome y desaparición de las cajas de ahorro”, asunto que lógicamente había obviado el portavoz socialista y sobre el que tampoco quiso darse por aludido Herrera.

Alejandro Valderas (UPL) y José Mª González (IU)
Por no contestar ni siquiera contestó a la acusación de cumplir “el papel de comparsa que actúa al dictado de lo que le ordenan de Madrid”, no obstante lo cual recomendó a González dos cosas: Bajar de las musas al teatro y dejar caer su muro de Berlín.
Ante ello el procurador de IU se mantuvo en sus trece y reivindicó la voz de la calle, sondeada a través de la campaña “A Herrera le diría”, en la que ha recogido más de 1.500 quejas o aspiraciones de otros tantos ciudadanos de las nueve provincias de la comunidad.

Y un tanto deslavazada resultó la intervención de procurador leonesista, Alejandro Valderas, quién, tras repasar, una a una, la actuación de cada Consejería, se permitió primero sugerír la dimisión del presidente y después recomendarle que haga una crisis de gobierno. Ni siquiera esto segundo parece estar en el ánimo de Herrera, quien en ningún momento dio pábulo a la información publicada ayer en ese sentido por un diario. Es más: en otro momento del debate, y sin venir mucho a cuento, rechazó tajantemente la existencia de “interinidad” alguna en la acción de gobierno de la Junta. No sabe lo tranquilos que ello nos deja.

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