Funcas, fundación de las Cajas de Ahorro
(o de lo queda de ellas) acaba de publicar un estudio sobre el impacto de la
crisis en las comunidades autónomas y sitúa a la de Castilla y León entre las
mejor libradas, casi a la altura del País Vasco, Navarra y Madrid, y muy lejos
de la Comunidad Valenciana ,
Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia, que serían las que han salido peor
paradas.
En lo que
respecta a esta comunidad, Funcas, que analiza el periodo comprendido entre el
primer trimestre de 2008 y el segundo de 2013, dibuja un panorama que no se
compadece ni con la realidad social ni con algunos de los datos
reconocidos en el propio estudio. Es cierto que, gracias a la menor dependencia
del sector inmobiliario y al fuerte peso del sector agrario, el PIB no se ha
desplomado en Castilla y León en la misma medida que en otras comunidades. Pero
frente a ese dato, otros indicadores señalan los demoledores efectos
de la crisis en esta comunidad.
El mapa de la crisis según FUNCAS |
El estudio reconoce que en ese periodo se ha perdido
el 16 por ciento del empleo, que la tasa de paro se ha disparado del 9 al 22
por ciento y que el Indice de Producción Industrial ha retrocedido en un 26 por
ciento. Si a ello se añade que en el cuatrienio 2009-2012 Castilla y León es la
comunidad que ha perdido más población (43.636 habitantes) y que en el ultimo
lustro la deuda publica de la
Junta se ha multiplicado por 3,5, el balance es bastante más
crudo de lo que pretende hacernos creer Funcas.
En
realidad el estudio no analiza a fondo los estragos causados por la crisis en
Castilla y León. Y alguno de ellos simplemente no los analiza. Por ejemplo -y
no será porque Funcas no disponga de los datos- el expolio y la almoneda de las
seis antiguas cajas de ahorro de la comunidad. Cuatro de ellas hace tiempo que
han sido engullidas por entidades financieras ubicadas en otras comunidades y
las otras dos, lo que hoy es el banco CEISS, en la práctica intervenido por el
Estado, está a punto de convertirse en una filial de la andaluza Unicaja.
El resultado es que las seis cajas de Castilla y León se han evaporado. Y con ellas cientos de sucursales, miles de puestos de trabajo, una obra social que llegó a superar los 100 millones de euros y los dineros de decenas de miles de ahorradores engañados con participaciones preferentes y deuda subordinada. Un auténtico desastre del que lógicamente prefiere no hacerse eco una fundación dependiente de las Cajas de Ahorro.
El resultado es que las seis cajas de Castilla y León se han evaporado. Y con ellas cientos de sucursales, miles de puestos de trabajo, una obra social que llegó a superar los 100 millones de euros y los dineros de decenas de miles de ahorradores engañados con participaciones preferentes y deuda subordinada. Un auténtico desastre del que lógicamente prefiere no hacerse eco una fundación dependiente de las Cajas de Ahorro.
No se analiza tampoco el alcance presupuestario de la escalada de recortes
sociales en cada comunidad autónoma. Los habrá habido más salvajes en otras
comunidades, pero los hachazos que ha metido la Junta al gasto social están
a la vista. En conjunto, las Consejerías de Sanidad, Educación y Familia disponen este año de 810
millones menos que en 2010. O lo que es lo
mismo: el gasto social ha caido desde entonces en un 12,25 por ciento.
José Antonio de Santiago-Juárez y Antonio Sáez |
Y dos apuntes al respecto. El primero es que hay que tener cuajo, mucho cuajo, para recortar la atención sanitaria a la población rural al mismo tiempo que se sufraga el gran despilfarro del Hospital de Burgos, cuyo escandaloso sobrecoste, unido al beneficio de un 6,9 por ciento anual garantizado a la sociedad concesionaria, ha disparado por encima de los 70 millones de euros el canon anual que estaba previsto en 38. El escarnio es manifiesto.
Juan Vicente Herrera y Julio Villarrubia |
El otro aspecto es que con dicho plan la Junta está aplicando de
forma unilateral y anticipadamente la
Ley de Ordenación del Territorio pactada con el PSOE, sin
esperar a que se apruebe el correspondiente mapa territorial de servicios.
Recuérdese que los socialistas habían amagado con dar por roto el consenso sobre
dicha “ordenación territorial” por considerarla incompatible con la reforma local estatal, la nefasta Ley Montoro. Y que ante esa posible ruptura,
Juan Vicente Herrera y Julio Villarrubia decidieron constituir una comisión
mixta encargada de analizar conjuntamente la compatibilidad entre dichas Leyes.
Pues bien, sin que haya concluido el trabajo de dicha comisión, la Junta aprueba por su cuenta una reforma que altera la atención sanitaria rural antes de fijar ese mapa territorial de servicios pendiente de consensuar en desarrollo de la Ley
de Ordenación. La tomadura de pelo es doble. Por parte de la Junta hacia el PSOE y por
parte de los dirigentes socialistas hacia a los ciudadanos por no denunciar semejante atropello.
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