El esfuerzo de Alfredo Pérez Rubalcaba y su
equipo por aislar la próxima Conferencia Política del PSOE del debate sobre la
convocatoria de elecciones primarias para elegir al futuro candidato socialista
a la presidencia del Gobierno ha resultado baldío. Aunque en el plano teórico
pueda sostenerse que lo primero y básico son las ideas y después los lideres
que las defiendan, es indudable que en la práctica ambas cosas van
indisolublemente unidas.
De poco sirve el programa ideológico si no se dispone de un líder que lo encarne con credibilidad suficiente para obtener en las urnas el imprescindible respaldo electoral. De ahí que haya quien piense, no sin razón, que el rearme ideológico y programático que persigue el PSOE con esta Conferencia se evaporará rápidamente si no se acompaña de una pronta y profunda renovación de sus actuales dirigentes. Sin ella no se habrá producido la catarsis aplazada desde la debacle electoral de 2011.
De poco sirve el programa ideológico si no se dispone de un líder que lo encarne con credibilidad suficiente para obtener en las urnas el imprescindible respaldo electoral. De ahí que haya quien piense, no sin razón, que el rearme ideológico y programático que persigue el PSOE con esta Conferencia se evaporará rápidamente si no se acompaña de una pronta y profunda renovación de sus actuales dirigentes. Sin ella no se habrá producido la catarsis aplazada desde la debacle electoral de 2011.
Villarrubia, Rubalcaba y López |
La cuestión previa es si los socialistas afrontan ese reto electoral sin haber celebrado primarias, con Rubalcaba intentando liderar esa remontada en busca de una segunda oportunidad, o si lo hacen tras permitir que las bases puedan optar por un líder emergente capaz de conectar con la cambiada realidad social y de devolver la ilusión al antiguo electorado defraudado. Un dilema que no es ideológico sino mero reflejo de la división interna no resuelta en un congreso federal cerrado completamente en falso.
Buena prueba de que no son las divergencias
ideológicas las que dividen internamente a los socialistas, sino las ambiciones
personales de poder, la tenemos en Castilla y León, donde el PSOE se ha fracturado
en torno a dos lideres enfrentados, Julio Villarrubia y Óscar López, que pertenecen al mismo bloque dirigente y no
mantienen diferencia alguna respecto a la política nacional. Les enfrenta únicamente la aspiración de ambos a encabezar el cartel socialista en
las elecciones autonómicas de 2015.
El primero desde su condición de secretario autonómico del partido; el segundo, como portavoz parlamentario y anterior candidato que, como Rubalcaba, no renuncia a una segunda oportunidad. Si ninguno se bate antes en retirada, la pugna habrá de dirimirse en las correspondientes elecciones primarias, en las cuales tampoco ha de descartarse la irrupción de otras candidaturas alternativas.
El primero desde su condición de secretario autonómico del partido; el segundo, como portavoz parlamentario y anterior candidato que, como Rubalcaba, no renuncia a una segunda oportunidad. Si ninguno se bate antes en retirada, la pugna habrá de dirimirse en las correspondientes elecciones primarias, en las cuales tampoco ha de descartarse la irrupción de otras candidaturas alternativas.
Tino Rodriguez |
La división es patente en el seno del grupo parlamentario de las Cortes, en la propia Ejecutiva autonómica y, en mayor o menor grado, en las nueve agrupaciones provinciales, donde se superponen los cainismos locales -en algunos casos endémicos- con los alineamientos en apoyo de López (los más) o de Villarrubia (los menos).
Si esta división interna constituye una gran rémora incluso
aunque se guarden las formas y se le ponga sordina, resulta del todo suicida
cuando la batalla fratícida se produce de
forma descarnada a la vista de todos, como viene sucediendo en el PSOE de León
sin que nadie, ni Villarrubia, secretario autonómico, ni López,
a la sazón secretario federal de Organización, hagan nada por evitar la hecatombe de los
socialistas leoneses.
Uno y otro están contemplando con absoluta pasividad la descomposición del partido precisamente en la única provincia de esta comunidad en la que el PSOE había conseguido imponerse al PP en elecciones generales y autonómicas. No contentos con haber dilapidado aquel capital político, las continuas trifulcas públicas entre el secretario provincial, Tino Rodriguez, y el sector crítico -mayoritario en la agrupación local de León, la más numerosa de toda la comunidad- están desarticulando al PSOE leonés.
Uno y otro están contemplando con absoluta pasividad la descomposición del partido precisamente en la única provincia de esta comunidad en la que el PSOE había conseguido imponerse al PP en elecciones generales y autonómicas. No contentos con haber dilapidado aquel capital político, las continuas trifulcas públicas entre el secretario provincial, Tino Rodriguez, y el sector crítico -mayoritario en la agrupación local de León, la más numerosa de toda la comunidad- están desarticulando al PSOE leonés.
Samuel Folgueral |
Hasta tal punto
se ha extendido la impresión de que Folgueral cuenta con la complicidad del partido, que ha tenido que salir el secretario federal de Ciudades y Política
Municipal, Gaspar Zarrías, aclarando
que el alcalde y los antiguos concejales socialistas permanecen expulsados, sin
que esté prevista su readmisión. Un asunto sumamente resbaladizo sobre el que
López y Villarrubia, que no quieren perder apoyos, prefieren pasar de
puntillas por lo que pueda suceder en el futuro. La posibilidad de que se
reproduzca lo ocurrido en su día en Benidorm es cada vez menos descartable. Al menos
mientras persista, como persiste en sus actuales dirigentes, esa viciada forma de
hacer política que tanto descrédito ha acarreado al PSOE.
elblogdepedrovicente@gmail.com 28-10-2013