A la luz de sus hechos y manifestaciones se diría que el presidente de la Junta ha afrontado el otoño político bajo el influjo de dos obsesiones que perturban su delicado ánimo. Una es borrar la imagen de que bajo su mandato los recortes presupuestarios han deteriorado la Sanidad, la Educación, la Dependencia y demás servicios públicos esenciales que presta el gobierno de la comunidad.
Juan Vicente Herrera no quiere pasar a
la historia como el presidente que contribuyó a socavar esos pilares del Estado
de Bienestar. Su seguidismo del gobierno Rajoy le ha llevado a traspasar líneas
rojas que ahora intenta minimizar, corrigiendo ligeramente algunos excesos -solo
algunos- o resistiéndose a secundar nuevas medidas antisociales como el copago
de los medicamentos dispensados en los propios hospitales.
Juan Vicente Herrera |
La otra obsesión presidencial es evitar el debate en torno
a su posible sucesión. Hasta el final de la legislatura no es el momento de plantear ese asunto, ahora lo único que procede es concentrar todos los esfuerzos en salir
de la crisis, ha insistido machaconamente a lo largo de todo el mes de
septiembre. Oyendo a sus corifeos se diría que Herrera ha dado un puñetazo en
la mesa, parando los pies a quienes andaban conspirando a sus espaldas para
sucederle en el trono del colegio de la Asunción sin esperar siquiera a que renuncie expresamente a una nueva reelección.
Dolores de Cospedal y Alfonso Fernández Mañueco |
¿Ha
reconsiderado después el presidente de la Junta esa decisión? Personalmente, no lo creo. Si
en 2011 ya estaba dando muestras de fatiga política y aceptó ser candidato casi
con resignación, dos años después su estado es de absoluto hartazgo.
Acostumbrado a gobernar en años de abundancia, ha tenido que administrar, a golpe
de recorte, la escasez, y ello encima con la penitencia añadida de soportar la
insensibilidad y el desdén del gobierno de Mariano
Rajoy. Todo ello ha convertido su actual mandato en un verdadero calvario.
Javier León de la Riva y José Antonio De Santaigo-Juárez |
Y todavía hay una tercera razón: Remitiendo su decisión al final de la legislatura, Herrera intenta protegerse de la fuerte presión que ha comenzado a ejercer el aludido entorno político-mediático para forzar su continuidad. Un interesado entorno que lógicamente se va a resistir por todos los medios a perder su desmedida influencia y los jugosos privilegios de que disfruta con el actual inquilino del colegio de la Asunción. Utilizando su influjo sobre el presidente tratará sin duda de doblegar su negativa a volver a presentarse.
Todo ello,
claro está, siempre que, llegado el momento, no sea Rajoy el que decida mover ficha y todos
tengan que decir amén.
elblogdepedrovicente@gmail.com 30-9-2013